Amor incantatores

Celos

"Los celos sólo parecen cuando en serio te importa alguien" -Anónimo-

DAMINOS

-Hermosa dama-

Estoy feliz, mi hermano y yo logramos solucionar nuestra pequeña dificultad, sin ningún contratiempo gracias a Dios. Me he levantado temprano para prepararle un buen desayuno, pero con lo que no contaba es que la cocina estaba siendo ocupada, por una belleza descomunal que me hace suspirar.

Bernard, me mira con detenimiento y me hace una reverencia con una mirada sensual que me hace sonrojar "hermosa dama". ni siquiera he podido responder a su más que bien recibido cumplido, pero la sonrisa no se desprende de mis labios. Procedo a hacerle una pequeña reverencia.

-Señor Towdent, no tenía idea que fuese usted un ser tan madrugador- Pienso que es algo alucinante, pero no se lo digo.

-La verdad Madame, es que no lo soy, sólo que en simple reconocimiento a la hospitalidad de mi querido familiar, he decidido preparar el desayuno para todos los habitantes de este humilde castillo- Suspiro y él me mira intrigado.

-Dami-

-¿Disculpe?-

-Por favor, dígame Dami, no "madame", nunca me ha gustado- Sonríe, ¡Dios! me deja alucinada que sonrisa tan perfecta.

-Bien Dami, entonces por favor dime Bernard, el Señor Towsdent es mi tío- Reímos, pero mi alegría mengua cuando siento una presencia en la espalda, me cosquillea la nuca.

-Disculpen, interrumpo algo- Volteo dispuesta a decir que "sí"; pero Alana está arrebatador esta mañana y me deja sin palabras.

-No, primo, no interrumpes, sigue a la mesa ya llevo tu desayuno-

-No tengo hambre, gracias-

Exploto, tanto esfuerzo empeñado por Bernard, para que este insensible.... uffff....

-Bernard- Le sonrío- Espero que no te incomode el hecho de que yo tome lo que el señor Towdent rechaza, de verdad deseo probar tu sazón, si deseas puedo organizar y salimos a comer al prado, junto a las caballerizas. Hay un paisaje muy hermoso-

Bernard, me mira sorprendido y Alana... bueno... él parece furioso.

-Ni él señor Towsdent, ni tú van a ningún lado, vendrás a cabalgar conmigo, no acepto un no por respuesta. Comeremos algo en la aldea-

-¡Hermano!- Salto encima de él feliz por verlo, claro que no rechazaría su oferta porque pues, jamás me invita a salir con él, parecía furioso, sin embargo se relajó, me abrazó y me dio un beso en la coronilla de la cabeza.

-Tomaré eso como un sí- Me sonríe y me toma de la mano -Ven, espero a que te cambies al vestido de montar-

Salimos rápidamente, pero veo la mirada que le dirige al señor Alana, por lo que frunzo el ceño, con su dedo me lo suaviza y me susurra en el oído "ahora preguntas lo que quieras"

-Hermano, nunca me habías invitado a cabalgar, me sorprende-

-Lo haré más a menudo, porque sé que estarás segura-

Me sonríe, y aunque me parece una niñería, le devuelvo la sonrisa.

-¿Pasa algo entre tú y el señor Alana?-

Se pone pálido y rígido, pero responde

-¿Por qué lo dices?-

-Es que no pude evitar notar la mirada que le lanzaste, como si quisieras pulverizarlo- Pienso, y oh, claro, le conté lo del beso, a veces se me olvida que es suprema mente sobre protector conmigo. -Sabes que ese beso no significó nada ¿verdad?-

-¿Por qué crees necesario que debes hacerme esa aclaración? Te besó y punto final-

-Sí, pero eso no debe ser un motivo para que te enojes. No me lastimó-

-Necesito decirte algo Dami, no te lo puedo ocultar, y tal vez me puedas ayudar a buscar una solución- Lo dice con una intensidad a la que no puedo evitar hacer más que asentir -Dejemos a los caballos descansar aquí- Hay un pequeño lago cristalino, con unos árboles que le rodean y le dan un aspecto de cuento de hadas. La montañas se ven a lo lejos. Nos tomamos de las manos y nos sentamos en el césped.

-Sólo para que quede claro, sabes que antes de que iniciamos una conversación importante, y no quiero decir que lo que hablo contigo cotidianamente no lo sea, dejamos claro lo que esperamos del otro ¿recuerdas?-

-Claro- Sonríe -Quiero tu comprensión, no juzgues nada de lo que voy a decir, sólo trata de entenderlo, simplemente sé tú, es lo único que quiero- Me da un beso en los labios.

-Soy toda tuya, cuéntame-

Está tenso, lo noto, no quiere hablar, pasan minutos y no lo hace, simplemente, lo tomo de las manos, le miro a los ojos, le sonrío y le animo con un asentimiento de cabeza.

-¿Recuerdas que te mencioné que me gusta alguien?-

-Sí-

-Yo diría que estoy más que confundido, me gusta pero no creo posible que en serio lo haga, es decir que se supone que no debe gustarme, porque, ¡rayos soy un hombre!-

-¿Qué tal si primero me dices de quien estás hablando y luego miramos el resto?-

Me mira como si no quisiera hacerlo, aprieta mucho los labios, pero al final lo hace.

-Alana, me gusta el señor Alana-

¡¿Qué?! Diablos.

-Em, um... yo...-

-Sabía que no debía haberte dicho nada, ahora me mirarás como si fuera una aberración ¿no?-



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En el texto hay: amor, magia

Editado: 17.07.2018

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