Sinópsis

Lo empalagoso no siempre es del gusto de todos.

En la primaria nos hablan sobre los sentidos, aquí hablaremos de uno en particular: el gusto.

El gusto es el sentido que nos permite identificar sabores, el órgano principal involucrado en la percepción del sabor es la lengua. Ésta está cubierta de papilas gustativas que contienen los receptores sensoriales para el sabor: los botones gustativos.

Las fibras nerviosas transmiten el impulso nervioso, llevando información del sabor de los botones gustativos al cerebro.

Los cuatro sabores básicos que detectamos son el ácido, amargo, dulce y salado.

En el amor la situación es similar, veámoslo así:

Cuando muerdes un limón inmediatamente su ácido sabor te inunda haciendo que arrugues tu cara, cuando comes un algodón de azúcar el sabor puede llegar a ser tan dulce que te empalaga y cuando cocinas, curiosamente debes ponerle sal a la comida para que su sabor sea agradable, sin excederte.

Las personas normalmente se adentran en relaciones y poco a poco van descubriendo el sabor de éstas.

Algunos tienen relaciones tóxicas, en donde yo lo asocio con el sabor ácido y amargo.

Otros tienen relaciones amorosas, las cuales asocio con el sabor dulce.

Estos dos tipos de relaciones son los más comunes actualmente.

A ella y a mí nos tocó la salada; tampoco fue elegido, simplemente ese fue el sabor que descubrimos.

Aunque era de esperarse, pues yo pienso que en nuestras venas corre agua con sal en lugar de sangre y que en nuestros bautizos nos echaron sal, en vez de agua bendita.

Es que tenemos una suerte de mierda.

Antes de conocer esa sal, conocí el sabor ácido acompañado del amargo.

Me fueron infiel y me usaron.

Y yo me preguntaba ¿Cómo a un chico tan guapo y simpático como yo, le pudieron hacer eso?

Eso me lastimó tanto que incluso me llegué a cerrar a la idea del amor e hice lo que menos quería, le hice daño.

Le hice daño a la mejor persona que he podido conocer en la vida y sólo con mis estupideces.

Porque sí, Andrés Díaz a veces podía llegar a ser muy idiota.

Ella iluminó mi vida con su existencia llena de sal (siempre he tenido la teoría de que es un bulto de sal disfrazada de humana), tiene el don de hacer que la quieras con tan solo mirarla, su forma de ser, actuar, su bondad y sencillez, la vuelven una persona increíblemente maravillosa y su sonrisa junto a la manía de morderse el labio terminaron de volverme loco.

Tan loco que llegué a amarla como a nadie.

Y sí, sé que le hice daño; pero juré que así como ella volvió a unir las piezas rotas de mi salado corazón yo uniría las de ellas.

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Hola amores. 

Gracias por tomarse el tiempo de leer esto, de verdad es algo que agradezco y aprecio mucho.

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Actualizo los fines de semana.

Nos leemos.

-Aty.