Han pasado exactamente 6 días desde que volví. Hoy es lunes por la mañana y la mochila con los cuadernos que se encuentran en mi escritorio me recuerdan que debo levantarme para empezar mi primer día de universidad. Tendría que haber empezado el año pasado, por lo tanto; estoy atrasada un año.
Un gruñido sale de mi estómago y no se si es hambre o los nervios que tengo de estar rodeada de personas otra vez.
Estos seis días no he salido mucho excepto para ir al supermercado con Marco, por lo tanto me siento casi igual que cuando salí del hospital, llena de miedo y preocupaciones. Reuniendo todo el valor necesario logre levantarme de la cama y mis pies tocaron el frió suelo provocando que tiemble apenas un poco, salí de la habitación descalza para ir al baño y así poder relajarme en la ducha. Son las 6:00 am y la universidad empieza a las ocho, tengo tiempo de sobra.
Después de media hora ya me encuentro en la cocina lista, por lo que comienzo a preparar el desayuno mientras espero que Marco y mi padre se despierten.
Preguntas absurdas comenzaron a divagar por mi cabeza; como por ejemplo quien preparada el desayuno mientras yo no estaba, quien les cocinaba o los ayudaba con la limpieza. Por mas tonto que sea, pensar que no era yo la que hacia esas cosas porque estaba en ese hospital, me entristece.
Mire el reloj redondo que se encuentra en la cocina el cual marca que son las 6:45 am, la cocina es pequeña pero para nosotros tres es perfecta.
Saque tres tazas y prepare café, luego de eso corte el pan para hacer unas tostadas y serví unas porciones de pastel que hice ayer, deje todo en la mesa bien acomodado y me voltee. Di un brinco y mi corazón se aceleró del susto al ver a Marco parado en el umbral de la puerta viéndome.
---¿Me quieres matar del susto? ---dije completamente espantada; que se aparezca de la nada me ha llevado un susto terrible. Él largó una risa pequeña y su boca se ladeo de un lado para cederle paso a una media sonrisa.
---¿Tan feo soy? ---Colocó su mano en su pecho fingiendo estar dolido, le sonreí y camine hacia una silla para sentarme. Marco camino hasta mi lado y beso mi cabeza susurrando un "Buenos días, nina"
---Buenos días ---conteste, tome mi taza de café y le di un sorbo. La mañana se encuentra bastante fría--- ¿Papa no se levantara a desayunar? ---Pregunte
---Él no desayuna aquí, no desde que te fuiste. Ni yo tampoco porque siempre compro algo de camino a la universidad, pero me emociona y me pone feliz volver a desayunar contigo--- Se perfectamente que no esta nada bien la relación de Marco con mi padre, pero Marco nunca abandona su sonrisa ni su apariencia de: "todo esta completamente bien", fingiendo que nada pasa, poniendo de buen humor a todos, simulando ser el chico perfecto. Aunque el chico perfecto en el fondo está perfectamente roto.
---Entiendo ---Fue lo único que pude decirle.

---¿Nerviosa? ---preguntó mi hermano. Nos encontramos sentados en el auto estacionado afuera de la universidad, negué con la cabeza mintiendo de que no lo estoy y le sonreí haciendo caso omiso a los nervios---. Bien... me tengo que ir, Nina. Debo ir a la universidad yo también.
--Esta bien ---murmure, Marco me paso mi mochila y agarro mi mano sosteniéndola por un momento. Ahora me siento protegida.
---Si necesitas algo, si te sientes mal o cualquier cosa, llámame ---dijo, llevó mi mano hacia su boca depositando un beso allí ---No podre venir por vos hoy, tomaras el autobús pero si no te sientes a gusto solo llámame y no importa lo que esté haciendo vendré por ti. Solo quiero que estés bien
---Te quiero, hermano ---Fue lo único que pude decirle. Saber que él está a mi lado para cualquier cosa me produce valentía para afrontar todo. Siempre existen esas personas que con solo su presencia te hacen sentir segura e invencible.
---También yo, pequeña ---dijo Marco, tome mi mochila, baje del auto y con mi mano me despedí de mi hermano. Tomando aire y contando hasta tres me adentre hacia la cantidad de alumnos que se encuentran afuera de la universidad.
--Sera un buen día ---Me dije a mi misma. Con mi horario en mano me dirigi hacia mi primera clase. Por los pasillos los jóvenes se comenzaron a reunir con sus compañeros para hablar de todo lo que no pudieron hablar en las vacaciones. La universidad se convirtió en un mundo completamente nuevo para mi, no se nada de nada y para agregar no había venido a la charla para los alumnos de primer año. Luego de pasar por cinco salones de clase escuche mi nombre.
---¿Nina? ---Gire mi cabeza para averiguar de quien es esa voz y parada vi a mi amiga de la secundaria; Ximena, ella se acercó a mí y antes de que me dé cuenta sus brazos me rodearon en un abrazo. Cuando se apartó coloco sus manos en mis hombros y me dedico una gigante sonrisa---. ¡Tanto tiempo! ---Exclamó con cierta emoción en su voz.
Genial

...
Mi primer día de universidad llego a su fin, ahora mismo me encuentro con mi amiga caminando hacia la salida del edificio.
---¡Nos vemos mañana, Nina! Me encanto encontrarme contigo hoy ---Ximena se despidió y comenzó a correr hacia el auto donde su novio esta esperándola.
---Hasta mañana, Xime ---Le sonreí.
Conozco a Ximena desde los trece años. Aunque hace dos años no se nada de ella porque sus padres la cambiaron de escuela cuando a los 16 atravesó su etapa rebelde. Me siento feliz de que no me haya olvidado y tener a alguien con quien poder pasar mi primer día, ya que nadie más me dirigió la palabra, aunque eso es algo que agradezco. El día paso sin inconvenientes y me mantuve lo más tranquila posible, lo tome como un pequeño logro.
Me coloque los audífonos y escuchando música comence a caminar hacia la parada del bus que queda a solo unas tres calles. No tarde más de cinco minutos en llegar y mire mi reloj para darme cuenta de que aún falta unos quince minutos para que el bus llegue. Suspire exhausta.