Amor Eterno #1 - Todos los caminos me llevan a ti - Editando

Capítulo 6 - LADRÓN

 

 

LADRÓN

 

 

Hoy es la final de la Champions, hoy es la final en Cardiff y el Madrid… ¡El Madrid está en la final! Y por consiguiente yo también. Creo que son sucesos en la vida que no puedes perderte, no puedes hacerlo.

No he vuelto a saber nada de él desde hace un par de semanas, desde que nos encontramos en Mallorca. Él me ha estado llamando todos los días al móvil pero no lo he cogido. Aún sigo preguntándome cómo consiguió mi número, aunque creo que los culpables son nuestros padres. Pero no puedo reprocharles nada, ellos quieren que volvamos a ser los de antes.

Gilberto me envió una entrada para el partido de hoy, con sus respectivos billetes de avión, hace una semana. Y esta vez no lo he pensado dos veces. Parece surrealista, ¡es surrealista!. Pero es su carrera, su profesión, su sueño. Ni siquiera recuerdo las veces que me habló de este momento cuando éramos pequeños, probablemente un millón. Y hoy por fin se va a cumplir.

Ahora que lo pienso, creo que el que tiene más ganas de que arreglemos las cosas es su padre. Hemos estado hablando bastante durante estas semanas y siempre ha terminado por preguntarme lo mismo. Qué nos pasó. Quiere que yo se lo cuente porque Marco no le ha dicho nada. Pero termino por decirle que yo no soy la persona más indicada para hacerlo. Podría hacerlo la verdad, pero yo no soy una persona vengativa y quiero darle la oportunidad de que se explique.

 

El partido comienza y estoy atacada de los nervios. Es como una montaña rusa de emociones que no cesa de subir y bajar. Disfruto de cada momento, vibro con el público y me entrego completamente al partido.

De repente, en la segunda parte, hacia el final del partido, lo veo preparado para entrar al campo y cuando salta, no puedo más que quedarme sentada en mi butaca emocionada. Las lágrimas se me saltan cuando mete el gol, ese gol que culmina todo un gran año de trabajo y esfuerzo. No puedo estar más contenta y orgullosa de él por conseguirlo.

 

El árbitro pita el final del partido. El Real Madrid gana cuatro goles a uno a la Juventus. Y se desata la locura en el campo, los familiares saltan para darles su apoyo, pero yo soy incapaz de hacerlo.

Al final opto por ir a los vestuarios, en concreto el del Real Madrid, para así poder llevar a cabo lo que he venido a hacer aquí.

Justo cuando diviso la puerta, una mano me agarra con fuerza en el brazo, clavándome las uñas,  impidiéndome avanzar.

—¿Qué? —digo desconcertada, mientras me giro para ver a la persona que me tiene agarrada de esta forma—. Suéltame —digo con furia en cuanto veo quién es.

—¿Qué coño estás haciendo aquí? —me pregunta enfadada.

—A ti no te importa lo que haga o deje de hacer —respondo de igual forma mientras me suelto de su agarre.

—Ni se te ocurra acercarte a él —me sigue diciendo mientras se pega a mí en un intento patético por intimidarme.

—No te preocupes por él —me río—, no pienso acercarme a él, no puedo —sigo hablando—. Porque si no recuerdo mal, tú misma te encargaste de que así fuera —la miro desafiante porque no pienso dejar que me haga pequeña, no más.

—Te estoy advirtiendo —me dice amenazadoramente.

—¿Me estás amenazando Marina? —pregunto con una sonrisa en mi cara—. Te recuerdo, por si lo has olvidado, que puedes ejercer toda tu influencia o poder sobre tu novio, pero que conmigo no vas a poder. Yo lo sé todo, así que déjame en paz —le advierto.

— ¿Sí? —es ahora ella la que me mira divertida—. ¿Y de que te ha servido? —me pregunta ahora riéndose de mí—. Solo conseguiste que no te creyera, que pensara que eras una mentirosa. Y él sigue pensando así—me sigue diciendo.

—Hasta que un día Marco abra los ojos y vea cómo eres en realidad. Y créeme, lo hará, y tú quedarás en el olvido —respondo alzando la cabeza, segura de mí misma—. Ahora si no te importa, voy a seguir mi camino —intento dar por zanjada esta conversación.

—¿Cómo has conseguido entrar aquí? —me pregunta volviendo a agarrar mi brazo, cuando comenzaba a marcharme.

—Gilberto me dio la entrada —respondo sonriendo—. Él me sigue prefiriendo a mí antes que a ti. Sabes que Gilberto no te traga —me siento orgullosa porque en esa familia, al menos una persona, aún me sigue queriendo.

—Cierto, pero Marco me prefiere a mí antes que a ti. Me escogió a mí y eso, querida María… —dice con recochineo—. Eso te jode mucho —vuelve a reírse.

—Que se quede contigo Marina, no tengo ningún problema —rebato para no quedar por debajo de ella—. Yo al menos ya salí de tu vida llena de engaños y de mierda. Y ahora estoy mucho mejor. Que te vaya bien en la vida Marina —hago un ademán de irme pero creo que lo que voy a soltar, no va a sentarla nada bien, por lo que vuelvo a quedarme frente a ella—. Ah no, espera. Si te digo eso te estaría mintiendo, pero como tú dices que soy una mentirosa… Pues que te vaya bien —termino de decir con una sonrisa en la cara al ver la rabieta que se está generando en su interior.




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