Luna
Después de ese altercado, no los volví a ver, supongo que en cuento obtuvieron el dinero se fueron. Han pasado dos días y mi madre cada vez está más aterrada, supongo que ver a ese animal la asustó mucho y ha de tener miedo de encontrarse con algo así de nuevo.
- Madre –me acerco un poco a ella, estábamos en el mercado comprando la comida de la semana- el día está algo aburrido ¿quieres ir a la biblioteca?, me gustaría leerte un cuento.
- Está bien, cariño, primero llevemos esto a casa y luego iremos de inmediato a la biblioteca.
Me sonríe tan dulcemente que no parece que hace unos segundos estaba volteando por todas partes intentado no toparse con algo que atentara contra su vida. Ya una vez en casa nos apuramos por salir, se ve con mucha prisa, pero intenta disimularlo, una vez ya en la puerta, al abrirla aparece un hombre muy alto con traje.
- Madre ¿quién es este hombre?
- Disculpe –dice el alto hombre mientras entra a la casa- señora, está usted arrestada por evasión de impuestos, ya lleva 3 meses son pagar, será llevada a la cárcel en el área de mujeres y sentenciada a 5 años de prisión por su delito, señores llévensela.
Aparecen tres policías que se llevan a mi madre por la fuerza, estoy tan sorprendida que no logro oír nada, sólo veo a los policías hablar y a mi madre gritar y llorar, no sé qué es lo que están diciendo, no me pudo mover, me quedo para, viendo a mi madre irse y de repente empieza llover, es una lluvia exclusiva, sólo yo la puedo sentir, pero los demás la pueden ver.
Ya una vez consiente de todo lo sucedido salgo corriendo para ver a mi madre, no me la pueden quitar, no quiero, no lo voy a permitir. Todos me miran, algunos con preocupación por mis lágrimas y otros con enojo por chocar accidentalmente con ellos, llego al lúgubre lugar donde tiene a mi madre, pero no soy la única aquí, también están los chicos que habían “capturado” al lobo.
- ¿Qué hacen aquí?, pensé que ya se habían ido -seco mis lágrimas-.
- Si bueno, ¿recuerdas al lobo? –asiento con la cabeza- es nuestro amigo, en realidad es un hombre lobo, lo capturaron y necesitamos recuperarlo.
- Yo no les dije nada.
- Lo sabemos, no te preocupes, oye ¿podrías ayudarnos?, no sabemos cómo tratar a las personas de aquí y ya se enojaron mucho con nosotros.
- Sólo si me ayudan a sacar a mi madre.
- No creemos poder hacerlo, digo, nosotros nos iremos de este lugar porque ni siquiera vivimos aquí, en cambio ustedes si y tarde o temprano la arrestarán de nuevo y esta vez te llevarán a ti.
Los miro con enojo, ellos se sienten incómodos y bajan las miradas.
- Ustedes dijeron que si no le decía a nadie me ayudarían con lo que sea.
- Bueno, bueno, te ayudaremos, pero primero a nuestro amigo.
Sonrío ampliamente y me seco las lágrimas, empezamos a idear un pequeño y algo absurdo plan, pero es lo único que se nos ocurre, así que en verdad espero que esto funcione.
Entro con los chicos detrás de mí, me dirijo al guardia que se encuentra detrás del escritorio y le digo que necesitamos ir a ver al hombre lobo ya que es sospechoso de otros crímenes de fuera del reino, al principio nos ve con sospecha, pero después de pensarlo un rato decide aceptar y acompañarnos, nos menciona que lo van a ejecutar mañana por estar relacionado con la magia. Una vez con el otro chico, los tres atacan al guardia, pero sin hacer mucho ruido, el rubio se viste con las prendas del oficial, el otro chico con la ropa del rubio y el guardia inconciente es vestido con la ropa del otro chico, toman sus llaves y nos vamos dejándolo encarcelado. Nos dirigimos al área de mujeres y después de casi ser descubiertos por nuestra mala actuación de “no pasa nada, todo está bien” logramos encontrar a mi madre en una celda.
- Muy bien, ahí está tu mamá, hay que apurarnos –asiento con la cabeza y me dirijo hacia ella.
- Madre, eh venido a sacarte de aquí, por favor ven conmigo.
- No, cariño, lo siento mucho, pero debo de estar aquí, te meteré en problemas si me escapo, por favor cuídate y come apropiadamente, te prometo que nos volveremos a ver muy pronto.
- No, por favor, no me hagas esto, yo te necesito –empiezo a llorar desconsoladamente.
- Claro que no, ya eres grande, te puedes cuidar tú sola, no me hagas preocuparme por ti, y no olvides cepillarte los dientes después de cada comida y bañarte todos los días. Te amo mucho, mi niña.
De alguna u otra manera, todos terminamos llorando, me voy corriendo con los chicos y al salir lo único que puedo hacer es ponerme en posición fetal, quiero seguir llorando y gritar hasta que mi garganta sangre, pero parece ser que nos han descubierto y me llevan en la espalda de la chica, corren muy rápido y se ocultan entre las sombras y callejones, tardamos una hora, pero logramos llegar a uno de los muros que nos protegen del exterior.