Amor Imposible

Posesividad

Al día siguiente fuimos con Sara al trabajo, en verdad me sentía muy bien. Había pasado la noche a su lado y puedo decir que disfrute muchísimo. No solo del amor que nos demostramos fundiendonos en uno solo, sino también de los momentos compartidos.

En cuanto a mi padrastro ¿Qué puedo decir? Ni me acordé de él. Fue como si nunca hubiese existido. La paz que sentía era impagable, con decir que no había dolor alguno en mi alma.

Pero al llegar al trabajo él me mandó a llamar urgentemente. Sabía que mi paz había llegado a su fin. Con gran pesar besé a Sara disculpándome de ante mano.

Porque sabía que al salir de su despecho habría vuelto a caer en su embrujo amoroso sintiéndome fascinado y en las nubes. Sin deseos de ver a nadie más.

—No me rendiré Boris — me susurró ella — Pelearé por tí y por tu amor. Sé que me amas.
—Quizás deberías buscarte a alguien que te merezca en serio mi dulce amor. —El dolor comenzaba a invadir mi alma otra vez maldita sea.

—Ni hablar mi amor, tú eres a quien amo. 
Ella me besó fugazmente y se fue a su sector de trabajo. Yo dejé mis cosas en mi lugar y tras respirar profundo entrè a su despacho.

Estaba de pie contemplado la ciudad, de espaldas a mí. Apoyado en el vidrio de la ventana. Contemplé su figura y nuevamente perdí el aliento. ¿Por qué demonios tenía que ser tan apetecible?

Su voz me sacó del trance devolviendome a la oscura realidad. Estaba muy molesto y yo empezaba a excitarme. Maldita sea. ¿Hasta cuándo seguiré con éste amor que tanto me lastima?

Él volteó y me clavó la mirada, era una mezcla de furia y tristeza. Me ordenó que hechase llave a la puerta. Tragando en seco obedecí. Luego me pidió que me acercase a él. Me sentía como un cordero frente a un depredador.

—¿Q-Qué p–pretendes Nahuel? — no pude evitar mostrar mi temor ya que no quería caer otra vez en ese embrujo.
—Me traicionaste —fue su dura acusación.

—¿Qué? ¿Traicionarté? ¿Yo?
— Sí 
— ¡No! ¡Tú lo hiciste al revivir tu relación con Sergio!

Él me sujetó con fuerza y mientras me sacudía con fueria me dijo:
—¡No tienes idea de lo que pasé mientras estuviste inconciente! De no ser por Sergio yo....yo...no estaría aquí de pié.

— Quizás habría sido mejor que esa bala me hubiese matado entonces. Así habría abandonado este intenso dolor que me ata a este mundo y a este maldito amor.

Como respuesta él me besó con furia y pasión en la boca, mientras me estrechaba fuertemente entre sus brazos presionandome contra su cuerpo.  

Yo me aferré a él y a ese hambriento beso posesivo sintiéndolo mi único dueño una vez más. Mi verdadero amor regresaba a la vida y junto a él la intensa pasión. Por dios no solo lo amaba sino que deseaba ser su dueño también, exclusivamente mío y de nadie más.

Mi padrastro hacía revivir mi lado más oscuro y sombrío. Mientras que Sara despertaba mi luz interior, mi ternura. Era ese amor inocente, sincero y puro. En verdad estaba loco. Ya lo tenía asumido.

Mi amado Nahuel me arrojó al escritorio, mientras me desboronaba el pantalón y yo le hacía lo mismo.  El deseo onubiló nuestra razón. Lo hicimos ahí mismo, sobre del escritorio. Sus alocadas embestidas me provocaban dolor y placer a la vez.

Cuando él se derramó dentro de mí y yo en mi abdomen recién respiramos paz. Pero estaba manchado, sin embargo él me mostró un bolso dónde me trajo una muda de ropas.

Sonriendo me dijo:
—Entra al baño y lávate. Pero recuerda bien ésto Boris, tú eres mío. Me perteneces solo a mí. Pediré a Sergio que traslade a Sara a la otra sucursal de la empresa.

—¿Qué? P–Pero....
— Nada, no la toleraré aquí. De echo ya lo hablé con él y está de acuerdo. 
—Nahuel....no....no hagas esto...
—Si vuelvo a verte hablando con ella aunque sea por teléfono la trasladaré a otra ciudad solo a ella. Sé que Sergio estará de acuerdo conmigo.

—En ese caso él también deberá ser trasladado....
—No Boris, lo necesito aquí conmigo. Por lo tanto Sergio se queda.
—¡No es justo!

—Eres mío Boris, mío solamente. Yo decido, no tú.
—Pero tú si que puedes revolcarte con Sergio ¿Verdad Nahuel?  — aquello lo dije con lágrimas en los ojos. Maldita sea cuánto me lastimaba éste amor.

Como respuesta él me abrazó con ternura logrando enamorarme cada vez más. Maldita sea. Odiaba saberlo en brazos de otro que no sea yo.

—No sabes lo que dices Boris 
— No soy idiota Nahuel — dije intentando hacerme soltar de su agarre — Suéltame 
—No — me besó con tanta ternura y amor que me perdí en sus besos abrazándolo con fuerza.

—No alejarás a Sara de mí si tienes la intensión de seguir junto a Sergio. No es justo.
—No estoy con Sergio  
—Mentira
—Estuve con él, ya no más.

—¿Cuándo?
—Cuando despertaste y reaccionaste en el psiquiátrico. Ahí acabé la relación, es la verdad Boris  

No pude evitar llorar, lo abracé con tal fuerza que él me consoló. Imaginaba cómo debió sentirse, en su lugar me habría desespertado.

—Nahuel, tranquilo. No me iré de éste mundo sin tí. Nunca te dejaría solo...yo te amo tanto.
—Y yo estoy loco por tí Boris.

Nos besamos con pasión intensa logrando olvidarme de Sara y ese puro y tierno amor para entregarme una vez más a éste intenso, salvaje e incestuoso amor pasional.

Nunca podría dejarlo. Nunca. Tenía razón, soy suyo y de nadie más. Él es mi padrastro y mi gran amor. Así como era suyo él era mío y nadie más. Tan pasional como enfermizo era este amor que nos une y ambos éramos consientes de que moriríamos antes de aceptar una separación.

—Lo mejor  que puedes hacer Nahuel es sacar a Sara de mi vida, porque yo no tengo la fuerza para hacerlo.

—Lo sé mi amor, lo sé. Por eso Sergio está diciéndole todo ahora, él personalmente la llevará a su nuevo trabajo en la otra sucursal. Además tendrá un puesto jerárquico más alto. 
—Genial. Aunque a ella no le gustará nada.




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