Amor en la oscuridad

El chico misterioso

Desperté en mi habitación, el mismo techo aburrido y mi cama cómoda y caliente, mis posters y adornos favoritos, con mi banda favorita de música estaban justo frente a mis ojos, todo parecía haber sido solo una pesadilla, y lo creería si no fuera porque tenía ese yeso en mi tobillo. ¿Qué había pasado anoche? ¿Cuánto tiempo dormí? ¿Por qué Jung Kook me había tratado tan mal en esa fiesta? ¿Qué sensación me hacía sentir tan incomoda con lo que él había dicho?

            −Por fin despiertas Melantha, ay, si Jung Kook no fuese un vampiro tan antiguo ya lo estaría cazando −era la voz de Adara−. Estuviste inconsciente por al menos una semana, te trajeron en un avión privado de Seok Jin.

            − ¿Dónde está Jung Kook? −pregunte sin prestar mucha atención a lo que Adara decía.

            −Le dije que no vuelva a acercarse a ti después de traerte casi muerta −respondió ella furiosa−. Perdiste tanta sangre que casi mueres, me contó todo lo que paso en esa fiesta de sangre y la verdad no puedo creer que Jung Kook te haya llevado a un lugar tan horrible.

            −Creo que él no sabía que harían una fiesta de ese tipo, y menos su propia sobrina que es humana −repliqué en defensa de Jung Kook−. La verdad no entiendo cómo ella puede hacer esas cosas sabiendo que Jung Kook ni siquiera es vampiro porque él así lo quisiera.

            −Melantha lo cierto es que muchos de los familiares de vampiros que no son convertidos sufren algo llamado “síndrome del mortal” −comentó Adara−. Son familiares que siente una necesidad de demostrar que son familiares de algún vampiro porque quieren ser uno, aunque no es muy permitido que se los convierta porque fomenta el problema mental.

No dije más, tenía sentido de alguna forma, cuando le había visto me parecía un poco extraña y fuera de sí misma, con una mirada tan perdida, y solo era ver como miraba a los vampiros invitados, al propio Jung Kook, con una admiración enorme, siempre tratando de que él la viera ser parte de esa gente tan rara.

En la noche ya me sentía un poco mejor, el tobillo no dolía tanto, pero no era una señal de que estuviera sano, solo era que ya no estaba tan mal. Decidí levantarme para acomodar mis cosas ya que al día siguiente sería el regreso a clases después de la pequeña vacación de navidad. Tomé mi laptop y la metí en mi bolso junto a dos libros, solo eso necesitaba, ya todos los trabajos estaban entregados.

            −Me alegra ver que ya puedes apoyarte en el pie por lo menos un poco −era la voz de Jung Kook esta vez, el susto hizo que cayera en la cama−. Lo siento, no quise espantarte, te traje algo para disculparme por llevarte a una fiesta de sangre, debí saberlo, Ji Sung tiene el “síndrome del mortal”.

            −No tienes que darme nada, en realidad me gustaría más una disculpa de tu parte −dije tajante y seria−. No por tu comportamiento, sino las cosas que dijiste de Ji Min y mi enamoramiento por él.

            −Él no es el indicado para ti, es un vampiro y podría matarte si se descontrola −respondió él−. Sólo estoy ayudándote a ser más consciente de la situación.

            − ¿Realmente es eso Jung Kook? ¿O quizás tu odio hacia mí te volvió a ganar? −pregunté irritada.

            −Yo no te odio, y deja de pensar que hay dobles intenciones, no sé por qué me esfuerzo contigo −respondió Jung Kook cerrando el puño−. No eres más que una niña estúpida y llorona que cree conocer a los vampiros.

Salió por la ventana de un salto y yo decidí solo acercarme para cerrar la ventana, todo esto era una verdadera tontería para mí, las diferencias que solían hacer los vampiros como Jung Kook con los humanos me molestaba de sobre manera, si pudiera hacerle entender que solo la mortalidad nos hacía diferentes para mí no me trataría de esa forma tan cruel.

 

Sin embargo, los años me hicieron callar, cuando un día todo explotó, más ataques estaban pasando en el mundo, morían muchos humanos y siempre a manos de vampiros que parecían no poder controlar su sed de sangre, los chicos se notaban cada vez más preocupados por estas cosas, ya que los gobiernos del mundo habían decidido controlar mucho más a todos los vampiros sacando un toque de queda para todos, aunque para ellos era más estricto, además les entregaban armas como electrochoque a humanos, era algo molesto para ellos.

Exactamente pasaron dos años y nada parecía mejorar desde la vez que yo me había convertido en presa de Jung Kook, él se portaba como un amigo, pero también era la persona que más me insultaba cada vez que podía, y eso afortunadamente me había acercado más a Ji Min que me consolaba con palabras amables disculpándose por el mal comportamiento de su amigo. Parecía que eso solo hacia enojar más a Jung Kook, pues sus malos tratos solo empeoraban cada vez que me veía con Ji Min.

Además, ahora que estaba en mi primer trabajo ejerciendo mi carrera en una editorial como la diseñadora aprendiz me estaban pasando cosas muy extrañas, pues sentía que alguien se la pasaba siguiéndome y vigilándome desde lejos. Adara decía que solo era mi imaginación, pero yo no lo creo de esa forma, alguien si me perseguía y eso se lo decía siempre a los chicos, el único que parecía escucharme e inquietarse sorpresivamente era Seok Jin.

            −Quizás la persona que tú dices que te persigue es solo un pervertido al que le gustas −bromeó Adara mientras se arreglaba para su cita−. Si te inquieta mucho, puedes pedirle a Ji Min que venga a ver una película contigo y haces tu movimiento para conquistar a ese bombón.




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