"Algo tan simple como que yo voy en ti y tu vas en mí, como dos piezas que encajan perfecto"
Querer querernos - Canserbero
Encajar.
"...Tratando de buscar explicación alguna para todo esto del amor, las casualidades, el destino, las mariposas y todo ese alboroto de emociones dentro de mí que me carcomían el alma e inundaban mi mente con un océano de ansiedad insaciable, me detuve en un punto de mis pensamientos donde me di cuenta que la única explicación es que no hay explicación concisa para describir detalladamente todo es asunto, que la vida no está hecha para una sola persona, es demasiado difícil caminar solo, que estamos destinados a encontrarnos con alguien que nos complete cuando nos falte un trozo, que nos llene cuando estemos vacíos, que nos sume lo que nos falta. Alguien con miedo de perdernos, miedo me vernos con otra persona. "
O simplemente eso pensaba, hasta que por carne propia me tocó vivir y llorar para entender que no necesitamos que alguien nos complete; nacimos llorando, pero siempre hemos estado completos.
—No sé porqué te quiero, no se porqué llegaste así a mi vida, si antes ni me conocías, y yo era una persona soli... —No lo dejé hablar lo interrumpí, ¿Acaso yo no aclaraba sus dudas? ¿No llenaba sus más mínimas expectativas? Creí que le hacía entender lo suficiente que era capaz de entregar todo por él; incluso aquello que no poseía y soñaba con tener. ¿Acaso me seguía viendo como un pedazo de carne?
Esa siempre ha sido una de mis inseguridades más grandes, mi gigante más temido; me aterra que la sociedad me vea como un simple pedazo de carne, como materia inerte que no está ahí para nada más aparte de cumplir una función; como un objeto, o un simple utensilio de cocina, tenía miedo de ser vista como un plato desechable cuando estoy dando todo de mi para sentirme como una copa de cristal; y así de frágil y vulnerable he sido, tan quebrantable como el vidrio y tan valiosa como el oro o el diamante; hasta más, me niego a creer que puedo ser pagada y esa es una de las razones principales de mi vida, demostrar que cada uno de mis huesos están ahí para mucho más que cumplir una función, para más que solo sostenerme.
Quiero demostrar con mi vida y con mis hechos que no soy un pedazo de carne, que no soy frutilla picada, que me amo, aun si mi cara no permanece siempre igual; aún si mi figura no es como la que venden en Instagram, o si mi cuerpo es delgado e imperfecto, con manchas ondulaciones indeseadas.
Me amo con las catorce espinillas en mi frente y los incontables puntos negros de mi nariz.; así aprendí que lo que no necesito en mi vida, mi cuerpo lo desecha por instinto propio, aunque duela, hay que sacar de raíz aquello que más tarde puede matarme.
Estoy orgullosa de mis cicatrices, encantada de tener estrías; mi cuerpo no aguantó tanta poesía en mi interior, así que explotó y ahora mi cuerpo es también un lienzo imperfecto de letras que llenan cada espacio vacío de mi anatomía.
Cada centímetro de mi piel tiene un valor impagable, cada fragmento de mí grita lo que con mi boca no puedo describir y lo que en el papel no puedo hacer. ¡Hago poesía con mi cuerpo, hay energía brotando de todo mí ser!
Es tan difícil de entender; vaya persona complicada, y de cierto modo, eso mantenía mi alma intranquila y turbada.
Constantemente me he sentido incompleta e insuficiente; vacía, porque lo mucho que doy no alcanza para complacer a nadie y llega el momento en el que das todo de ti y sientes que ya no tienes más nada que ofrecer.
Sé que es una persona con todo un pasado sombrío y profundamente turbio y traumatizante; lo sé por el terror que ocultan sus pupilas cuando cuenta sus experiencias, por el grito de ahogo de su mirada y la fuerza con la que se tensaba su mandíbula, que tuvo que caminar sobre clavos calientes al enterarse de que sus padres no eran su familia biológica, tal vez se sintió traicionado, tal vez se sintió solo cuando le dijeron que su madre biológica tiene once hijos, y que su padre murió antes de que él fuera concebido.
Y no es que yo fuera una completa insensible, su dolor me dolía de manera sobrehumana y me carcomía internamente la existencia; me hacía darle vueltas a miles de asuntos en mi cabeza.
También confieso que en muchas ocasiones en la que me sentí incompleta y permití que me diera de sus trozos fue cuando todo esto se transformó en dependencia emocional; era fuerte, difícil.
Me duele profundamente tener que mirarme al espejo y esperar una proyección de felicidad genuina que no recibo ni en una dimensión paralela a la que vivo; me sentía falsa, no era honesta ni conmigo misma y ninguna de mis facetas era real ni genuina, me costó y me dolió darme cuenta de que muchas veces justifiqué muchas de sus actitudes negativas con su pasado y su mal carácter, confieso con toda mi alma que quise entenderlo, que quise comprender el dolor que transmitía; que quise atender a los llamados de socorro que sus ojos me gritaban a miradas ciegas, quise escuchar risas que tapizaran sus jadeos de dolor, aun cuando él me había reabierto heridas que pensé que habían cicatrizado por completo, aun cuando me hacía llorar en las madrugadas y yo lo perdonaba incontables veces. Cuando solo utilizaba todo aquello que había vivido para victimizarse y hacerme sentir que no había sufrido nunca y que mi dolor era solo un rasguño comparado con las marcas de su piel; le restaba importancia a mi dolor y si, sentí en muchas ocasiones que un pedazo me faltaba y él me completó, cuando yo en su lugar hubiera dado todo por ayudarlo a encontrar dentro de sí mismo todo aquello que sentía que había perdido, hubiera dado todo porque a tiempo se hubiera dado cuenta de que cada golpe fracturaba algo en mi interior que no sanaría hasta que me cansara del mismísimo dolor incierto que me causaba el infierno de sus manos; la llama de su piel me hacía caer y soñar con un mundo perfecto, ese que jamás tendría a su lado porque si hubiera podido, hubiera respirado hasta el oxígeno que me correspondería consumir a mí, mientras yo muero asfixiada.