Anne esperaba con temor alguna respuesta de su padre quien no pronunciaba palabra alguna, sintió un horrible dolor en el pecho, la angustia y la tristeza la estaban matando.
-¡Me casare con quien usted decida o me iré de monja de claustro a cambio de que le perdone la vida a Juan y no le toque un solo pelo en prisión!- suspiro amargamente-¡Sé que pedirle por su libertad sería demasiado, pero permítale pedir el perdón real mientras es prisionero, y ... –
-¿Me crees estúpido?- interrumpio furibundo Rigoberto mientras se acercaba a su hija
-¿Permitirle que pida el perdón real?, ¡Dejarlo vivir!, ese y todos los que son como él merecen la horca-
-¡Por favor, está bien manténgalo preso yo cumpliré con mi promesa si usted!-
-¡Tú no estás en posición de hacer tratos conmigo mucho menos de decirme que hacer, si yo quiero ahora mismo lo mando a ejecutar!-
-¿Acaso no le entristece mi pena?-
-¡Te lo buscaste por enamorarte de un pirata!-
-¡También yo soy pirata, máteme junto a él!-
-¡Niña!-grito la nana
-¡Gritare a todo el mundo que dejo libre a la peligrosa pirata Anne James y que soy yo, además soy también fugitiva, me escape de port royal!-
-¡Basta!- grito Rigoberto furioso y enseguida salió de la habitación de su hija.
Anne se puso de rodillas al piso llorando amargamente mientras su nana le acariciaba el cabello tratando de consolarla.
-¿Por qué mi propio padre me hace sufrir tanto?- lloro
-¡Niña no digas eso, es tu padre, no lo juzgues!-
-¡Nana, él sabe que Juan es a quien amo y no le importa torturarme de esta manera-
-Pero niña, es ¡un filibustero, ladrón, asesino, es un delincuente!-
-¿Ladrón?, si, de otros ladrones que le roban a este país para enriquecer a unos reyes a quienes sus colonias les importa un comino, ¿asesino? Si de hombres armados y entrenados jamás de inocentes, igual que los soldados que pelean con otros soldados, ¡Yo también fui pirata, nana, a mí no me secuestraron, yo me uní a ellos, yo robe, y mate a otros soldados igual que lo hizo Juan!- eufórica contesto Anne
-¡Niña!- exclamo sobresaltada la nana
-A mí se me conoce como Anne James, hija de los piratas Henrry James y Connie Read, ellos me adoptaron nana y prefiero mil veces ser hija de ellos a serlo de aquel hombre que solo me ha causado sufrimiento- continuo Anne con los ojos llorosos
-Niña estas muy alterada mejor descansa, tienes que recuperarte-
Anne miro a su alrededor y acto seguido se metió en cama como se lo pedía su nana, después de unos segundos la mujer salió de la habitación llevándose la bandeja de comida, Anne inmediatamente se paró e inspecciono una a una las ventanas para poder escapar, pero sus esperanzas de un escape se vieron truncadas al observar sus ventanas con unas rejas detrás de estas, rápidamente corrió a la puerta y no pudo abrirla.
<< Me encerraron aquí, ¡Nooo!>> es noche Anne lloro desconsolada, se sentía impotente, frustrada sin saber qué hacer.
-¡Buen día mi niña, aquí está tu desayuno!- dijo la nana mientras ingresaba con una bandeja y la colocaba sobre sus piernas
-¿Por qué cerraste la puerta ayer al salir?- pregunto molesta Anne
-Ordenes de tu padre-contesto triste
Anne bajo su mirada miraba su comida pero su mirada estaba perdida, sus ojos reflejaban profundo dolor y tristeza
-¡Buen día!- seriamente saludo el almirante mientras ingresaba a la habitación de su hija
-¡Buen día!- respondió desganada
-Debes comer o enfermaras y morirás-
-Ojala me muera, eso es lo que quiero- contesto Anne con amargura
-¡Niña, jamás digas algo así!- reprocho la nana
-¡Es la verdad nana, sin Juan prefiero estar muerta!- miro a su padre con enojo
-¡Esta bien, voy a alegrar un poco tu mañana, he decidido aceptar tu trato!- dijo Rigoberto
Anne lo miraba atónita, estaba entusiasmada pero a la vez preocupada, ¿a cambio de que aceptaría su padre dejar vivir a Juan?
-Dejare vivir al filibustero y mis hombres lo trataran bien en prisión, estará ahí hasta que muera por causas naturales, pero tú harás lo que yo te diga, y te casaras con quien yo decida-
Esas últimas palabras se sintieron como un puñal en su corazón, en el fondo Anne esperaba que su padre la pusiera de monja, estar en una prisión diferente pero ahora tendría que ser de otro hombre.
<< ¿Cómo podré casarme con otro, besar a otro, aguantar sus caricias, ser la mujer de otro hombre?>>
-Está bien – dijo con un hondo suspiro Anne
Su padre salió de la habitación con una sonrisa mientras su hija lloraba postrada en su cama.
-¡Niña por favor ya no llores, tus ojitos están hinchados, solo te harás más daño!- decía la nana acariciando el cabello de Anne
-¡Ojala me muriera nana!- lloro -¿Te das cuenta, acabo de aceptar ser la mujer de otro hombre, engañar el amor de Juan, como podré hacer eso?-
Después de unas horas Rigoberto ingreso a la habitación de su hija Anne parecía muerta en vida, sin comer sin dormir solo echada en su cama mirando al vacío.
-¡Quiero que mañana te levantes de esa cama y vayas a comprarte ropa, tu prometido vendrá a conocerte!-
-¿Cómo, pero tan rápido?- Contesto consternada
-¡Si, es un ganadero, no es viejo y estará aquí unos días, mañana por la tarde vendrá a conocerte y más vale que te comportes!-
-¡Déjeme despedirme de Juan, quiero ver que en efecto él se encuentra donde dice y sobre todo quiero ver que está sano y vivo!-
-¡Claro que no!- gruño Rigoberto
-¡Entonces le contare todo a mi prometido!- protesto Anne
-¿Crees que estas en posición de amenazarme?, una palabra mía y tu querido pirata muere, tú haces lo que yo diga y punto ese fue el trato-
-¿Qué acaso usted no tiene corazón, no ve lo que sufro y sufriré el resto de mi vida, no me permite si quiera unos minutos para despedirme?- afligida Anne miraba a su padre tratando de encontrar en él una pisca de compasión.