Amor entre rejas

Capítulo 1 - Operación: el Delfín -

-Joder, ¿qué hora será? - dije con voz adormilada.

Miré el móvil que se encontraba en la preciosa mesita de noche que me había fabricado mi padre como regalo para mi nueva casa.

Tenía cinco llamadas perdidas por parte de Jorge, mi compañero de trabajo, además de ser mi superior.

“Joder, ¿qué habrá pasado?”, pensé preocupada, ya que era mi día de descanso y además el reloj señalaba las cinco de la mañana.

-Hola Vanesa- me contestó rápido.

-¿Qué pasó?

-Necesito que vengas a trabajar.

-¿Ahora?

-Sí, levántate y despéjate que te necesito preparada.

-¿Qué pasó? - volví a preguntar con la esperanza que me contestara con más detalles.

-Ven y te actualizo sobre todo, date prisa que no tenemos mucho tiempo.

-Voy- dije y colgué.

Me vestí rápidamente y preparé un café que habría gustado en el camino hacia la comisaría.


 

-Buenos días, Vanesa- saludó mi compañero que estaba de guardia a la entrada.

-Buenos días - dije subiendo las escaleras.

-¡Por fin estás aquí!- exclamó Jorge.

-Más rápido imposible- confesé.

-Estoy preparando varias patrullas.

-¿Qué pasó?

-Hay una importante entrega de droga en unas tres horas.

-¿El Delfín?- pregunté sorprendida.

-Así es, después de meses detrás de él ya lo tenemos casi en nuestras manos- dijo emocionado Jorge.

Estuvimos mucho tiempo sobre esa investigación, intentando relacionar diferentes narcotraficantes de la provincia, pero no habíamos conseguido llegar a una entrega.

-Ya lo sabes, ¿no?- me preguntó Jorge.

-¿Qué?

-Que si sale todo según los planes tendremos mucho trabajo, el Delfín es solo un peón para llegar a los grandes jefes, es un gran paso adelante, pero no acabará con él.

-Ya lo sé- afirmé.

-Te quiero en mi equipo, iremos a su casa en una hora, habrá pruebas importantes, mientras que el equipo cuatro irá por mar.

-¿Irán con un barco?

-Sí, pero nada de vigilancia ni que pueda llamar la atención, hay un arrastrero justo a la salida del puerto, listo para zarpar, lo usaremos- explicó.

-Sí, me parece genial- dije sorprendida de la rapidez con la cual se había organizado todo.

-Preparémonos que ya es casi hora de salir- dijo Jorge cogiéndose la chaqueta.

Revisé que tenía todo lo necesario para la operación y le seguí.

-Es muy probable que en su casa encontremos su mujer y su hijo menor, entonces iremos con cautela, tocaremos la puerta un par de veces, si no quieren abrir nos tocará hacerlo nosotros- me explicó Jorge.

-Vale, pero, el niño se quedará con la madre, ¿no?- pregunté turbada.

-No te lo puedo asegurar, los servicios sociales serán alertados y harán su labor, ese asunto ya no es nuestro.

No dije nada, solo pensaba en que una pequeña criatura y su madre habrían tenido que pagar las consecuencias de un padre egoísta e ilegal.

 

El viaje hasta la casa del Delfín fue silencioso, en el aire se notaba una cierta tensión por parte de ambos: Jorge estaba nervioso porque no quería que nada ni nadie estropease aquella especial operación y yo estaba ansiosa para saber cómo podía acabar, muchas personas habrían perdido todo, aquella mañana.

 

Din don. Jorge tocó unas cuantas veces antes de decidir entrar con fuerzas.

Mis manos temblaban, pero no obstante esto conseguí sacar mi pistola y apuntar a la puerta con firmeza.

-Vamos. - dijo Jorge tirando abajo la entrada de madera, pero lo que vimos enseguida era muy diferente de lo que nos esperábamos.

 




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