Ana intentaba disimular su preocupación por Juan, tomo un vaso de tequila y lo bebió rápidamente, sintió como la bebida parecía quemar su garganta a medida que bajaba hasta su estómago, así distraer sus pensamientos.
-¡Cariño! ¿Acabas de beber tequila?, Tú jamás bebes- dijo sorprendido Joaquín mientras servía un vaso de agua para su esposa, el cual ofreció inmediatamente y Ana tomo el líquido de un solo sorbo
-Quise probar, pero ya veo que fue una mala idea, hace mucho…- dejo de hablar al darse cuenta que estuvo por revelar que ella hace años tomaba –hace mucho que deseaba hacerlo pero ya veo porque las mujeres no lo toman, prefiero un vaso de vino- continuo sonriendo aliviada
-¡Ay mi mujercita!- dijo Joaquín regañándola como a una niña
-Bueno yo me retiro, gracias por todo, mañana volveré a Vera Cruz, buenas noches- dijo Rigoberto con voz cansado
-Descanse suegro, pero no se vaya mañana, disfrute de la hacienda el tiempo que quiera-
- Así es padre, llego hoy, el viaje es cansador, quédese unos días- complemento Ana, Rigoberto solo sonrió y se despidió
-Bueno, será mejor que nosotros también…- decía Ana cuando fue interrumpida por Joaquín quien la beso de sorpresa.
Ana gentilmente empujo a Joaquín se despidió e inmediatamente escapo a su habitación, dejando a su esposo solo en la sala, Joaquín solo la observo irse, con la mirada baja se dirigió de nuevo al bar y ahí alumbrado por unas cuantas velas a la mitad de su sala, sentado en un sofá estaba Joaquín con un vaso de vino en la mano mientras observaba su anillo de casado
-Hija, quiero hablar contigo por última vez- dijo Rigoberto preocupado, en la puerta de la habitación de su hija mientras todos aun dormían
-¿Por última vez?- respondió Ana sorprendida
-De Juan- respondió su padre –Me advirtió que vendría por ti, que esta vez se irían juntos para siempre- continúo
Ana trago saliva y volcó los ojos sin decir palabra, escucho callada el mismo sermón que su nana le había dicho un millón de veces, Ana solo escuchaba sin reaccionar.
-Hija, es por tu bien que te digo todo esto, aun no es tarde para hacer lo correcto- continuo el hombre, se lo veía realmente preocupado pero Ana parecía no prestar atención
- Entonces ¿se va hoy?, puede quedarse unos días más- respondió Ana cambiando de tema
-Ana, ¿acaso no me escuchaste?-
-Padre, me canse de que usted y mi nana me repitan lo mismo, es fácil para ustedes opinar, si podrían entrar a mi cabeza y a mi corazón por unos segundos no les sería tan fácil, déjenme a mi tomar la decisión que mejor me convenga- respondió Ana desganada
-Entonces me voy, sé que a mí no me escucharas, solo espero que no actúes como una chiquilla irresponsable, sé que ese tipo dará contigo en cualquier momento, ¡Piensa bien lo que harás!- dijo Rigoberto despidiéndose de su hija, enseguida salió de la hacienda, en la puerta principal un carruaje lo esperaba, subió en el y enseguida partió
>> ¡Llevo cinco años pensando muy bien que hacer y aun no encuentro una respuesta!<< pensó Ana melancólicamente
-¿Qué paso con tu papa, lo busque para el desayuno y no está en su alcoba?- pregunto extrañado Joaquín mientras todos desayunaban
-¡Se fue en la madrugada!- respondió tranquilamente Ana
-¿Discutieron?-
-No, solo quería volver a su casa- dijo Ana serena
-No entiendo, ¿Por qué vino para estar un día?, ayer lo vi algo alterado y después de que hablaron parecía triste, ahora se va sin despedirse, ¿Qué está pasando?- pregunto Joaquín muy preocupado
-No es nada, solo, ya sabes, lo usual entre él y yo- respondió Ana indiferente
-No Ana, no lo sé, de hecho no sé nada- respondió molesto Joaquín –Sinceramente ya me estoy cansando, me tienes al margen de todo, he sido muy paciente y complaciente contigo, son asuntos entre tu padre y tú, es cierto, pero las parejas de casados ¡comparten todo!- dijo Joaquín exacerbado, dejando el comedor
Ana lo miro sorprendida, era la primera vez que elevaba la voz, los jóvenes intercambiaron miradas de susto y preocupación
-¡Vayan a sus lecciones!- dijo Ana a sus hijos, los jovencitos obedecieron enseguida
-¡Niña, ese buen hombre tiene un límite y tú lo estás empujando a su límite!- dijo la nana mientras recogía los platos sucios junto a otra sirvienta.
Ana solo miro a la mujer en silencio acepto sus palabras, inmediatamente fue a buscar a Joaquín, cuando vio a este bajar las escaleras con una maleta en mano.
-¡No te asustes, el sumiso de tu marido no te deja solo viajare por negocios!- respondió Joaquín aun enojado
-No me dijiste…-
-Tu no me compartes nada, ¿debo hacerlo yo?- interrumpió Joaquín
-¡Esta bien, perdón!- dijo Ana molesta, -Buen viaje- continúo y dándole la espalda salió inmediatamente
Joaquín la observo irse muy triste, se despidió de sus hijos quienes lloraban para que no se fuera, después de una larga despedida Joaquín subió a un carruaje y se fue, Ana observo su partida desde un extremo de la propiedad.
-¿se fue por su discusión?- pregunto María molesta a su madre.
-No, tu padre debía viajar por negocios-
-¡Mientes, todo el tiempo discuten o tratas mal a papi, él siempre está muy triste!- dijo Santiago muy enojado.
-¡Niños, su padre tuvo que viajar por negocios nada más!- dijo Ana acercándose a sus hijos para abrazarlos pero estos la rechazaron dando un paso atrás.
-¡Eres mala, no quieres a papá!- dijo María con lágrimas en los ojos y ambos muchachitos corrieron hacia sus alcobas dejando a su madre con la palabra en la boca.
Ana sintió su corazón partirse por la mitad, miro al cielo de rodillas en el suelo
>> ¡Dios, ayúdame!<<
-¡Señora le llego un telegrama!- dijo una de las sirvientas interrumpiendo sus suplicas, Ana se incorporó inmediatamente para leer la carta.