Capítulo 7: Alojamiento nocturno.
Connor Jones.
—¿Crees que nos volvamos a ver? —pregunto mordiendo una de mis mejillas inferiores.
Ella comienza a pensarlo y mis nervios los siento a flote cuando tarda en responder, pero me relajo cuando ríe levemente.
—Uhm... tal vez, Connor. Pero no te ves un chico de los que les guste el modelaje o... ¿me equivoco? —sonríe enternecida y ladeo su rostro un poco situando su dedo índice y dándole leves toques a este, pensativa.
—En realidad soy modelo y empresario, Gemma —hablo decidido—. Bueno... digamos que cuando son asuntos de trabajo o porque me invitaron cordialmente para ver el potencial de las modelos; asisto —señalo dándole a saber que si me invita a una de sus pasarelas asistiré con mucho gusto y sin opciones.
Espero que haya captado mi indirecta de que quiero verla nuevamente, sin sonar desesperado.
—Eh... ¿podemos intercambiar números telefónicos? —pregunta tímida. No pude evitar estremecerme de ternura hacia ella.
—Eh, no... —Ella me mira avergonzada pero añado—: se supone que el que tiene que preguntar eso soy yo.
Comienza a reír escandalosamente que, por lo tanto, los chicos nos miran confundidos y desconcertado. Cuando ya deja de reír me mira divertida.
—Es un honor, Connor —hizo una reverencia y me sonríe de lado.
Carraspeo mi garganta un poco y la miro detenidamente. Sus ojos brillan divertidos y emocionados a la vez dándole un toque reluciente a su rostro.
—Gemma Stone, es tan amable de darle su número telefónico a este chico que acaba de conocer hace aproximadamente... —miro mi reloj comprobando la hora, pero me fije que solo han pasado minutos y yo lo siento como horas— unos minutos —comento frunciendo levemente el ceño.
—Con mucho gusto, joven Harris —asiente sonriente extendiendo su mano.
—Es usted tan amable, señorita Stone —le extiendo mi móvil el cual anota su número y repico para que ella pueda tener el mío. Me entrega mi teléfono y sonríe—. Eres tan her...
—Connor, tenemos que irnos —me interrumpe Logan ubicando su mano en mi hombro y sonriéndole ligeramente a Gemma.
—Eres un hijo de...
—Excelente trabajo que hiciste allá en la pasarela, Gemma —me interrumpe nuevamente—. Desafortunadamente tenemos que irnos, pero espero que hayas conocido un poco a este tonto —me señala con el pulgar y me da leves palmadas en el pecho.
Ella se limita a asentir y agradecerle por el cumplido de su pasarela. Se despide de nosotros con beso en la mejilla y tuve que contenerme en no llamarla nuevamente.
Es extraño, si. Pero eso no indica en que le estoy siendo infiel a Dakota, en lo contrario, solo quiero verla nuevamente; su cercanía me trae parsimonia y me reconforta en cierta manera como no lo ha hecho Dakota y la verdad creo que me tranquiliza de que no haya sido ella sino Gemma...
—¿Los interrumpí? —pregunta Logan divertido.
Caminamos hacia el auto de Harvey y en la salida del edificio en donde se llevó a cabo la pasarela fuimos fotografiados y bombardeados con preguntas nuevamente que no respondimos ninguno por el tiempo y agotamiento que tenemos cada uno en estos instantes.
Miro a Logan y me acomodo en mi asiento mientras los chicos hacen lo mismo y sacan una botella de agua de la pequeña nevera que trae el auto de Harvey.
—No... —Alargo la palabra—. Claro que sí, idiota.
—¿Pero conseguiste su número? ¿No? —inquiere.
—Obvio. Hubiera hablado más con ella si no fuese porque tú —lo señalo— tenías que entrometerte —bramo negando.
—¿Qué ocurre? —pregunta Leon confundido.
—Al parecer Logan interrumpió a Connor con Gemma, y está resentido por eso —comenta Joe riendo.
—Para tu información Joe, no estoy resentido —aclaro y su semblante cambió radicalmente—. Es que ella me trae tranquilidad, y no lo sé, su cercanía me reconforta.
—Tus cambios de ánimos son tan extraños. Creo que alguien ya se enamoró —canturrea Harvey aplaudiendo.
—Eres un exagerado, Harvey —indico riendo.
—Y tu un jodido extraño, Connor —indica Harvey mostrando una sonrisa en donde se ve su semblante.
(...)
Me encuentro en mi habitación, acostado en mi cama con la mirada perdida en un punto indefinido del techo. No he dejo de pensar en Gemma y todo lo que ocurrió en la fiesta. Su voz, sus ojos, su piel, su sonrisa, su esencia y personalidad me han hipnotizado. Es majestuosa y única, con su rubio cabello que causa que quiera acariciarlo por lo suave que se aprecia. Toda ella me atrae y envuelve.
Me siento en la cama precipitado al percatarme de mis pensamientos. No puedo sentir atracción por Gemma, estoy casado con Dakota y debo solo sentir atracción sólo por ella ¿no? ¡¿No?!
Mi mente es un remolino de pensamientos contradictorios donde mi corazón y cerebro son los protagonistas, y yo el testigo de cada palabra que es dicha por alguno de los dos.
Aparto todo levantándome para tomar mi mochila, que se encuentra a un lado de la cama, y dirigirme al armario, guardando en ella algunas mudas de ropa. Me puse una de mis chaquetas sin importarme que lleve mi pijama de calaveras, la verdad no me importa en estos momentos como este vestido, así sea lo más ridículo y vergonzoso hacia el ojo público.
No puedo continuar en el departamento, solo me trae recuerdos de Dakota y sentimientos confusos por Gemma. Me confunde, pero principalmente mis pensamientos... y sentimientos.
Sacudo mi cabeza y miro la hora, es la una y cinco minutos de la madrugada. Me acelero en terminar mi equipaje improvisado para ir a la casa o los departamentos de alguno de los chicos. Pero... ¿Con quién debería ir?
Leon vive con novia Sophia. Es inadecuado ir a esta hora y molestar a los dos para que me den hospedaje por algunos días, además que prefiero no vivir con una mujer por ahora.
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Editado: 18.12.2020