Amor salado

Capítulo 6

Suposiciones

 

Amelie

 

Han transcurrido dos semanas desde aquel incidente, no he vuelto a hablar con Andrés.

De vez en cuando lo veo con su novia muy acaramelados que hasta dan ganas de vomitar.

Los días han transcurrido tranquilos sin incidentes, me he vuelto cercana a Raychell; ella es divertida, está un poco loca pero eso no le quita lo cool que es, estar con ella es genial y es una buena chica.

Y muy hablantina.

También he empezado a hablar con mis compañeros y ya no me siento tan extraña, ya tengo confianza.

Estamos en clase de español, una de mis materias favoritas a decir verdad. La clase transcurre con la profesora Marta explicando el tema, mientras hace preguntas a las cuales respondo.

Soy muy participativa en clase.

–Ssssss, ssssss, Amy. –capto los susurros discretos de mi amiga.

Hemos empezado a llamarnos con el diminutivo de nuestros nombres.

Raychell: Ray, Amelie: Amy.

Y la verdad me encanta.

–¿Qué? –respondo también susurrando.

–Rodrigo dice que estás muy guapa hoy. –Me dice señalando al chico de los ojos azules.

O como yo lo llamo: el ojiazul.

Sonrío y niego con la cabeza divertida.

Rodrigo es alto, de piel pálida, cabello liso y negro, ojos azules, pestañas largas y rizadas que encajan perfectamente con sus ojos, –haciendo así lo más atractivo en él, o al menos para mí– tiene su cuerpo perfectamente trabajado y tonificado.´

Tiene diecisiete años, debería estar en undécimo grado pero por alguna razón está aquí en noveno, según lo que sé, no ha reprobado jamás, por lo cual es extraño que esté atrasado.

Desde que llegue a este salón, no deja de mirarme y desde que empezamos a hablar ha estado tirándome la onda. Es guapo, pero no me llama la atención como para ser algo más que un amigo.

Miro a Rodrigo, quien me observa con picardía y me guiña un ojo.

La acción lo hace ver muy atractivo.

Más de lo que ya es. -dice mi conciencia.

Lo sé, es un maldito guapo.-respondo.

Me parece que alguien pronto tendrá novio.

Meh, no pienses tonterías.

¿Por qué siempre tan amargada? ¿Qué cosa tan mala te pasó para que seas así?

Cállate.

Está muy bueno.

¿Cómo es que no puedes quedarte callada y encerrada en tu mundo? Pregunto.

Soy tu conciencia cariño, estaré siempre contigo dándote los mejores consejos.

Eres fastidiosa.

Y tú la reina de Inglaterra. Deberías hablarle al papi de ojos azules. Propone.

Para ser mi conciencia no pareces muy lista. –me burlo– ya le hablo.

Pues y tú para ser una persona eres bastante idiota. Me contraataca. –Sabes bien de qué hablo, este podría ser nuestro novio oficial.

No tenemos los mismos gustos por lo que veo. Aclaro.

A mí me gusta papi Rod y a ti te gustan feos. espeta.

Nisiquiera me gusta alguien como para que digas eso.

Con solo escuchar que digas que no te gusta Rodrigo me basta para saber que tienes pésimo gusto.

Ash, te detesto. Expreso.

No cariño, me amas.

Dicho esto, gracias al cielo dejó de hablar.

Luego de tener esa muy rara conversación con mi conciencia y de pensar que estoy loca por ello, suena el timbre que anuncia el receso y salgo junto a Ray y Rod a la cafetería. Solo riéndome de sus chistes y discusiones sin sentido.

 

 

Andrés

 

Dos semanas, dos largas semanas han transcurrido desde ese día en que dije cosas que no quería, cosas que la lastimaron, con su mirada lo supe.

No me he disculpado con ella, nisiquiera me le he acercado, de vez en cuando cruzamos miradas por el pasillo pero es todo.

Me siento mal por ello, necesito disculparme.

Eso de lastimar a las personas no es lo mío.

Pero si le hablo, Edith es capaz de terminar conmigo y no quiero eso.

Siempre que ve a Amelie me toma de la mano, me besa, me besa y cosas de ese tipo, luego cuando ya no está más simplemente se aleja de mí.

Es como si solo quisiera fastidiar a Amelie y no entiendo el por qué, la chica es nueva, nisiquiera la conocemos; que Edith haga eso solo cuando la ve a ella me confunde, porque estando a solas conmigo se comporta distante y muy cercana a Abraham, incluso aún más de lo que ya eran.

 El sonido de la puerta abriéndose, me saca de mis pensamientos.

Veo como la abren ligeramente y desde mi cama veo como una pequeña cabecita se asoma.

–Tío, ¿estás? –pregunta una dulce vocecita que tanto amo.

–Si cariño, pasa.

Maitee, mi pequeña sobrina, pasa y corre hacia mí, dándome un fuerte abrazo de esos que te recomponen la vida y se lo devuelvo con la misma hasta más emoción,

Hacía tanto que no la veía, la echaba tanto de menos.

–Hola princesa, ¿cómo estás? –le pregunto mientras la acomodo sobre mi regazo.

–Muy bien tío, ¿me extrañaste?

–Muchísimo mi niña.

Le doy un beso en la frente y justo mi hermana entra a la habitación con su gran barriga de embarazo, solo faltan tres meses para el parto y será otra hermosa niña.

¿Imaginan mi emoción?

–¿Puedo unirme a la muestra de amor? –pregunta sonriente.

–Eso no se pregunta, ven. –digo extendiéndole una mano.

Se acerca a nosotros y nos damos un abrazo, luego toma asiento a mi lado.

–¿Cómo has estado? –le pregunto a la mayor de mis hermanas.




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