Prólogo

Desde hace siglos las batallas entre las brujas malas y buenas son protagonistas de varias muertes tanto de humanos como de las mismas brujas.

Las brujas malas, apodadas ellas mismas como “Las servidoras del Diablo” habían nacido para servir a su amo y hacer cosas crueles hacia los mas inocentes. Creían que los humanos eran un ser inferior dispuestos a serviles en su festín de sangre.

Su amo les ordenó a sus ovejas conseguir un libro que decía como dominar el mundo y hacer que el cielo se hunda en las profundidades de la tierra.

Las brujas siguieron una pista hacia un humano, llamado William Trevy, que vivía en una metrópolis, dueño de un museo de historia y lector de historias fantásticas que tenia el libro de pura casualidad.

Pero antes de obtener lo mas ansiaban para complacer a su amo, las brujas buenas hicieron su aparición, alterando todos sus planes. Las brujas buenas se caracterizaban por ser mas hechiceras que brujas, por el hecho de que ayudaban a los demás por sus amplios conocimientos curanderos y tenían un amplio contacto con la naturaleza y los elementos.

Dalia Decquort era de las buenas. Siempre se había preguntado cómo se sentía estar en el lado oscuro y temía estarlo. Su vida se basaba en estar siempre acompañando a su madre y su clan, ayudándoles en cualquier misión contra las brujas malas. Estaba dispuesta a arriesgar su vida para obtener el libro y que no caiga en malas manos, pero no estaba dispuesta a sacrificar la vida de William, porque no solo quiso su libro, tambien lo protegió y se enamoró de él. Algo demasiado complicado de sobrellevar cuando las fuerzas del Diablo estaban acechando.