Amor sin Cara

Capitulo 2

15 décadas después

Mucho había cambiado después de tantos lapsos, la batalla más grande sería romper con las ataduras de una vieja profecía. Ahora la vida era música, baile, aventuras y mujeres para el joven príncipe de Puerto Rico y heredero de la corona de El Encanto, soltero más codiciado de mucho tiempo, rumorado como hombre invertido, nada fehaciente de tales dimes y diretes de su oficio.

La superstición de la maldición ha trascendido generaciones, todo mundo conocía la leyenda. La ciudad entera celebraba con bombos y platillos, los Reyes entregaron la llave de su reino al joven príncipe de la música, a su hijo Enrique Martin Morales, más conocido en el mundo musical como Ricky Martín. Al cederle el reino le han dado el derecho a cambiarle el nombre, es así como ese reino dejaría de llamarse El Encanto, para tener un nombre que quedará en la memoria de todos los fanáticos del cantante.

Mientras tanto, en lo más oscuro de las mazmorras de un palacio oscuro, dentro un bosque donde se refugiaban las bestias, vivía la malvada bruja Alma Desalmada, ahora una decrepita anciana. Alma, a través de un místico arcoíris sostenido en el aire, producto de la gravedad, ese arcoíris lleno de color contenía la alegría y colorido de la realeza de los Martin, en el reino, el día que alguien robase ese arcoíris y lo apostara sobre la corona, entonces la bruja tendría que preocuparse, la virtud del arcoíris era poseer verbo y acción, era por donde observaba lo que ocurría en la ciudad, donde todos celebraban junto al príncipe Ricky Martín. En su oscuro gobierno se le podía ver acompañada de escarabajos, arañas, una serpiente, murciélagos, y feroces bestias, animales con los que solía tener charlas.

—Celebra, celebra, llevas muchos años entregándote al público; en tu alma falta el amor y color, tienes un vacío tan inmenso que ni tú mismo sabes identificarlo, o quizás sí. Te crees feliz, realizado, por tener una carrera, por tener fortuna, por tener mujeres bellas a tus pies, ni siquiera te has dado cuenta de que elle ya está contigo. Te ha seguido desde hace muchos años, tu verdadero amor sufre por ti, mientras vives con ese vacío que ni los millares de fanáticos que te escriben por las computadoras pueden satisfacer. Por desdicha te tocó pagar todo lo que tu maldito abuelo me hizo. Qué triste, elle es la criatura que te ama, la misteriosa criatura del velo floreado, que en cada concierto que brindas, ahí es donde quisiera estar. Vive escribiendo su diario de amor por ti, te ha dado su vida, vive del trabajo y de tu amor. Nunca estarán juntos, son el bello y la bestia, remedo de Sodoma y Gomorra. Pobre desdichada. El miedo es su gran rival, miedo a aceptarse como es. Pero más cruel es creer que el amor es un crimen y que ser diferente es un pecado, pero elles no lo saben.

Su malicia era como una espina penetrante que se iba pudriendo dentro del alma, disfrutaba ver infelices al príncipe y la fea criatura del velo.

En la plaza pública del reino había un gran evento, donde concurrían artistas celebrando el cambio de nombre para la ciudad. En una de las esquinas aparentemente estaba una mujer, con una figura sensual, pero tenía un defecto frontal, hacía que el resto de su belleza no valiera la pena, y era su particular rostro. Por eso siempre llevaba puesto su velo oscuro, decían que nadie le había visto su rostro, porque desde infante lo había ocultado por miedo a las humillaciones y a las rivalidades por belleza, que prevalecía en las personas de este tiempo. En esa ocasión, fue a ver al príncipe a uno de sus conciertos en Puerto Rico. Lo único que sabía decir con suspiros era: «Mi amor imposible». La doncella estaba distraída viendo por dónde llegaría el cantante, cuando dos mujeres discutían cerca. Les veía de pies a cabeza, eran bellas, autenticas damiselas. Una de las mujeres decía:

—Ricky Martín, ese cuerpazo es mío, es un papacito bello. Aunque aquí entre nos, se dice por el reino que gusta de otros placeres reprochables.

 —Ay ojala que no, sería un desprecio, además no se le nota que sea así, ha tenido una que otra novia, yo fui una de ellas.

—¡¿Tu?!

—¡Si, querida!

 —¿Cuándo? Si ni has pisado palacio, ni en tus sueños.

—Siempre, solo que él no sabe que es mi novio, pero hoy lo sabrá.

—¿Será que le guste yo? Me puse más busto, hasta unos retoques en la nariz, para lucir regia como una duquesa, aunque sea titulo de Duques de la pobreza —decía la otra.

—Tú, no eres tan fea como yo, he visto a otras peor que tú allá, a la salida de la ciudad. En ese bosque viven las más feas y los invertidos exiliados de sus familias por sus pecaminosas preferencias, y son felices con sus desgracias y pecados —proclamaba aquella mujer, ella tenía razón; hace años muchos feos salieron de la ciudad, huyéndole a la discriminación e inventándose un lugar propio y fuentes de trabajo. También dieron refugio a los homosexuales que habían sido repudiados por sus familias y por la sociedad que los recriminaba.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.