Había empezado a trabajar en la empresa donde mi amado Nahuel y Sergio trabajaban. Era su secretario particular y descubrí que Sara era la secretaria privada de Sergio. A mi amiga, al igual que a mí, nos encanta éste trabajo ya que mantenemos a nuestros seres queridos bien vigilados y a las acosadoras a raya.
Ella me fue indicando qué tenía que hacer y cómo lo debía hacer. Trabajaba toda la mañana, almorzábamos ahí y seguíamos hasta las 18hs; momento en que mi padrastro y yo salíamos y aprovechamos para ir a merendar mientras nos relajabamos.
Aunque había días en que debía irme con Sara ya que mi padrastro y su padre debían quedarse a terminar algún asunto laboral.
Este día era uno de esos, mi padrastro me dijo que estaba atrasado en el trabajo con Sergio así que me mandó a casa con mi amiga.
- Esta noche llegaré tarde Boris, no me esperes despierto.
Aquello me agarró con la guardia baja, en verdad no me lo esperaba ¿Por qué me lo dijo así tan suelto de cuerpo? Estábamos en su despacho solos por lo tanto podía hacer berrinches.
No obstante me limité a mirarlo entre asombrado y furioso pero él no se dignó a mirarme. ¿Su excusa? Estaba ocupado acomodando unos archivos en diversas carpetas. Aquello no lo pude soportar y de un manotazo arrojé varios papeles al suelo logrando captar su atención. Él me miró recién.
- ¿Y me lo dices así? ¿Por qué?
- Boris ésto es trabajo, no estoy para tus ataques de celos.
- ¿A-Ataque dices? Bien....muy bien....En ese caso no te importará lo que haga ésta noche ¿cierto?
Luego me fuí indignado. Si mi padrastro había decidido retomar su romance con Sergio debería ser sincero y decírmelo en vez de....hacerme ésto. Las lágrimas humedecian mi rostro. Sara se me acercó y al preguntarme qué me pasaba le dije que me sentía estresado.
- ¿Quieres venir conmigo a tomar algo? Ya acabamos nuestro día laboral Boris - ella acarció mis cabellos - De paso te calmas y relajas ¿qué dices?
- Sara...sácame de aquí.....por favor.....
- Ven - sujetó mi mano y me llevó con ella. Yo sujetaba mi mochila donde guardaba mis cosas.
Ambos salimos del edificio, nos subimos a su auto y nos fuimos de allí. Inmediatamente mi celular empezó a sonar, al ver de quién era la llamada decidí ignorarla silenciando mi celular y guardarlo en el bolsillo de mi pantalón. Para que no me moleste le saqué hasta el vibrador. Así que ahora se preocupa mi padrastro, pero a mí no me interesa. Que se quede toda la noche con Sergio si así lo desea.
Este pensamiento me hacia sangrar por dentro pero ¿qué otra cosa podía hacer?
Me recosté en el asiento y cerré los ojos sintiendo cómo las lágrimas humedecían mi rostro sin cesar. Cuando el auto se detuvo abrí los ojos. Habíamos llegado al lugar donde solíamos ir siempre.
Pero en vez de bajarnos ella empezó a secarme las lágrimas con su pañuelo mientras me decía:
-Ya Boris, no lo lamentes más...tranquilo.... - me perdí en sus oscuros ojos llenos de ternura - Ya pasará mi amor
- Sara....yo....
Pero no pude seguir ya que ella colocó su mano derecha sobre mis labios.
- Lo sé mi amor, lo sé y honestamente no me importa.
Nuestros labios se juntaron, poco a poco nos fuimos entregando al beso casto al principio que lentamente fue intensificándose hasta volverse voraz. Fui acariciando su esbelto cuerpo que migraba excitarme. La pasión nos embriagó al punto de nublar nuestras mentes.
Ella se sentó sobre de mí sujetandome las mejillas, mientras tanto yo acariciaba su espalda. No sé por qué me estaba dejando llevar por ésta repentina pasión ni qué pasaba conmigo, ya que mi amor por mi padrastro era real y seguía doliendome.
Sin embargo hacía tiempo que había empezado a sentir algo por Sara y no era para tomarmelo a la ligera. Sentía que la amaba también. Pero no podía olvidar a Nahuel ni alejarme de su lado.
Pero él me lastimaba con frecuencia y a mi no me importaba, ya que lo amaba con cada fibra de mi ser. Pero ¿qué estaba haciendole a Sara? ¿Usarla? No, eso nunca.
¿Entonces? Yo la amo. Sí, esa era la verdad. A ella también la amaba y me dolía hacerle ésto pero la pasión nubló mi mente y ya no pude seguir conteniendome. La fuí penetrando lentamente ya que no quería lastimarla. Las embestidas fueron en aumento hasta llegar al climax.
Momentos después ella seguía sobre de mí, pero yaciamos aliviados. Seguíamos abrazados sin deseos de soltarnos. Debo reconocer que Sara lograba calmarme, mientras que Nahuel era más pasional. De todas maneras me sentía feliz con ambos. Ya sé que ésto no era lo correcto, no podía estar con ambos.