Amor en 1882

4

Londres_ 1882

Junio_ 06

James Calvin

-Pero que has hecho negra!!_ grito la señora mercedes mientras corría al lado de su nieta.

-No creo que sea necesario_ la chica que aun seguía en el suelo levanto su mirada sorprendida mirándome, todos los demás también lo hicieron y un silencio abrumador se instalo en la mesa.

-Señorita Person_ el mayordomo Felix se dirigió a la chica que rápidamente se levanto del suelo y se limpio las lagrimas que no note que había derramado -Recoja sus cosas_ y si me preguntaban a mi se estaba tomando atribuciones que no le correspondían.

-Person..._ repitió la señora Margaret que se había limitado a consolar a su hija -¿Eres hija de Heinks Person?_ esta vez se dirigió a la chica con un deje de sorpresa, la mucama se limito a asentir y luego agacho mas la cabeza si se podía.

La mucama camino unos pasos antes de ser detenida por la señora Margaret.

-Podrías perdonarle esta ofensa a la hija de uno de tus sirvientes mas fieles, padre_ esta vez miro a su padre que no había articulado palabra, su esposo la miro y se acerco a ella que seguía con llorando en su hombro.

-Mi amor no creo que sea prudente...

-Fernando deja que mi padre decida si es prudente o no_ dijo la señora Margaret con la mirada puesta en la chica, todos volteamos a ver al señor Coors que miraba a su hija con curiosidad.

-Fue un accidente que le puede pasar a cualquiera_ repuso el señor mirando a su mayordomo que intento hablar pero fue cortado inmediatamente por la mano del señor.

Rosalie corrió y su abuela la siguió mirando mal a su hija y esposo en el proceso.

-Gracias_ susurro la chica aún parada con ojos llorosos y la cara sonrojada.

La señora Coors volvió con la mirada hecha furia mientras los demás aún estábamos en el mismo lugar.

-Deberías estar agradeciendo de rodillas, mira como esta mi nieta por tu culpa_ señalo la puerta por donde ambas habían pasado antes, la señora recibió una dura mirada de su marido que la encogió y no agrego nada mas.

-Pero solo es un vestido_ agrego inocentemente y todos la miramos sorprendidos, yo esboce una sonrisa tratando de evitar reírme a carcajadas de la escena tan caótica.

Heinks Person

[Cobardía]

Claro que me sentía como un cobarde, y habían pasado dos días desde que ella llego y justamente dos días desde que la evito a toda costa, no es que no quisiera verla, todo seria mas fácil si verla no trajera recuerdos y con ellos preguntas que no podre responder, e pensado en decirle la verdad aunque lo mas seguro es que no me perdone jamás y probablemente su madre quiera hacerle algo a christina y eso jamás lo permitiré.

Por eso caminaba a pasos apresurados para llegar a la cocina y hablar con mi hija sobre lo que paso en el comedor.

-¡Heinks!_ mis pies pararon su andar al reconocer la voz que me llamaba y se apresuraba a alcanzarme, oír su voz nuevamente era como música para mis oídos pero aun así una parte de mi no quería oírla porque eso me traería problemas.

Tome una bocanada de aire dándome mentalmente ánimos para girarme a verla.

_ Señora Pulitzer_ sonó mas como un reclamo que como un saludo pero no preste atención a mi tono frio, en cambio puse mi atención en ella que seguía igual de hermosa y terca, un escalofrió recorrió su espalda y cerré mis ojos para abrirlos al instante y enfrentar su poderosa mirada _ Desea algo mi señora_ sintió un mal sabor al hablarle tan formal, pero es así como debió ser desde un principio.

_ Solo quería saber como estaba, por lo visto muy bien_ dijo Margaret mientras le mostraba una de esas sonrisas de las cueles el nunca había aprendido a resistirse.

_ Estoy bien, gracias por su preocupación señora_ aun en mis nervios logre formular una palabras cortantes, mientras intentaba caminar nuevamente a mi destino.

_ Tu hija es preciosa_ dijo ella mirándome con tristeza, casi se me corta la voz pero aun así no me torcí.

_ La suya por igual mi señora, ahora si me lo permite tengo que llegar a la cocina_ Margareth asintió con la cabeza mientras juntaba sus manos nerviosamente, asentí con una simple reverencia y la deje en el pasillo casi corriendo a la cocina donde mi hija charlaba con Alice muy animadamente.

_ Padre_ christina se abalanzo a abrazarme cuando me vio atravesar el lumbral de la puerta, agarre su cabeza entre mis manos y bese su frente cariñosamente .

_ Ya supe lo que paso hoy y quiero que te mantengas lo mas alejada posible de los señores, entendido, solo harás lo que te pidan y nada mas_ christina asintió con la cabeza gacha mientras me escuchaba atentamente, el regaño era por su seguridad porque el sabia que ella no lo consideraba un error de su parte y quizás nunca se disculparía por algo que no hizo, su princesa era demasiado obstinada pero tenia que aceptar que ella lo estaba tomando de la mejor manera.

_ No quiero tener que elegir entre mi trabajo y mi mas preciado tesoro, porque siempre te elegiré a ti_ ella sonrió y me abrazo mas fuerte.

Ese dia estaba por terminar aparentemente sin ningun problema a la vista y asi esperaba que pasaran el resto de dias y meses en los que mi hija se encontraba bajo las mismas paredes que esas personas que tanto daño le han hecho, de algo yo estaba seguro y es que protegeria a mi hija de cualquiera que le hiciera algun daño, es lo mas importante para mi, lo unico que queda de aquel amor del que solo quedan cenizas...

O eso pensaba heniks.




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