-¿Acaso no ves que estoy embarazada?-Intentó quitar su mano de mi cuello.
-No me importa, además mi Jefe me pidió golpearte hasta morir.
-¿Dime quién es tu jefe?-Digo indignada. -Eso no te incumbe, más bien tomate la maldita sopa.
-No quiero, solo quiero salir.
-Bueno, ese no es mi problema, tu verás si comes o solo te mueres de hambre junto con el hijo de perra que llevas dentro de tu vientre-Mi corazón tembló al escuchar eso, no podía creer que una persona maltrate a una mujer embarazada la cual estaba vulnerable ante sus garras. -¿Vas a llorar?-Me desafía abriendo sus ojos y apretando con fuerza mi cuello, no podía respirar, estaba presionando con tanta fuerza, que el aire que respiraba no pasaba hacia mis pulmones.
-Por-porfavor-Exclame en un ahogo-Me estoy ahogando.
-Esa es mi intención, ahogarte hasta la muerte, además ve preparándote porque en unos días ese hijo que llevas adentro será saqueado como el maldito insecto que es- ¿Es correcto lo que oí? ¿Cómo de qué van a sacarme a mi bebé?. Un miedo recorrió todo mi cuerpo, y mi vientre empezó a doler. -Suéltame ya-Dije en un grito y el hombre por fin me soltó, mi cuerpo se aflojó y caí al suelo intentando recuperar mi respiración.
-Si te atreves a llamarme de manera irrespetuosa, no voy a ahorcarte, está vez te daré una paliza en el vientre y seré yo mismo quien asesine a ese bebé. -No te metas con mi hijo, y no voy a aceptar que me lo saquen, si eso me costará heridas, pues pelearé con ustedes. -Ya decía yo el porque mi jefe te odia tanto, eres solo un problema para él, además, eres ese pasado que formento su vida, aunque te conoce más de lo que piensas-Me conoce más de lo que piensas, la única persona que me conoce hasta los huesos es mi hermano. Él es el único que me conoce perfectamente.
-Dile a tu jefe, que si quiere hablar conmigo que lo haga de una buena vez, y también dile que no me mande a golpear contigo, ¿Acaso es una gallina tu jefe?-Lo insultó, y él aprieta sus puños, luego afloja sus manos y las lleva hasta su cabello y lo jalo.
-Mira zor** si sigues retando mi paciencia, te juro por mi madre, que te voy a golpear en el vientre.
-Ya te dije, con mi hijo no te metas, eres un poco hombre, ¿Acaso no te da vergüenza golpear a una indefensa mujer embarazada?-El hombre tragó grueso y me miró horrible.
-No hables tanta mier**y come, si el Jefe se entera de que no has comido, vendrá el mismo y te hará comer hasta por el cu**
-Eso quiero, dile que venga el mismo y me haga comer, porque yo no quiero comer esa sucia comida.
-Mira mujer de mierda, hablar contigo es perder mi tiempo, y tengo cosas más importantes que hacer.
-Claro, solamente estás para cumplir órdenes de un maldito jefe.
-Si, es exactamente eso, de hecho también torturó a tu novio. -¿Mi novio?-Oh, no, tal parece que raptaron a Deivis.
-No le hagan daño, él es el padre de mi bebé-el hombre al escuchar eso abrió sus ojos grandemente, y trago horrible.
-Entonces ese hijo de puta es el padre del niño que llevas dentro.
-Si, él es el padre de mi hijo-Conteste con rabia. Ya decía yo el porque Deivis no se había comunicado conmigo, pensé que me había olvidado o quizás me tenía odio, pero no…Él está secuestrado y me imagino que la ha pasado muy pero muy mal, no quiero ni pensar como esta, me lo imagino más delgado y su hermoso rostro debe de estar golpeado, por favor, Dios mío, solo te pido que tengas piedad de mi novio, no permitas que ellos lo sigan lastimando. Él es lo único que tengo en este mundo. No voy a negar que odie a Deivis durante todos estos meses, y llegué a tal punto de no buscarlo por eso, porque pensé que me había borrado de su vida, pero ahora me entero de que lo tienen atrapado.
