Bernard.
Estaba ansioso por encontrarme con los modelos, mejor dicho, estaba ansioso por empezar la campaña publicitaria para la universidad.
«No es cierto, tú estás ansioso por ver a Hemit», habló una voz en mi cabeza, pero la ignoré.
— Ya estamos aquí —habló Joel.
En el momento estaba entrando a la sala de mi casa.
— ¿Qué hacen ustedes aquí? —pregunté pues Sander también estaba presente.
— Yo le dije a Sander que te acompañaría a la agencia —habló mi hermana.
— ¿Por qué? ¿Acaso no piensas ir al hospi…?
— Tengo el día libre —expresó Luisa.
Mi vista viajó hacia mis amigos.
— Casualmente hoy también es mi día libre —dijo Sander.
— También es mi día libre —comentó Joel.
— No sé qué voy a hacer con ustedes y me pregunto hasta dónde llegará su nivel de chismorreo.
— No soy chismoso, tu hermana es la cotilla —dijo Sander.
— No me digas, tú eres tan o incluso más cotilla que yo ¿O me negarás que fuiste quien le dio aviso a Joel? —cuestionó ella.
— Y eso quiere decir que yo soy una víctima de las circunstancias —dijo Joel.
— A mí no me engañas, perro —expresé.
— Guau guau —imitó el sonido de un canino y nos hizo reír.
— Yo mejor me voy —expresé.
Saqué mi automóvil del garaje y lo encendí
— ¿Esperan una invitación? —pregunté al verlos parados al lado de mi automóvil.
Ellos subieron y yo conduje hasta mi agencia.
Al llegar bajaron y yo estacioné mi automóvil. Momento después nos dirigimos hacia la entrada.
— ¡Oh no!
— ¿Qué? —preguntó mi hermana.
— Olvidé mi celular en el automóvil.
— Yo iré por él —expresó Sander y yo lo miré entrecerrando mis ojos.
— Tranquilo , yo vigilaré que no robe tu automóvil.
Acepté y le entregué las llaves a Sander.
— No tarden —expresé.
Entré a la agencia y mi hermana seguía mis pasos.
— Mira, tu chiquilla inmadura ya está aquí y al parecer trajo niñeros —expresó Luisa.
Mi vista inmediatamente viajó hacia donde ella estaba y sonreí.
— Estás perdido y aún no lo sabes —comentó mi hermana, pero la ignoré.
Me acerqué hasta ella y sus hermanos. Ellos parecían estar observando la estructura de la agencia.
— A mi también me agrada la vista —dije y ella giró para verme pues estaba de espalda.
— Ahora entiendo —escuché decir a uno de sus hermanos. Supe que era Dany porque sus ojos y los de Hemit eran parecidos.
— ¿Por qué estamos aquí? —preguntó el mayor.
— ¡Oh, miren al gruñón! —expresó mi hermana.
Todos miramos a Luisa y posteriormente observamos y escuchamos el enfrentamiento que tuvo con el mayor de los trillizos.
Finalmente Luisa optó por alejarse y su actitud me dejó confundido. Mi hermana no era de las que dejaba que un hombre la insultara ¿Qué estaría planeando?
— Deberías tener cuidado —expresé.
— Al parecer soy la primera en llegar —intervino Hemit.
Ella me miró y yo recordé que la había citado antes que los demás.
— Así es. La sesión fotográfica empieza a las dos de la tarde.
— Pero tú me escribiste…
— Creo que debí confundir la hora —dije.
Empezaba a divertirme.
— ¿Qué se supone que haga hasta entonces? Ni siquiera pude comer antes de venir.
— Te invitaría a comer, pero traes demasiada compañía —expresé pues esa era mi intención. Pero tuvieron que venir sus hermanos a echar todo a perder mis planes.
Frustrado me alejé, pero pude escuchar un 'espera' y sonreí porque supe que ella me seguía… y me alcanzó en el segundo piso.
Me burlé de ella porque era evidente que era una mujer de hacer poco ejercicios físicos y se me ocurrió una idea para ayudarla en eso.
«Quizá te enojes, pero luego me lo agradecerás», pensé.
Hemit y yo nos dirigimos hacia la cafetería de la agencia y tuvimos algunos enfrentamientos durante el recorrido hasta allí.
Cuando entramos solté la mano de Hemit, ni siquiera supe en qué momento la había tomado por la mano.
— Bernardito —escuché e inmediatamente levanté la mirada para ver a la mujer encargada de la cocina de la agencia.