Amor en la oscuridad

Sí, te amo

No pude dormir en toda la noche, no sabía si se debía al veneno en mi cuerpo o era por la presión de tener que prepararme para ser mordida y convertida por Jung Kook. La manera en que decía las cosas me hacía sentir un horrible y asqueroso sentimiento de ser aplastada por la preocupación de ser otra cosa a la que no estaba acostumbrada. Mi madre estaría de mi parte eligiera lo que eligiera, pero también existía la posibilidad de que ella estaría decepcionada al elegir lo contrario a lo que ella deseaba para mí.

Suspiré lentamente suplicando que mi mente me dejara dormir esta noche, sin embargo, no lo hizo, no me obedeció en lo más mínimo, por el contrario, me invadió con pensamientos románticos junto a Jung Kook, y otros pensando en Ji Min sintiendo celos, algo tan utópico para mi corazón ¿ahora hasta los deseaba a los dos? No podía ser posible. Me sentía sola sin Adara, ya no podía contarle a nadie cómo me sentía, lo que pasaba por mi cabeza, ahora todo era solo mío.

−Adara tiene que pensar las cosas y tú deberías dormir para recuperar energía −era la voz de Jung Kook que venía de la ventana−. Aún eres humana, por lo menos debes descansar seis horas.

− ¿Qué haces en mi habitación, Jung Kook? −pregunté irritada−. ¿No te enseñaron que esto es indecente en tu tiempo? Entrar a la habitación de una mujer sola.

−Oh ¿entonces Ji Min si puede hacerlo y yo no? ¿qué tiene él que yo no puedo hacer lo mismo? −preguntó él con indignación evidente en la voz.

−Él no hace cosas que me molestan, como dejarme de hablar o ser cortante conmigo −repliqué rápidamente mientras me levantaba de la cama−. Y para tu información, sí intento dormir, solo que parece que mi cuerpo no está tan cansado para dormir tranquila, haré algo de ejercicio −caminé hacia la puerta.

−No lo hago para hacerte sentir mal, Melantha −dijo Jung Kook poniéndose en mi camino−. Dijiste que seamos amigos y eso es lo que hago, puse en peligro tu vida y lo mejor es que no beba demasiado tu sangre, solo hago cosas por tu bien y protección −me tomó de la mano.

−Solo parece que quieres confundirme y ahora me parece que esta es una de tus estrategias para que no acepte la conversión −respondí agitando mi mano para tratar de soltarme de su agarre−. Si viniste a convencerme de no regresar a mi naturaleza porque te lo pensaste mejor, vete de aquí porque no voy a cambiar de parecer.

−No vine a eso, vine porque odio esta situación, sé que me amas como yo a ti −susurró en mi oído−. Pretendes que no me dé cuenta de ello, pero la verdad es que, si me correspondes, solo no quieres aceptarlo y yo te lo puedo probar.

Hizo un movimiento muy rápido y sus manos estaban en mi cintura, con un agarre fuerte pero controlado para la fuerza de un vampiro, me acercó a él y me besó. Nuevamente por un momento quedé en shock, tratando de pensar en por qué estaba haciendo esto, mi parte más racional y caprichosa me gritaba que lo mejor era alejarme y sacarlo de mi habitación, pero la otra solo deseaba continuar, esa era más fuerte que la anterior.

Subí las manos hacia su cabeza, acaricié su cabello y su mejilla, ya no había marcha atrás, yo estaba cediendo a lo que él me pedía a gritos, lo sabía, él quería que yo aceptara que lo amaba y mi cuerpo lo estaba haciendo, me estaba traicionando, esta vez ese aroma dulce no me afecto, no me sentía ebria con su aroma ni su voz, estaba consciente de sus intenciones y de lo que yo estaba aceptando hacer con él en ese momento.

− ¿Lo ves? Sientes algo por mí y lo sé porque Nam me dijo que el encanto de los vampiros ya no te afecta −dijo él dejándome tomar aire por fin−. Ese fue tu principal problema hace unos días cuando te besé, dijiste que temías que lo nuestro no fuera real por los encantos que tengo, esta es la prueba de que es amor −de nuevo me besó, esta vez más tierno y corto.

Me aferré a él para seguir recibiendo sus besos y caricias, no quería parar ni una sola vez, tenía que seguir ahora que sabía que no me estaba dejando hechizar, lo acaricié como si no fuese algo real. Me di cuenta que sus manos acariciaban mi cintura, mis caderas y poco a poco bajó la mano hasta conseguir que mi pierna estuviera aferrada a su cintura, me ayudó a impulsarme para agarrarme con ambas piernas a su cintura. Me recostó en la cama con suavidad, pero tanta delicadeza me estaba volviendo loca, como si creyera que con cualquier toque me fuera a romper los huesos, mi cuerpo ya no era el normal de un humano, un poco de fuerza no me haría daño.

−Jung Kook, cariño, estoy bien, no soy tan frágil, no me romperé si me tocas un poco más −dije jadeando en su oreja y acariciando su mejilla.

Él sonrió con un toque pícaro en los ojos y obedeció, apretó con un poco más de fuerza mis piernas y cintura, solté un gemido y eso pareció dejarlo encantado consigo mismo, porque siguió besando mi cuello y bajando poco a poco hasta el busto, empezó a quitarme la ropa con cuidado y paciencia, estaba jugando con mi paciencia, eso no me dejo ninguna duda, pero yo no iba a soportar tanto juego, yo deseaba llegar esta vez hasta el final que él deseara de mí, estaba dispuesta a romperme un hueso con tal de sentir el placer que podía dejar un vampiro.

−Quizás sería más prudente detenernos hasta que seas un vampiro completo −dijo en voz baja deteniendo sus manos antes de quitarme el brasier−. Si me paso solo un poco en fuerza puedo romperte costillas o algo más, si mis instintos me rebasan podría morderte y dejarte sin vida.

−Eso no lo sabemos, quizás mi cuerpo ya no es tan frágil como de todos los humanos −respondí esforzándome por mantener mi respiración normal−, solo tenemos que probar hasta donde es nuestro límite y controlarnos.




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