"Otro idiota más."
— Bien, este es un nuevo año y este año presiento que va a ser mejor que los anteriores. — me digo a mí misma mirando al espejo.
— Mi misma, eres hermosa y tienes confianza, vamos con todo.
Y con esas palabras de animo salí de mi habitación.
En la cocina ya estaban mis padres tomando el desayuno, mi padre sentado en el lado principal con su típica taza de café y leyendo su periódico, por otro lado mi madre se encuentra en la cocina haciendo unas tostadas.
— Buenos días papi. — le di un beso en la mejilla.
— Buenos días mi niña — me revolvió mi cabello que según yo estaba correctamente peinado.
— ¡Papi...! Mi cabello — hice un puchero y la risa de mi padre inundo la cocina seguida de la risa de mi madre.
— Cariño, parecen niños pequeños. — le da una mirada a mi padre y ambos se ríen.
— A veces pienso que tengo otro hijo en vez de un esposo — dice mi madre mientras le sirve tostadas con jugo de naranja a mi padre, quien no duda en abalanzarse sobre el plato.
Lo mismo para mí, tostada y batido de mora, mi mami sabe lo que me encanta.
— Mi batido favorito, te amo mami. — le doy un beso en la mejilla — Por cierto buenos días — le dije sentándome de nuevo.
— Buenos días cariño, disfruta el desayuno.
Todos comimos entre risas y conversas.
Después de todo hoy terminarían las vacaciones y yo ya me estaba preparando mentalmente para otro año en el colegio.
El timbre de la casa suena, y con una tostada en la mano corro hacia la puerta, ya se quien es.
— Contraseña. — digo antes de abrir.
— Ábrete sésamo, muéstrame el camino hacia la comida deliciosa — y eso fue todo para abrir la puerta, abrazarnos y explotar en risas, mi mejor amiga y yo estamos locas, pero así nos queremos.
— Justo alcanzaste desayuno, buenos días Josy, vayan al... — las palabras de mi madre quedaron en el aire cuando Josy la saluda y a su lado como rayo directo a la cocina y yo detrás de ella.
— Hola Josy, por suerte avisaste que venias salve tres tostadas para mi — mi padre se llevo las tostadas a su estudio y a leguas se lo escuchaba reírse.
Mis padres conocen bien a mi mejor amiga, come como si no hubiera un mañana, y no la culpo es un privilegio poder comer todo lo que quieras y no engordar.
— Papi y Mami me conocen bien — me dice codeándome.
— Ya sabes, como hermanas. — chocamos puños.
— Y apurémonos si queremos ir temprano al centro comercial, hay un local de dulces que recién abrió y dicen que son ricos. — digo terminando mi batido de mora antes de que Josy se lo termine también.
Exactamente así de hermosa es nuestra amistad, nos criamos juntas, y hacemos casi todo juntas, incluso hay veces en las que dormimos un día en mi casa y otro día en el de ella.
A pesar de todo, tiene su carácter, y siempre me protegía aunque yo sea mayor por días.
— Listo, termine de desayunar. Hora de ir de compras. — dice levantándose de la mesa, haciéndose la loca para no lavar los platos que ensució, la conozco tan bien a este renacuajo.
— Ni siquiera lo pienses Josy, hoy te toca y lo sabes. — le digo señalando con un dedo los platos sucios.
— ¡Oh, Destino! ¿Por qué eres tan cruel conmigo? — dice me manera muy dramática y yo solo me río sin para.
— Deberías ser actriz, Josy. — se le burla mi mamá.
— Lo eh decidido seré actriz, iré a ensayar ahora mismo. — Ahora mismo nada Josy, muévete a lavar los platos. — olvide comentarlo pero Josy le tiene algo de temor a mi mamá, digamos que aveces mi mamá es algo explosiva, tiene un carácter muy fuerte.
— Mientras tu lavas los platos yo voy por el dinero y las llaves.— y así dejo a Josy con su hermosa tarea domestica.
Lo bueno de tener al fin 16 años es que ya puedes tener tu propio auto, el mio fue como regalo de cumpleaños. No es el auto del año, ni el más lujoso, pero es un regalo muy preciado para mí. Es muy practico así no tenemos que pasar horas esperando el bus, y lo peor es que aveces parecemos sardinas enlatadas ahí dentro.
Saco el auto del garaje y lo paqueo frente a la casa y comienzo a pitar, me da risa ya que Josy sale a la carrera.
— ¡Arranca rápido! — dice la loca de mi amiga subiendoce rápido al carro.
— No tienes remedio — dicho esto arranco el carro no sin antes despedirme breve mente de mi madre que estaba recostada en el marco de la puerta.
— Bien, tenemos 30 minutos para llegar rápido, comprar las entradas, comprar las botanas y ver la película con completa tranquilidad — la manera en como ella lo decía parecía tan fácil a excepción de un detalle el centro comercial le falta una hora y más para abrir, lo que quiere decir que salimos muy temprano.
— Buena organización, pero aún falta una hora para que habrán el centro comercial, y nos vamos media hora en el trayecto así que opino que demos unas vueltas antes de ir - le dije tomando el desvio para ir al parque central.
— Buena idea, por algo eres mi hermana.