Amor Imposible

Celos

Aproveche la situación y sin meditarlo demasiado continué con los besos bajando basta su cuello, mientras mis manos se deslizaban delicadamente por su pecho. Él, como era de esperarse, no se negó y se dejó hacer aunque su cuerpo se notaba tenso, demasiado. Creo que ninguno de los dos esperó ésta iniciativa de mi parte, ni siquiera habíamos acordado que empezaríamos ya mismo.

— O-oye... Boris ¿Tu padrastro no está por llegar? Mejor dejemos esto para después, no quisiera causar más problemas como la otra vez..digo... — se removió un poco tratando de detenerme aunque su respiración ahora acelerada y sus mejillas sonrojadas demostraban que quería seguir.

En el fondo Maxi sentía placer al estar así conmigo aunque sepa que era falso, su amor era sincero y merecía a alguien que le corresponda como se lo merece.

— No importa, él no dirá nada. La otra vez no dijo nada de nada solo estaba algo molesto por el alcohol — le susurré seductoramente al oído. Lo cierto es que eso era justamente lo que quería que pasara, que mi padrastro sintiera celos y se diera cuenta de lo mucho que le atraigo y lo mucho que detesta verme en brazos de otros.

Y que mejor forma de presionarlo sin ser tan obvio de una forma más indirecta, dandole celos. Lo tomó como una maldita medida desesperada para confirmar qué es lo que realmente siente por mí. Entonces, continuando con el plan lleve mi boca más cerca de la de Maxi y lo bese acallando cualquier cosa que quisiera decir, quería que se relajara un poco. Para mí también era extraño esto, ya que nunca antes habíamos avanzando más que un simple roce. Tenía que adaptarme a esto.

La intensidad del beso fue en aumento al igual que su calor corporal y pronto empecé a desabrocharle los primeros botones de la camisa de su uniforme, solo para poder tocar un poco más su pálida piel y su pecho. Él llevó sus manos a mí cintura apretándola sin mucha fuerza atrayendome más hacia él. Por fin empezaba a relajarse aunque...

— ¡Boris! — escuché a Nahuel que llamaba desde unos cuantos pasos desde donde estábamos Maxi y yo. No me di cuenta del momento en que había entrado a la casa, lo cual me ayudó a hacer todo más real y espontáneo como si no hubiese sido planeado.
— Nahuel, no sabía que habías llegado — dije fingiendo sorpresa, mientras Maxi se levantaba  bruscamente y se acomodaba la ropa.

— Señor Devereux — dijo algo nervioso, pero con la desafiamte mirada — Que bueno volver a verlo.
— Supongo que igualmente — dijo mi padrastro manteniendo su semblante serio.

— Bueno, ya que nos saludamos todos — tomé la mano de Maxi con sugerencia — Iremos a mi habitación para hacer tareas y demás. Luego bajaré para la cena — quise sonar despreocupado, como si no me importará nada pero Maxi prefirió quedarse allí.

— Creo que mejor vuelvo a casa Boris, mi padre está esperándome — dijo mientras agarraba sus cuadernos y su mochila colocandosela en el hombro — Nos vemos en clase amigo — me saludó con una sonrisa y luego se centró en Nahuel haciendo una reverencia educada

— De verdad fue un gusto verlo de nuevo. Adiós — dicho eso salió de casa dejándonos solos a Nahuel y a mí en completo silencio, muy incómodo por cierto.
— Bien, ahora que espantaste a mi chico, definitivamente iré a mí habitación a continuar con mi interesante vida.

— ¿Tu chico? — frunció el ceño — No se qué tomar en serio de tí. Te besas con él y después vienes a decirme que... — y fue  ahí donde calló sonrojandose por lo que pasaba por su mente, sin poder mirarme directamente a los ojos.

Me pareció tan tierno que casi chillo de amor, se veía tan cohibido y a su vez tan molesto cual niñito que no supe cómo reaccionar al principio. Pero recuperando mi cordura sonreí levemente y finalicé su frase:

— ¿Qué te amo? — él me miró de soslayo, dandome a entender que había dado justo en el problema que le aquejaba.

Entonces di unos pasos hacia él haciéndole retroceder unos cuantos pasos hasta que.su espalda chocó contra la pared detrás suyo y lo acorralé sin importarme nada.

— Lo que te profesé todo este tiempo fue real, tú siempre fuiste el amor de mi vida...Nahuel — dije mientras me inclinaba hacia su boca, rozándole los labios, haciendo que su cuerpo se estremezca al sentir mi aliento rozandolos. Ahora sí que estaba siendo muy, muy directo otra vez.

Quizás Maxi se equivocaba y yo si podía llegar a ser realmente dominante si me lo proponía o si Nahuel resultaba ser bastante sumiso. Da igual, yo solo quiero tenerlo a él. No importa los lugares que ocupemos en la relación al menos para mí. 
— ¿Y si es así entonces por qué te besas con otro?

Creo que ni él supo por qué preguntó aquello, simplemente las palabras salieron solas. Y sabía muy bien la razón
— ¿Estás celoso? — pregunté tratando de ver a través de esos hermosos ojos celestes.

— ¿Cómo podría estarlo? — soltó mirándome los labios resistiéndose a besarlos, mientras yo sonreía para mis adentros ya que todo había funcionado mucho mejor de lo que pensé.
— Porque sabes que en fondo quieres que sea solo a tí a quien bese. Y para tu suerte es lo único que deseo hacer.

Y entonces fue él quien me agarró de los brazos y me giro empotrandome contra la pared , siendo ahora yo el acorralado. 
— Eso no es cierto, te equivocas — exclamó tratando de ocultar la tranquilidad que sintió al oírme decir aquello.
—¿De verdad?

No respondió inmediatamente ya que estaba desencajado, todo su interior se había revolucionado.
— Yo no...sabes que no quiero eso de tí...no lo quiero...yo...yo no... — titubeó. Todo estaba resultandole muy difícil y mi sonrisa socarrona y la poca distancia entre nuestras bocas no estaba ayudando. Me iba a aprovechar de eso

— Vamos, sé que quieres que nos tomemos de una vez por todas, ya no puedes seguir ocultantandolo... Nahuel — dije de forma fingidamente soberbia y muy seductora, soltandome de su agarre con cuidado para llevar mis manos lentamente a su trasero, ví cómo sus pupilas se dilataban al instante a la vez que su respiración se volvía más errática.




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