-Esto que acabas de confirmar es una joya para mi Jefe, en este preciso momento le diré la nueva noticia. El hombre salió como un toro de la habitación y cerró la puerta con seguro. -Deivis mi amor, perdóname por odiarte-Acaricie mi panza y cerré mis ojos del dolor. Mi corazón dolió al escuchar como ese hombre dijo que sacarían a mi bebé y más ahora que me entero de que ellos tienen a Deivis-Esto no puede estar sucediendo. Tengo mucho frío, mis huesos tiemblan y mi mandíbula está hecha una maraca, y ni hablar de mi vientre está entumecido, temo que esto le haga daño a Alan, sea quien sea el hijo de pu** que me tenga en este hueco me las va a paga. No quiero pensar en nada, pero me es difícil, ¿Y qué más puedo hacer?. Ahora que lo pienso Ramiro debe de estar buscándome como un loco.
Me arrodille en una esquina de la habitación y empecé a orar, Dios si tú me consideras, porfa ¡Ayúdame!. Mientras estaba orando la puerta es abierta, abrí mis ojos con brusquedad y lo primero que ví, fue el pendejo del gorila. Esté estaba mirándome mientras en sus manos sostenía un palo. Mi boca empezó a temblar, este tipo no es gentil, y se que si viene con cosas raras tendré que ceder o de lo contrario, me matará a punta de garrotes y créanme que no le tiembla la mano.
-Oye, levántate-Me señala con el palo el cual me dio mucha impresión, no me quiero imaginar mi cuerpo tocando dicho objeto. Me levanté del suelo con el dolor de mi alma, y le respondí. En el fondo tenía mucho miedo, pero no lo demostró.
-¿Qué es lo que quieres?.
-Ven conmigo, el Jefe quiere verte-El hombre abrió la puerta del todo y por fin pude ver con más claridad que en el fondo había un pasillo.
-Esta bien-Tenía que hacer caso a lo que él dijese, quizás así tendría una probabilidad de escapar. Camine con dificultad hasta la salida y el hombre cerró la puerta detrás suyo, me quedé paralizada esperando que él caminara delante pero no…
-Camina pedazo de idiota ¿Que creías que iba a caminar delante de una maldita bruja como tú?-Su comentario me hizo sentir peor, y claro, si tuviera la oportunidad de acabar con él, lo haría. Caminaba de manera lenta, mi panza estaba empezando a doler, creo que he hecho mucho esfuerzo con este niño. -Camina rápido-Ordena el hombre y me da con el palo en la espalda de manera suave, de inmediato caí al suelo mientras chillaba de dolor.
-¡Ah!- Duele… Duele…. Una lágrima cae al piso adornando este, me odio a mi misma, y sé, que esto que me está es producto de todas las mentiras que dije en el pasado. Y vendrán más castigos.
-Levantaos del piso, me estáis agotando la paciencia-Este tipo está loco, ahora está hablando de otra forma, es como si hubiera cambiado el acento que tenía hace un rato. Quizá su Jefe sea español. O quizá sea un infiltrado. Me levanté del suelo y empecé a caminar nuevamente, con mis rodillas adoloridas lo hice. Nos detuvimos en una puerta de color negra que está a mano izquierda del pasillo. -Quédate quieta maldita perra-El hombre me tomó por el cabello, y luego me hizo caminar mientras abría una puerta para entrar. Un olor a cigarrillo inundó mi olfato, y de inmediato me dieron ganas de vomitar, arcadas salían de mi garganta, coloqué mi mano en mi boca para evitar vomitar. El hombre me aventó de un tirón y caí al suelo, mi cabeza dolía por el enorme agarre de ese gorila. -Jefe, aquí tiene a la mujer-tenía la mirada clavada en mis manos las cuales estaban apoyadas contra el piso.