Todos somos trenes en la vida de alguien, algunos de nosotros quizás tengan una buena vista durante el trayecto y otros quizás te brinden un servicio tan malo que te dejen sin ganas de volver a subirte a un tren, unos viajes duran tanto que hasta llegan a aburrirte y te bajas antes de llegar a la parada, sin embargo, otros viajes son tan bonitos que los repites todas las veces posibles. Cuidado con esos trenes, llegará un punto en el dejarás de disfrutar del trayecto porque ya no sientes la misma calidez que la primera vez que te subiste, no verás esos paisajes que te cautivaron ni sentirás la brisa entrar por la ventana, y no importa cuántas veces tomes el mismo tren, en la misma parada, a la misma hora, no importará, no volverás a sentirte igual. Sólo tienes que subirte a nuevos trenes, así conocerás nuevos paisajes que te cautivarán y sentirás esa brisa que tanto añoras.