Amor involuntario

Hemos sido descubiertos

Capítulo XIII

 

Mason se estaciona cerca de una grúa portuaria y bajamos de la motocicleta. Durante el trayecto Chad le ha marcado a Mason y le ha dicho que el lugar de la carrera ha cambiado de último momento, ya que el lugar habitual no está disponible. Echo un vistazo a mi alrededor, los contenedores están apilados de manera más estrecha que en el lugar habitual. Algo en este lugar me da mala espina. Me giro hacia Mason y el viento otoñal combinado con la briza del mar me golpea haciéndome temblar. Cruzo los brazos al frente tratando de calentarme. 

—¿Tienes frío? —pregunta.

Asiento. El suéter que he traído no abriga lo suficiente.

—Ten —dice quitándose la chaqueta de cuero y pasándola sobre mis hombros.

Su perfume invade mis fosas nasales, huele delicioso. Me sonríe y me atrae hacia él envolviéndome en un cálido abrazo.

—¿Mejor? —pregunta frotando mi espalda.

Asiento. Me separo un poco y le doy un beso rápido. Dejándolo ligeramente aturdido.

—¿No tienes frío? —pregunto.

Este niega. Y vuelve a besarme, pero en esta ocasión es un beso más largo.

—Para la buena suerte —dice mientras se separa de mí.

Sonrió ampliamente.

—Anda, vayamos a buscar a los chicos —le digo.

Mientras más cerca estamos del centro más fuerte se vuelve la música, Mason camina delante de mí sujetándome de la mano abriéndose paso entre las personas. Encuentro a Sarah con la mirada quien está acompañada de Chad, cerca de algunos contenedores de residuos. Antes de terminar de cruzar al mar de personas suelto la mano de Mason. No quiero que Sarah comience a deducir cosas por su cuenta.

—¡Gin! —saluda Sarah corriendo a abrazarme

—Hola.

—No estaba segura de que me hubieras escuchado durante el almuerzo, pensé que no vendrías.

Me separo del abrazo y nos acercamos a los chicos.

—Me he quedado dormida, Mason ha tenido que despertarme —digo apenada.

Sarah mueve la cabeza divertida. Y entrelaza nuestros brazos.

—Serás el último en correr.

Escucho decir a Chad en cuanto llegamos donde ellos. Centro toda mi atención a lo que está diciendo.

 ­—Tyler me ha dicho que tu oponente aún no llega, por lo que te ha movido al final.

Mason hace una mueca y asiente. Por su expresión me doy cuenta de que se ha molestado. En su lugar estaría igual, primero cambian el lugar de último momento y ahora lo recorren al final. Volteo hacia él tratando de encontrar su mirada.

—Tranquilo —murmuro en cuanto nuestras miradas conectan.

Este sonríe relajando su expresión y me giña un ojo, después regresa su atención a lo que Chad le está diciendo.

—Gin, ¿puedo hablar contigo un momento? —pregunta Sarah atrayendo mi atención.

Asiento. Me toma de la mano y nos alejamos algunos metros de los chicos.

—Voy a preguntar esto solo una vez y quiero que seas sincera conmigo, ¿ok?

Asiento sin entender. ¿De qué va todo esto?

—¿Cuándo piensas decirme que estás saliendo con Mason? —pregunta sin titubear.

Siento como la sangre se me va a los pies, quedándome completamente petrificada. No puede ser, hemos sido muy cuidadosos.

—No estamos saliendo, ¿de dónde sacas eso? —pregunto desviando la mirada.

—¿Me crees idiota? Soy tu mejor amiga Ginebra, te conozco de pe a pa y sé cómo eres cuando estás en una relación. Además, Chad me ha dicho que Mason no ha llevado chicas al departamento desde hace dos meses. Lo cual, si hacemos cuentas es el tiempo que ha pasado desde que nos quedamos en su departamento.

Intento asimilar la situación, hemos sido descubiertos.  

—Sarah yo… Yo —no sé qué decir.

—Tu silencio me lo confirma —me mira dolida.

—Sarah yo… Déjame explicarte por favor —pido.

Trato de ordenar mis ideas rápidamente, no quiero que nuestra amistad se vea afectada por esta situación. Sarah me mira esperando que continúe. Respiro profundamente y hablo:

—Solo mantén la calma, ¿Sí?

Me mira completamente seria y asiente. A continuación, le explico todo. Le cuento lo de la casa del lago, lo de la bañera. Le cuento cómo es que comenzamos a salir después del alboroto con Mason y le cuento por qué decidí no comentarle nada. Ella permanece en silencio y asiente todo el tiempo hasta que le digo que pensaba ocultárselo para siempre.

—¿No confías en mí? —pregunta entristecida.

—¡Por supuesto que confío en ti Sarah, por el amor de dios eres mi mejor amiga! —digo rápidamente—. Eres como una hermana para mí, es por eso que no quería arruinar lo tuyo con Chad, de esa forma, si algo llegaba a salir mal entre Mason y yo tu relación con Chad no se vería afectada —siento como un nudo se comienza a formar en mi garganta. Joder, suspiro—. No podía hacerte eso Sarah, no a ti que eres quien me ha apoyado siempre.




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