Amor Extrasensorial

Capítulo 2: ¿Suicidio?

-Narra Sebastián-

El mundo está repleto de sombras, sombras que sólo pueden reflejarse con un poco de luz. Sombras imaginarias y sombras tan reales como la vida. El mundo está perdido, y cada ser que intenta rescatarlo, que intenta ayudar sólo es otro idiota más del montón. Al convertirme en médico lo haré por Henry, aunque me convierta en otro idiota más. En esta vida no soy nada. Sólo el reflejo vivo entre la vida y la muerte. Me reparto entre dos mundos llenos de oscuridad, dos mundos llenos de dolor. Y mientras duermo hay momentos en que no quiero despertar a la realidad de ninguno. Porque no sé cuál de los dos me atormenta más.

Estoy en mi última clase de salud. Sin poder concentrarme, no es nada raro pero lo que pasó ayer también me tiene así. Soy el último de la fila, sentado en un rincón como siempre, me encaja a la perfección. Miro de reojo a Michel que está delante, muy concentrada en la clase. Al lado de mí está una chica pelirroja que no deja de mirarme en todo el día. Me llama la atención el tatuaje de serpiente que tiene desde su cuello y baja hasta su brazo. La ignoro y trato de concentrarme en la clase. Al terminar la clase me levanto y Michel se acerca a mí. Sigo caminando como si nada y la esquivo.

-Esa actitud conmigo te puede costar más de lo que piensas. –me dice con esa voz sombría.

Volteo quedando en frente de ella.

-¿Qué acaso me estás amenazando ahora? –le pregunto casi murmurando.

-Para nada. –me dice. –Sólo digo lo que viene a mi cabeza.

Nos quedamos haciendo contacto visual como siempre. Y no me siento muy cómodo.

-Ven conmigo a tomar algo. –me dice.

-No lo creo. –le respondo con una sonrisa sarcástica.

-Eres un idiota. –se cruza de brazos.

Y por primera vez una ofensa de ese tipo consigue sacudir un poco mis sentimientos. Suspiro. Cosas peores me digo yo mismo a diario.

-¿Qué quieres de mí? –le pregunto muy serio.

-Que me acompañes a tomar algo.

Me lo dice bajito con cara de perrito arrepentido y de pronto me acuerdo de Jenny cuando me pide algo.

-Está bien. –le digo seco.

Sus ojos grises brillan inesperadamente y me resulta extraño. Bueno, ella es extraña. De repente me toma de una mano y me lleva consigo entre los pasillos. No me gusta que me toquen. No me gusta que me toquen. No sé cuántas veces repito eso en mi mente pero me estoy dejando hacerlo. Al llegar a la cafetería ella suelta mi mano y tengo una sensación extraña en ella.

-Siéntate. –me dice sonriente.

Le hago caso. Ella se sienta en frente de mí.

-Sebastián ¿Qué quieres tomar?

-Agua.

-¿Agua?

-Sí.

Disfruto de mi deliciosa y nutritiva agua mientras Michel está tomando un té frío.

-¿Entonces te alimentas sólo con agua? –me pregunta seca.

No sé qué decirle. Creo que mi cuerpo ya está adaptado.

-¿A qué hora tienes que llegar a tu casa? –le desvío la pregunta.

-No sé, igual nadie me espera.

-¿Vives sola?

-Con mi hermana, pero ella trabaja y estudia. Llega a casa en la noche.

-¿Y tus padres?

Se pone seria y entristece la mirada. Pensándolo bien le estoy haciendo muchas preguntas. Mis síntomas de desconfianza.

-Disculpa si te incomodé. –le digo.

Me mira penetrante.

-Mi mamá nos abandonó a mí y a mi hermana hace años. Y a mi papá nunca lo conocí.

-¿Y qué edad tiene tu hermana?

-Veintidós. –me mira apacible. -¿Karina no es tu mamá, verdad?

-No. Mi mamá murió cuando estaba pequeño.

-Entiendo. –me dice.

De repente siento un equilibrio entre nosotros. Nunca me interesé por su vida, a pesar de que era novia de Henry simplemente me daba igual.

-¿Qué sientes mientras ves la sangre corriendo por tu piel? ¿Es reconfortante para ti? –me pregunta de una manera extraña y entiendo a lo que se refiere.

Miro mi muñeca del brazo izquierdo.

-Siento dolor, pero es el mismo dolor de la vida. Ahí es cuando me doy cuenta que de verdad sigo vivo.

Michel me mira como sorprendida por algo. No sé por qué le dije eso, parezco demente.

-Te entiendo perfectamente. –me dice y mira las puntas de su cabello.

Permanecemos unos minutos sin decir nada. Unos minutos muy largos para mí mientras mis dedos golpetean inquietamente la mesa en donde estamos.

-Siento la presencia de Henry en ti. –me dice. –Es como si hubieras hablado con él.

-Ayer pasaron cosas extrañas. –le respondo.

-¿Cómo qué?

Tengo un extraño presentimiento de algo. Estoy muy inquieto y eso no es bueno.

-Estoy sintiendo algo ahora. –le suelto de un tiro.

Mi mirada va recorriendo todo el lugar desesperadamente.

-Sebastián, no siento nada bueno. Salgamos de aquí.

Me agarra nuevamente de la mano y salimos del lugar. La llevo hasta dónde está mi moto y ya en frente de ella Michel se para en frente de mí y me mira de una manera muy extraña, todavía me tiene la mano agarrada, entrelaza sus dedos con los míos y me sujeta la mano firmemente. Al hacerlo siento mi brazo inmovilizado. Creo que puedo sentir la sangre ardiendo y como sube y recorre mi brazo completo en un estallido.



#3228 en Paranormal
#1032 en Mística

En el texto hay: misterio

Editado: 03.03.2018

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.