Ana no sabía que responder, las manos le sudaban de los nervios, si le decía la verdad su matrimonio terminaría y eso no le importaba pero ¿y sus hijos?, pensó muy bien en su respuesta.
-¿Quién?- respondió distraída
- Tu padre estaba completamente seguro de que ese pirata te secuestro, que ya antes lo había hecho, jamás me hablaste sobre eso- dijo Joaquín algo alterado
-¿Crees que quiero revivir ese momento?, ¿Alguna vez fuiste secuestrado?- dijo molesta
-Tienes razón, pero ¿Por qué volvió a secuestrarte, está enamorado de ti o qué?-
- No se quienes fueron mis secuestradores pero escapar no fue nada fácil, mis hijos me motivaron y no deseo recordar esos angustiosos momentos- respondió alterada
-Perdona cariño, pasaste por una experiencia horrible y yo interrogándote, haciendo que revivas esos horribles momentos- dijo apacible mientras la abrazaba
-Entiendo tu preocupación pero por favor, entiéndeme a mí, no quiero recordar lo que viví- dijo Ana entristecida
-¡Te extrañe mucho mi amor, estaba muy preocupado!- dijo Joaquín abrazando una vez más a Ana
-¡Estoy bien, gracias!- respondió Ana mientras empujaba a su esposo para liberarse de su caluroso abrazo
-¡Me alegra escucharlo mi amor!- respondió Joaquín algo triste
-¡Veré a los niños!- dijo Ana saliendo de prisa
>> ¡Joaquín no merece esto!, ¿Qué estoy haciendo?<< pensó Ana corriendo hacia el jardín con los ojos llenos de lagrimas
Miro al cielo pidiendo al creador que la iluminara para encontrar una solución
>>¡No quiero dejar de ver a Juan pero no puedo dejar a mis hijos y Joaquín no merece estar al lado de una mujer que no lo ama! ¿Qué hago?<< miraba al cielo desesperada por una respuesta
-¡Mami, mami, mi hermano rompió mi muñeca!- lloraba María corriendo hacia su madre con su muñeca en manos
-¡No te preocupes cariño, te compraremos otra!- calmaba Ana a su pequeña hija
La niña se tranquilizaba en los brazos de su madre, lo que confirmó a Ana que no podía dejar a sus hijos pero su corazón se negaba a dejar a Juan.
-¡Joaquín debo viajar a España, recibí una carta de mi tía abuela Altagracia, está muy enferma y sola, estaré unos meses para cuidarla!- dijo Ana
-¡Pero amor, solo llevas con nosotros unos meses después de… bueno ya sabes!- respondió Joaquín
-¡Lo sé y no quiero irme, sobre todo por los niños pero mi tía no tiene a nadie!- exclamo apenada
- Es verdad, bueno solo serán unos meses, espero que tu tía mejore, cuídala mucho y tú también cuídate mucho, cariño- Joaquín abrazaba a su esposa
Joaquín y sus hijos acompañaron a Ana hasta Vera Cruz fueron al muelle donde se despidieron con un fuerte abrazo, Ana después de despedirse de su familia subió a un barco con rumbo a España, el barco zarpo haciendo escala en Cuba donde Ana bajo y se quedó para encontrarse con Juan, quien la esperaba muy ansioso.
-¡Ana, mi amor!- Juan corría a recibir a su amada quien emocionada corría también a su encuentro
-¡Mi vida!- exclamo Ana besando a Juan
- ¡No tienes idea de cuánto te extrañe!- dijo Juan abrazándola y ella a él dirigiéndose juntos a un cuarto que tenían rentado.
Durante cinco años Ana y Juan encontraron la forma de verse a escondidas, Cuba, Tortuga, Bahamas, Brasil, y muchos lugares más eran sus escondites de amor, aunque Ana disfrutaba de la compañía de su amado cada vez las despedidas eran más dolorosas y cada vez al regresar a casa las quejas de sus hijos también lo eran para Ana.
-Mi amor debo volver a casa mañana- dijo Ana mientras se vestía
-Ana, debemos hablar- respondió muy serio Juan observando a Ana vestirse mientras él seguía echado en cama
-¡Ya sé que me dirás, cada año es lo mismo!- respondió angustiada
- ¡Sé que no te gusta hablar de esto pero ahora si debemos hacerlo!- continuo Juan
-Ya sabes mi respuesta- trato de esquivarlo
-Amor- susurro Juan abrazándola por la espalda
-Cariño, no intentes convencerme, sabes muy bien que no puedo- dijo Ana más tranquila
-Entiéndeme a mi entonces- respondió algo molesto-Aunque han sido 5 maravillosos años, tú sabes cómo me siento al respecto- continuo Juan
-Mi amor, tu sabes que no puede ser de otro modo-
-¡Tus hijos ya son grandes, tu hija ya tiene 14 años, búscale esposo y listo!- exclamo Juan molesto
-¿Cómo?, ¡Sabes muy bien que jamás haría algo así, mis hijos decidirán con quien quieren casarse y cuando estén listos para ello!- respondió Ana muy alterada elevando su voz.
-¡Si, tienes razón, perdón!, yo solo quiero compartir el resto de mi vida contigo-
-¿Y no puedes esperar un poco más?, mis hijos ya crecerán, el divorcio con su padre les dolerá menos-
-¡Ana, por favor, tus hijos están muy grandecitos para soportar un divorcio de sus padres, buscas excusas para no irte conmigo!- grito enfadado Juan
-Tú sabes muy bien que no es cierto- respondió alterada
-¡Siempre la misma cantaleta Ana, ya estoy harto, si me amas de verdad, demuéstralo!-enfurecido Juan tomo su ropa y salió de la habitación.