Un fuerte dolor invade mi pecho, se me corta la respiración . . . Lágrimas comienzan a deslizarse por mis mejillas y el dolor se intensifica cada vez más.
Veo la silueta de aquella persona que me ha destruido completamente y con una voz fría sin sentimientos comienza a hablar
—Siempre has sido mi marioneta Steven, jamás me ha importado lo que sientas y mucho menos lo que pase contigo
—Pero . . . Walter, yo he hecho muchas cosas por ti y me han costado mucho, incluso he perdido a personas muy importantes para mí, todo es por ti, porque eres mi todo
—Eres un imbécil, siempre he jugado contigo, para mí no significas nada; tú solo eres un simple pasatiempo— suspira —Steven . . . —dice entre risas—: y recuerda esto, nadie jamás te llegara a tomar enserio. . .
—No Walter, no digas eso, estás mintiendo; yo sé que tú sientes lo mismo por mí pero te da miedo admitirlo— tomó su mano y la acerco a mi pecho— mí corazón te ama y estos latidos son solo para ti
—Qué lástima me das . . . ¿Quieres saber que provocas en mí? Tú solo provocas lástima, y asco; ya lo dije, solo eres un juguete para todos y eso nunca cambiará — me empuja con fuerza que me hace caer
—Walter, no me dejes . . . No me dejes — veo como se marcha sin voltear hacia atrás, la lluvia comienza a caer y mis lágrimas no cesan, por más que grito él no voltea solo escucho su risa burlona. Sus palabras hirientes resuenan en mi cabeza
Solo eres un juguete, nadie te tomará enserio, me causas asco y Lastima . . . Lastima . . . Lastima
. . .
—¡Walter! — grito, mi respiración está muy acelerada y estoy sudando mucho, mierda otra vez ese maldito sueño, ¿hasta cuándo me dejara en paz?, ya no quiero recordarlo; está en el pasado está en el pasado está en el pasado, me repito una y otra vez.
Me levanto de la cama y me dirijo a la cocina por un vaso de agua. No entiendo han pasado 2 años desde que Walter y yo . . . Nos alejamos. Es uno de mis demonios del pasado. No puedo darme el lujo de pensar en tonterías ahora que estoy a punto de entrar a la universidad.
Vuelvo a mi habitación, me recuesto en la cama y antes de quedarme dormido me hago una promesa . . .
"Jamás volveré a ser el juguete de nadie, ahora soy yo quien pone los papeles y las reglas"