Amor Sin Altura - Libro 1 Shb

CAPÍTULO 23

Hemit.

Estaba sentada en la cabecera de mi cama mientras que Dhina estaba atravesada en el medio y Juliana estaba acostada en la parte inferior.

Ellas miraban hacia el techo y yo miraba mi celular.

— Hemit, el techo de tu casa es gris —expresó Dhina.

— No, es color plomo —comentó Juliana.

— ¿Tú qué dices? —preguntó Dhina.

— Digo que no voy a entrar en una tonta discusión sobre cuál es el color del techo de mi casa.

Afortunadamente, el mensaje que estaba esperando llegó.

'Ya estoy aquí', leí.

— Ya regreso.

— ¿A dónde vas? —preguntaron.

— No tardaré.

Salí de mi habitación y caminé rápidamente hacia la puerta de entrada a mi casa.

Vi cuando Andy se acercaba a la puerta.

— Detente Andy, quien está afuera vino a visitarme a mí.

Mi hermano se detuvo y yo abrí la puerta y a quien primero vi fue a Bernard.

No sabía dónde meterme ¿Por qué estaba él en mi casa?

— ¡Oye! Dime si tú has visto alguna ves esa película donde las mejores amigas se van a las Vegas y los mejores amigos también, entonces ellos coinciden y terminan borrachos y, al día siguiente, se dan cuenta de que se casaron mientras estaban ebrios —habló Andy y Bernard desvió su mirada de mí hacia mi hermano.

— ¿Hablas de locuras de amor en las Vegas? —preguntó Luisa a quien no había visto.

— Sí —respondió Andy.

— Luisa me hizo verla —expresó Bernard y Andy sonrió.

Lo próximo que vi fue el golpe que mi hermano lanzó; golpe que impactó el rostro de Bernard.

— Tú sabes porqué —dijo Andy y dando media vuelta se alejó.

Luisa siguió a mi hermano y sé que lo insultaba, pero no escuché lo que decía porque estaba preocupada por Bernard.

Yo lo hice entrar y lo llevé a la cocina.

Tomé una bolsa de hielo y me quité la blusa, quedando solo en un top… y tras poner hielo en mi blusa, la puse directamente en su ojo derecho pues ya se empezaba a formar un hematoma.

— Lamento que mi hermano te golpeara.

— Supongo que me lo merecía.

— Nunca he estado de acuerdo con la agresión física; yo creo que las cosas se resuelven hablando.

— Sí, tienes razón. Esta mañana quería hablar contigo, pero huiste.

Mis ojos y los de él se cruzaron.

¿Qué se supone que diría? 

— No hables ¿Acaso no te duele? —pregunté al mismo tiempo que presionaba un poco sobre el golpe.

— Lo disfrutas, ¿cierto? —preguntó.

— Un poco. Ahora ven, vamos a la sala para que estés más cómodo.

— ¿Te preocupas por mí?

— Vamos a la sala —expresé.

Lo llevé a la sala y lo hice sentar, pero lejos de Andy.

— ¿Qué pasó? —preguntó Dhina.

Observé que las chicas y mis hermanos estaban todos sentados.

— Yo lo golpeé —respondió Andy.

— ¿Por qué? —preguntó Juliana.

— Se lo merecía —respondió, encogiéndose de hombros.

— Eres un violento, un cavernícola; debería demandarte —expresó Luisa.

— ¿Y qué cargos presentarás en mi contra? —preguntó Andy en tono de burla.

— Abogaducho de pacotilla —dijo Luisa.

— Médica de quinta —se defendió Andy.

— ¡Basta los dos! —intervine.

— ¿Y tú por qué estás desnuda? —preguntó Dhina.

— Yo…

Todos los ojos se volvieron hacia mí.

— Solo quería ayudar y ahora iré a cambiarme. Chicas, vengan —dije.

— ¿Qué están planeando? —preguntó Bernard.

— ¿No te lo dijo tu amargada hermana? Ellas tendrán una noche de ''chicas'' —comentó Andy.

— Pues entonces nosotros tendremos una noche de chicos —expresó Bernard.

— ¿Y qué harán contarse secretos? —se burló Dhina.

— Puede que contratemos algunas bailarinas —dijo Dany.

— Nada de bailarinas; no olviden la promesa —expresé.

Caminé junto a mis amigas, pero recordé algo y me devolví.

— No quiero que discutan y tampoco quiero golpes —dije señalando primero a mi hermano mayor y luego a Bernard.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.