Mi novia y su amigo.
Andrés
Y aquí estaba yo, en un gran río disfrutando del hermoso día soleado y último día de vacaciones con mi hermosa novia. Mi novia, aún no podía creer que una chica tan linda y sexy como lo es Edith, pudo fijarse en mí.
Simplemente era afortunado.
Edith es la típica chica popular, que todos aman y desean ser sus amigos -los chicos sobre todo desean tan siquiera poder acercarse a ella- Edith es alta, de piel blanca, delgada, sus ojos son de color verde, labios carnosos, cabello corto y muy negro, nariz perfecta, con algunas pecas en sus mejillas, un cuerpo de infarto, en fin es una chica espectacular.
Hace años soñaba con ser algo más que un amigo para ella, manteníamos una amistad de años, pero yo siempre estuve enamorado de ella.
Ella claro, no se fijó en mí por años, pero por fin lo hizo y aquí estamos, cumpliendo siete meses de relación.
–Andy, ¿puedes traerme un refresco?- habla Edith sacándome de mis pensamientos.
–Claro amor. –Me encamino al auto a buscar dicho refresco.
Me giro en dirección a mi novia y veo a Abraham a su lado (muy juntitos para mi gusto) diciéndole algo al oído, mientras ella no para de sonreír. No puedo negar que los celos me invaden.
Llego a su lado.
–Cariño aquí está tu refresco. –Ambos se giran y le entrego el refresco a Edith. –Abraham que gusto verte. –Dije.
–¡Hey, qué onda broh! Estaba invitando a Edith a mi fiesta de cumpleaños y ahora que te veo aprovecho para invitarte también a ti.
–Claro, tal vez podamos ir, gracias. –Dije fríamente.
Este chico no me agrada.
Abraham hace un ademán de marcharse y eso hace.
Abraham es el típico chico fuck boy. No se enamora, solo está con chicas por diversión y no toma compromisos con nadie. Es un tipo apuesto y sabe cómo encantar a las chicas.
Él y Edith siempre han sido muy apegados, antes pensaba que había algo entre ellos, –en realidad todo el colegio así lo creía – luego ella me aseguró que no y dejé esos pensamientos. Aunque debo admitir que siento celos cuando él está tan cerca de ella.
Dejé a Edith en su casa y luego de un apasionado beso, me dirigí a la mía.
Abraham
Es sábado y finalmente ha llegado mi cumpleaños.
Hoy cumplo la mayoría de edad, lo cual significa seguir haciendo lo que ya hago pero siendo mayor de edad.
Llego a la parte trasera de la casa y veo que la decoración ha quedado genial.
Siempre organizo las mejores fiestas, siempre asiste todo el colegio y otros chicos de afuera y planeo seguir manteniendo la fama de mejor anfitrión.
–Pero que guapo andas. –Me dice una chica que jamás había visto.
Y muchos de los invitados y no invitados ya están aquí.
–Como siempre. –Respondo.
Esta se me acerca y pone ambas manos alrededor de mi cuello y de un tirón me besa.
Al terminar la miro con picardía, sabiendo ya lo que busca.
–Tal vez más tarde pueda darte tu regalo. –Dice mientras juguetea con un mechón de su cabello.
–Suena a que tu regalo será especial. –Digo con la voz ronca.
–Lo será, nos vemos.
Le guiño un ojo y luego se marcha.
Luis se posiciona a mi lado y con una sonrisa lobuna me habla.
–No cambias.
Rio.
–Está buena. ¿Ya te la tiraste? –Pregunta.
–Aún no, pero espero que más tarde sí.
–De verdad eres un caso.
–¡Hey! Se ofreció sola, ofertón. –Me defiendo.
–Y tú que no desaprovechas. –Dice riendo.
–Jamás mi rey, lo fácil se aprovecha.
Dicho esto me marcho.
Camino por la fiesta, saludando y recibiendo felicitaciones de los presentes; como también varias insinuaciones de chicas.
Nunca he tenido problema para tener en mis manos a una mujer.
Me encuentro sirviéndome vodka en un vaso, cuando siento dos brazos rodeando mi espalda.
Percibo el olor de su perfume y de inmediato sé que se trata de Edith.
Volteo, encontrándome con su rostro y de inmediato me abraza.
–Hola cariño. –Susurra en mi oído.
Diviso a unos metros a su noviecito observándonos.
–Llegas tarde. –Digo rozando mis labios en su cuello.
Edith se separa de mí y me habla.
–Arreglarme para ti recompensa la tardanza, ¿no?
La observo y veo que trae un top negro, junto a un pantalón de cuero negro que se ajusta perfecto a su cuerpo y unos tacones.
Trae su cabello suelto y su maquillaje es muy básico pero atractivo y el toque lo da el labial rojo que trae.
Está tan liable.
Sonríe.
Se acerca y me vuelve a hablar.
–Te quiero tanto.
Sólo soy capaz de sonreírle.
Ingenua. Sé que ha estado enamorada de mí desde hace años, pero en mi vida no caben cursiladas.
Hace dos años empezamos a liarnos, dejándole claro que nada de sentimientos, a lo que ella aceptó.
Sé que existen sentimientos de su parte y aceptó a mi condición solo para estar conmigo.
La gente empezó a cotillear sobre nosotros y yo quería que eso parara.
Así que quise parar lo de nosotros, ya que, a pesar de que no hay nada más que diversión y entretenimiento, ella se la pasa pegada a mí y por ende la gente sospecha.
Es por ello que Edith empezó a salir con Andrés, para calmar sospechas.
Lo engaña conmigo desde siempre.
Miro hacia la cocina y veo a la chica de enante, tiene una copa en las manos.
Acto seguido, se levanta y hace un ademán con la cabeza para que la siga.
–Iré a hablar con los invitados, será mejor que le prestes atención a tu novio, está muy solo. –Digo lo último bromeando, sé que Edith no lo soporta.