Me mire en el espejo y vi como mi panza estaba creciendo, mi hijo, está avisando que muy pronto va a salir… Imagino lo feliz que sería ver a Deivis tomar a nuestro bebé dentro de sus brazos. Pero él no cree que este bebé es de él, dice que es de Ramiro que de por cierto, no sé nada de él. Solo sé que Deivis lo tenía bajo su mando, no quiero imaginar todo lo que ha tenido que vivir el pobre Ramiro por mi culpa. -¡Coral!-La voz de Anastasia me saca de mis pensamientos-¿Estás lista?-Preguntó mientras entraba al cuarto viéndome con esos ojos llenos de vida.
-Si, ya estoy lista.
-Coral, acompáñame a comprar unas verduras para hacer unos batidos está noche.
-Está bien-Sonreí al mismo momento en el que salía del cuarto.
-Vamos al garaje. Ambas nos dirigimos hacia las afueras de su casa para así entrar al auto, el cual emana un olor a clorox.
-Siento mucho el olor a clorox, es que se subió mi mascota e hizo pipí-Solté una risa y de inmediato le preguntó. -
-No me habías dicho que tenías mascota.
-Ah, es verdad, bueno en estos momentos Tomy está en su casita.
-Me imagino que debe ser hermoso.
-En cuanto volvamos te lo voy a presentar. Asentí y con esto Anastasia encendió el auto para luego empezar a conducir. -Coral, ¿Cómo está tu hermano?. ¿Aún está en la pandilla?.
-Bueno, que te puedo decir, no lo sé. Tengo meses que no sé nada de él.
-No es necesario que me lo expliques, sé cómo es la vida para esas personas, hoy están, mañana no.
-Si, creo que de eso tienes razón. Mire por la ventana, y pensé; Hace algunas horas estaba privada de mi libertad y estar ahora aquí es algo mágico, se siente tan agradable estar afuera respirando tranquilidad.
Llegamos a un supermercado bastante popular aquí en Colombia, llamado avenida San Fernando. Anastasia avisa con una grata sonrisa. -Coral, vamos…-Quitó su cinturón y salió del auto. Salí del auto con las piernas casi temblorosas, debe ser porque estoy muy débil, llevo meses sin hacer mi rutina, pero ahora que estoy embarazada no puedo hacerlo. Ambas caminamos hasta la entrada del supermercado, el olor a pollo pegó en mi nariz, ahora recuerdo que en este supermercado venden unos pollos muy ricos. Anastasia tomó mi mano, para guiarme más. -Mira coral-Señala unos vestidos de embarazada.
-Estan muy bonitos-Dije emocionada.
-Elige los que quieras-Enserio. Que bella.
-No puedo…es mucho.
-No te preocupes, elige el que quieras.
De inmediato comencé a mirar los vestidos, todos son bellos pero uno de estos marco mi atención, es uno de color gris, es tejido y tiene unas flores de color morado, es sin duda muy bello. Anastasia se dió cuenta y de inmediato Elegio el vestido que me llamó la atención, y tomó otros tres más, cómo también unos pantis, pantuflas, buzos, y por último tomó también un bolso que traía estampado una oveja.
-Anastasia, esto es mucho para mí.
-No digas eso, tu mereces esto y más. Luego de hacer el pago de todo, nos dirigimos hacia las frutas, Anastasia es una mujer que no le duele el bolsillo para gastar, me imagino que tiene un buen trabajo, y está bien económicamente. Mientras Anastasia escoge las frutas y verduras yo estaba sentada en una esquina. -Soy muy selectiva con los alimentos coral, por eso te pido paciencia-Se echó a reír mientras examinaba los tomates. -No te preocupes… Ella siguió escogiendo sus tomates y yo desvié mis ojos hacia la entrada del supermercado, todo estaba tranquilo hasta que ví, a un muchacho mientras hablaba con una anciana, se veían normal, pero lo normal terminó, luego de ver el miedo en los ojos de la anciana quien con sus manos débiles casi que cayendo, no podía sostenerse por sí solas. Ella le entregó al joven algo, pero antes de eso, el muchacho estaba mirando para todos lados, estaba asustado. Y la señora estaba pálida. No me digas que la está extorsionando. ¡Si!. El chico tomó el empaque y salió casi a zancadas del lugar, luego se subió a una moto en la que lo esperaba otro señor, ambos salieron a toda marcha alejándose del lugar. Se que es esto, mi hermano lo hacía cuando estaba empezando en todo esto de la mafia. Ellos extorsionan a la gente y hay quienes no les daban dinero, terminaban muertos al instante. -Listo, ya escogí los tomates-Aviso Anastasia mientras me saca de los pensamientos no podía quitar los ojos de la pobre anciana, ella aún estaba temblando, y podía ver cómo secaba sus lágrimas. -Muy bien-Me levanté de la banca en la cual reposaba. Y nos dirigimos hacia el cajero para hacer el respectivo pago. Ya estamos en el auto, pero aún no olvidaba lo de la anciana, no había nadie como para ayudar, lo único que quiero es alejarme de los problemas. Solo eso. Y yo tampoco iba a arriesgar mi pellejo.
Llegamos a casa de Anastasia, y la ayudé a bajar las bolsas de lo que habíamos comprado. Subí hasta la habitación y coloque los vestidos en el closet, luego bajé para ayudar a Anastasia estaba en la cocina colocando todo dentro de la nevera. Intenté ayudarla en los oficios de la casa pero ella me regañó con una voz graciosa- Las embarazadas solo observan, así como los niños pequeños, por tanto vaya a dormir -Se echó a reír.
-Amiga, no puedo quedarme con los brazos cruzados todo el día.
-Está bien, en ese caso solo revuelve los guisantes que tengo en la estufa y también, ayúdame a colocar los huevos en el armario que está arriba del mesón. Hice las cosas tal cual como me dijo Anastasia, cabe resaltar que los guisantes estaban muy olorosos tanto así que me atreví a probar uno.
-Coral, en una semana vendrán mis hijos!-Gritó Anastasia. -Me alegro mucho. Ya han pasado dos meses desde que me vine a vivir a casa de Anastasia, en los cuales no he tenido más que paz mental, y mi bebé ha estado creciendo sano y fuerte. Ayer fuimos a la última ecografía y el bebé está muy alto, de hecho tiene los pies grandes, el doctor cada vez que vamos a la ecografía se echa a reír porque dice que este niño será muy alto.