Entrenaba con mis abuelos, iba a clases con Gilda de guardaespaldas y a pesar de vivir una vida que parecía normal, no encontraba mayor satisfacción que cuando hablaba con Rosmayri. Ella era la hija de mi tía Nathaly; la hermana de mi padre y a la vez hija de mi tío Jhokey; hermano de mi madre.
Mis padres no tenían tiempo para mí, así que me crie con mis abuelos: Nathalia y Kingston. Ambos me instruyeron en el arte de la espada, me enseñaron a valorar y cuidar a la familia, a los amigos y lo que tenía. A pesar de ello, me creció en el corazón un resentimiento por mis padres, por no haber estado ahí en mis cumpleaños, cuando gané mi primer enfrentamiento, cuando pasaba de curso, en mis días de miedos... En definitiva, eran una mera foto en la repisa.
En la isla comenzó a aparecer unas creaturas demoníacas, que pretendía acabar con todo a su paso. Pero, al parecer buscaban algo o a alguien.
Como mi entrenamiento no era más profundo que el de Gilda, ella me cuidaba de dichas bestias.
Un día nos dimos cuenta qué era lo que buscaban las bestias; a Rosmayri. Ella poseía un poder que provenía de otro mundo, de una diosa llamada Aurora.
Cuando me enteré de la noticia, no me separé de ella. Sentía una atracción que ni la gravedad del centro de la tierra podría compararse. Era muy joven para conocer el amor, pero bastante maduro para defender lo que quiero.
El que ama debe saber dejar ir cuando es oportuno. Esta frase tuve que comprenderla por las malas.
Estábamos reunidos en el centro de la casa de mis abuelos y del piso salieron algunos 30 seres demoníacos y entre ellos uno que tomó a Rosmayri por el cuello. La pelea se puso intensa, aunque nadie pudo detener al demonio de sus planes perversos. Exclamó tomando el último aliento de mi prima:
—¡Esperamos por mucho tiempo!
Nadie pudo salvarla. Mis fuerzas no fueron suficientes para llegar a ellos. Mientras se desvanecía en el aire y caía el cuerpo de Rosmery al piso, mi mano derecha se extendió buscando alcanzarla.
Cayó entre mis manos su cuerpo sin alma. Mi grito estremeció no sólo la isla, sino todo el planeta, el cielo y hasta el infierno. No pude con la resignación y mi rabia despertó un nuevo poder en mí. Después de tanto llorar, me desaparecí. Prometiendo que lo atraparía y lo haría pagar por la vida de Rosmery.
Navegué por el espacio-tiempo buscándolo y entrenando, desafortunadamente no lo encontré.
KING
La noticia llegó a nuestros oídos. Aunque nos dolió, más le perturbó a Nathaly y a Jhokey. Al saber que su hija consentida había fallecido, cayeron en la desesperación y en la frustración. En el entierro mi madre me vio y me regañó:
—¡Tú también has perdido a tu hijo!
Mi mente aclaró treinta años de oscuridad y quince de paternidad.
Caí en la cuenta de que no había sido el mejor padre, porque le di más importancia a la necesidad de otros que a la de mi propia casa. Me dolía saber cómo se sentí mi hijo. Comprendía su dolor.
Después de un mes de lo sucedido, me ofrecí con mi equipo a buscar en cuerpo y alma al tal demonio. Se me unió Gilda con la esperanza de que podríamos encontrar a Brayan.
GILDA
Mi madre se enamoró a primera vista de King, sin embargo, no fue correspondida. Se casó con Joph
Y me tuvo a mí, con la obligación de que debía entregarse en todos los sentidos a la vida de King, me dio la responsabilidad del fruto de él, es decir, de Brayan. Mi madre quería que lo protegiera, sabía que su padre no estaría cerca, así que, necesitaría de alguien.
Ahora está sólo allá fuera, triste, enojado, rabioso y dolorido. Debería de estar a su lado para que su sufrimiento no sea más trágico.
El estudio intenso de Zuly sobre los demonios nos facilitó la búsqueda. Se trataba de un grupo de seres encerrados en una dimensión por la madre de la diosa Aurora. La única forma de ellos ser libres era con el poder de Aurora y al conseguirlo andan libres por el multiverso.
Seis meses pasaron bajo una búsqueda intensa. El caminar entre diferentes razas, culturas, pensamientos y diferentes formas de vida, desarrollé mi poder mágico, con el fin de poder ayudar a Brayan. Mi mente no estaba en encontrar al demonio, eso no me valía de nada, pero encontrar a Brayan, era mi objetivo. Con el poder de King de navegar entre los mundos nos facilitaba la búsqueda.
La manera en cómo desapareció Brayan, era inexplicable. Si se le diera una explicación sería que obtuvo un nuevo poder mágico capaz de atravesar el espacio-tiempo.
King estaba decidido en encontrar al demonio. Se culpaba en parte de lo sucedido. No se había perdido una hija, también se perdió un hijo.
Nos encontrábamos en un planeta, que según Zuly era atractivo para los demonios. Pues, allí encontramos al tal demonio, su presencia era igual a la de Rosmery. Así supimos que era él.
Estaba distraído devorando un unicornio. Nos acercamos, intentando rodearlo. Pero cuando decidimos atacar, llegó Brayan y con un limpio movimiento, le cortó la cabeza.
King pensaba disculparse, pero Brayan siguió su camino.