-Joseph, te has vuelto loco, es un tremendo error-. Joseph se encontraba comodamente recostado en la silla de su escritorio, en su elegante y amplia oficina con una copa de whisky en las manos, su amigo de toda vida Jonathan, insistía en que su decisión era una completa locura, Joseph y Jonathan tenían ambos 30 años y habian sido amigos de toda la vida, sus padres eran socios en algunos negocios y sus madres eran amigas intrañables.
Jonathan había llegado de visita y a solicitud de Clarice, la madre de Joseph y por su propio deseo estaba intentado persuadir a Joseph de no viajar a la ciudad de Guatemala, a ponerse al frente de la construcción de la nueva Generadora de Energía Eléctrica. Era evidente que este proyecto se había convertido en un dolor de cabeza para los socios de Global Energy Inc, y, principalmente para su padre que era el socio mayoritario.
Joseph era un estupendo empleado, un ingeniero joven, pero de gran talento, que había logrado muchos proyectos para la empresa alrededor de latinoamerica; por lo que no podía entender que éste nuevo proyecto no pudiera llevarse a cabo.
-Hay muchas personas que podrían hacer ese trabajo, podrían dedicarse a hacer todas las negociaciones tanto con el gobierno como con los habitantes del lugar, no tienes porqué exponerte de esa manera-. Joseph continuaba en silencio, y, por sus años de amistad Jonathan sabía que no iba a lograr nada..... Joseph ya había tomado una decisión y era hombre de palabra....su padre tampoco estaba de acuerdo completamente pero tampoco deseaba perder ese negocio que esperanzaba tener buenos beneficios para la compañía.
Finalmente Joseph se dirigió a su amigo -Gracias Jonathan.... pero iré y verás que lograré todo lo que hemos planeado-. Se puso de pie, dió una palmada en el brazo de su amigo, tomó su saco, lo colocó sobre su espalda y se alejó hacía el ascensor.
El día siguiente Joseph se encontraba a las 5:00 A.M, en el aeropuerto de Miami, una noche antes se había despedido de su familia y especialmente en el caso de su madre, la despedida había sido muy difici, llena de muchos reproches y temores, sin embargo ahí estaba preparado para tomar su vuelo hacía un país, al que nunca había deseado conocer, jamás estuvo en sus intereses de turista, sin embargo hoy viajaba a ese lugar sin fecha de retorno pero con la convicción de que lograría su cometido.
Después de unas horas de vuelo, Joseph Mackeiham se encontraba en el aeropuerto La Aurora de la ciudad de Guatemala, el piloto que le habían enviado lo esperaba con un cartel en las manos. Era un joven de aproximadamente su misma edad que lo saludo muy educadamente. Su nombre era Felipe González y durante el trayecto hacía el altiplano del país, se enteró de que era uno de los ingenieros de construcción y a falta de personal administrativo, lo habían designado para ser por ese día su conductor.
Durante el trayecto también pudo ponerse al día de los últimos acontecimientos y de los verdaderos riesgos que corría el proyecto de construcción, dejando pensativo un Joseph, acostumbrado a alcanzar todos sus cometidos; sin embago, no pude dejar de admirar para sus adentros, el hermoso paisaje que tenía de frente, pinos gigantes, verdes cipreses y aves que volaban en los alrededores, a lo lejos, una hermosa gruta y por toda la orilla de la carretera un pequeño riachuelo, caminando apresuradamente a la orilla de la carretera también podía observar mujeres, con trajes típicos coloridos y con bebés amarrados a las espaldas con una pieza de tela gruesa que simulaba un cargador de bebé, de la mano llevaban casi corriendo a niños con mejillas sonrojadas por el frio, niños de hermosos cabellos negros, vestidos con camisas a cuadros, pantalones de lona y botas de hule....en fin, el paisaje era bastante agradable y después de todo aquello pudo comprobar que las cinco horas de viaje desde la capital hacía el pueblo, no eran para nada desagradables.