Alexandra Miller Bruce
Horas Antes del ataque al Triángulo
- ¿Liz que parte de no estarás en la misión no entendiste? -Digo enojada
-Pero Alexa yo quiero ir -Chilla enojada
-No te quiero perder… no a ti, por favor no vayas -Suplicó al borde de un colapso emocional
-Es tarde ya llene el formulario -Evita mi mirada
La miro dolida, antes de salir enojada de la enfermería, sé que es libre de hacer lo que se le dé la gana, pero ella es la única persona que sabe cómo me sentí respecto a…a ella.
Ella más que nadie sabe todo lo que sufrí por su partida, ella es la única la cual me ha visto llorar, ya cinco años desde que sucedió todo, cinco años en los que el tipo el cual se hace llamar padre mató la única esperanza que teníamos para salir de este mundo de porquería.
Me secó una lágrima traicionera que se me escapo, siempre que pienso en ella lloro, nunca nadie pronuncia su nombre porque de hacerlo conocerán al verdadero monstruo que se esconde bajo la máscara de Benjamín Miller.
Aun no entiendo como mi madre una mujer llena de luz puede estar con alguien… tan oscuro como el tipo llamado padre. ¿Que si lo odio? Claro que no lo odio, odiar es un sentimiento y yo hacia él no siento nada, él me quitó lo más preciado que tenía, no solo a mí sino también a mi madre, no siento nada hacia él por eso y muchas cosas más.
-Madre, ve a descansar me quedaré aquí con Mike.
-No dejes que tu padre entre a su habitación -Dice con voz ronca.
- ¿Ahora que hizo Benjamín? -Digo frustrada
-Según él, Mike es débil y un cobarde, no quiero que le haga lo mismo que… Solo cuídalo.
Se a que se refiere y como no, yo estuve ahí, lo vi todo, aun me atormenta la imagen que tuve frente a mí.
Quito los pensamientos, y asiento, ella me da un beso en la cabeza y se va, me siento, y suspiro cansado.
- ¿Cómo estás amor? – Dice una voz masculina
-Bien Matt -Él me mira serio pues odia que lo llame por su nombre y no por estúpidos apodos- La verdad es que ser jefe de una organización criminal es agotador, no sé cómo le haces para verte tan…bueno tan tu.
-No es fácil, pero tampoco es difícil, es solo cuestión de acostumbrarse -Se sienta a mi lado y coge mi mano - ¿Por qué no me dijiste que peleaste con el jefe del Triángulo?
Habla despacio, su respiración es entrecortada, sé que está enojado, aprieta mi mano, suelto un leve gemido y hago una mueca de dolor, mi corazón se acelera, la última vez que se enojó no acabó para nada bien, y no lo digo por mí.
-Con todo lo que está pasando, lo olvide por completo, el ser parte de la organización, el que Mike esté herido, el haber tomado el cargo de jefe temporal, fueron muchas emociones en tampoco tiempo -Intenté sonar lo más inocente posible, aunque tengo unas ganas inmensas de darle un puñetazo.
No le tengo miedo, solo… solo es mejor que esté en sus cinco sentidos. Parece habérselo creído, o eso espero, porque de no ser así… diablos, despertará un verdadero monstruo, y no hablo de él.
Matthew Baker, un chico que a simple vista parece el novio perfecto, pero detrás de tan perfección está la persona más podrida y dañina que pueda existir, tiene problemas de ira, es muy impulsivo. Además de estar obsesionado conmigo.
Es inteligente, pero no tanto ¿Le quiero? Tal vez le he cogido un poquito de cariño, pero nada más, los ganadores deben estar con los ganadores y los perdedores con los perdedores, así es como Benjamín me crió, para mi desgracia.
Aún recuerdo como si fuera ayer cuando me negué a declárale amor al idiota que tengo enfrente, tenía 13 años, Benjamín quería no según el necesitaba que su preciada hija fuera líder, así que me obligo a estar con el imbécil de Matthew, me negué claro que lo hice, pero gracias a eso Benjamín me castigo de la forma más cruel y despiadada que pueda haber para tan sola una mocosa de 13 años.
Me marco, un águila era lo que tenía dibujado, sin piedad alguna me colgó del techo, y puso el hierro caliente en mi piel, marcándome de por vida, diciendo que había nacido siendo una Águila y moriría siendo una Águila, que, sí o sí debía ser una líder, pasara lo que pasar él iba a ser mi futuro.
-Bien me voy, te amo -Dice dándome un beso en los labios me dan ganas de vomitar.
-Yo también, debo ir a alistarme tengo que ir al ataque, soy yo la que está al mando.
Pobre idiota
Él asiente y se va, cuando lo pierdo de vista me limpio la boca, como le odio, me paro.
Me asomo a la habitación de mi hermano y él está dormido, mejor me voy y luego le cuento todo.
Liz, mi mejor amiga, es la única viva sobre la faz de la tierra que sabe de las atrocidades por las que he vivido. Ella siempre ha estado ahí para sanar mis heridas, y no lo digo como metáfora, ella siempre me ha escuchado y… bueno me da los peores consejos, pero al fin y al cabo son consejos, siempre ha querido lo mejor para mí.
Es una de las pocas personas que me importan, por esa razón me duele, que ella se ponga en tanto riesgo. Además, es una de las pocas personas que comparte el odio mutuo por Matthew.
Veo a todos los cuales atacaremos al Triángulo, sin duda alguna son uno de los mejores, busco mi arma personalizada, una de las pocas cosas que aprecio que Benjamín me abra dado.
-Bien, como la persona al mando, 20 de nosotros estarán en el norte, 10 en el sur, este y oeste, ¿Quedó claro? -Digo con voz autoritaria
- ¿Por qué tan pocos? -Dice uno
- ¿Para qué los comunicadores? -Dice otro al tiempo
-Ustedes solo limítense a seguir órdenes, y ya está, cuando pida la retirada, nos retiramos ¿Queda claro?
-SÍ SEÑORA -responden a coro
Todos llevan chalecos antibalas, yo por ser líder tengo que demostrar valentía ´´según Benjamín ́ ́ y no llevar algún tipo de protección, todos tienen diferentes tipos de armas, yo llevo mi Katana, mi arma y bombas de humo.
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Editado: 09.04.2022