El dolor que Joseph sintió al escuchar al médico sobre su estado clínico no podía compararse con ningún dolor físico, sus esperanzas y sueños se extinguian frente a sus ojos en un solo instante, el médico comprendió su dolor y frustración y quedó en silencio a su lado, aventurándose minutos después. -¿Quieres hacer tu llamada telefónica? dijo. Joseph girando lentamente para quedar frente al médico, con la mirada que evidenciaba cúan roto se encontraba por dentro, finalmente dijo. -Ya no es necesario doctor-.
ALMA
Alma se desmayó frente a los ojos de Juanita y Fermin, aún con el teléfono en mano. -Sebastián- uno de los ingenieros del proyecto le había informado a Alma del fatídico accidente. Cuando Alma reaccionó se encontraba en su recamara; rodeada de su querida Juanita y Florcita, que había escuchado acerca del desmayo de su "mami" y había llorado por estar junto a ella. Por su parte Sebastián al perder comunicación de una manera tan repentina, se había dirigido inmediatamente a la hacienda de Alma. Minutos después que ella había despertado y aún no se reponía de la noticia, Sebastian ingresó a la hacienda; inmediatamente lo trasladaron a la habitación de la patrona; sabían que era lo que ella hubiese querido. Alma estaba en estado de shock, Juanita no comprendía que siendo una mujer tan fuerte estuviese ahora en ese estado tan lamentable, aunque el amor podía "hacer eso y cualquier otra cosa".
-Señora- dijo Sebastian. Ella lo invitó a acercarse con la mirada. -no pude decirle por teléfono que él ya había despertado y aunque aún se encuentra muy mal, se encuentra consciente- dijo. -Ella lo observó con gesto de duda. -Ayer, platiqué con un compañero de labores que fue de visita al hospital-. -¿En que hospital se encuentra? preguntó finalmente.
A la mañana siguiente Alma se encontraba camino al aeropuerto. Había logrado conseguir un vuelo nocturno.-Cuida a mis pequeños Juanita, ¿sábes que son mi tesoro?- dijo Alma tomando de la mano a su nana. -Lo sé mi niña, vete tranquila, yo los cuidaré con todo mi corazón- Alma le sonrió tristemente, recibiendo la misma mirada de ternura de su nana, cuando aún era una niña y perdía algo muy preciado, cuanto esa mirada la hacía sentir su corazón más aliviado, sin embargo, en ese momento, su desperación, y angustia no podía aliviarse, más que al estar frente a su querido Joseph y asegurarse que se encontraba fuera de peligro.