---No nos podemos seguir viendo ---lo observe al terminar de hablar, su mirada irradia confusión y comence a temblar levemente esperando su respuesta, la cual esta tardando en llegar. Baje mi mirada a el frío asfalto intentando evitar ver su rostro, pero la curiosidad me carcome y vuelvo mis ojos a lo suyos; su rostro se endurece, mostrándose serio, para luego cambiar rápidamente sus facciones y extender sus labios en una gran y burlona sonrisa. Me sorprendi al observar diferentes reacciones pasar por su cara en tan sólo unos cuantos segundos.
La incomodidad pica en todo mi cuerpo, Javier solo está parado frente a mi observándome de una forma burlona pero sin emitir palabra alguna.
De repente siento su gran mano tomar mi cintura y empujarme con fuerza hacia él, provocando que nuestros cuerpos choquen y la distancia se acorte. Mis piernas se volvieron gelatinas; como lo hacen cada vez que estoy junto a él y sentí un fuego subir por mis mejillas debido a la gran cercanía. Llevó su mano libre a mi rostro, tomándolo mientras la otra se mantiene firme en la piel de mi cintura, sus labios se acercan a los míos rozandolos pero sin llegar a tocarlos.
Las ganas de juntar nuestros labios invaden mi estómago e inevitablemente cierro mis ojos, deseando que eso suceda. Siento su aliento en mi oído y con pesadez abro lentamente mis ojos, su pulgar traza pequeños círculos suaves sobre mi mentón adolorido, llevándome a otro planeta con tan solo sus caricias.
Parezco desvanecerme al escuchar su voz como un susurró en mi oído:
---Se que no quieres que nos dejemos de ver ---Su voz suena juguetona y ronca. Su mano baja a mi cadera y siento mi cuerpo tensarse ---¿O me equivocó?
Las ganas de de decirle que no se equivoca y que lo único que quiero en este momento es que me bese me consumen. Pero se que no es lo correcto y que todo su ser grita: Peligro.
---Te equivocas ---me anime a decir, mi voz salió entrecortada e insegura; casi inaudible. Su risa inundó mis oídos.
---Yo creo que no ---Quitó su mano, la cual reposaba en mi cadera, y con la otra levantó mi vista obligándome a pegar sus ojos con los míos. La sensación de vulnerabilidad que aparece cada vez que nuestras miradas se cruzan esta mas presente que nunca. Rozó nuestros labios y me brindó un corto beso ---. No te vas a librar tan fácil de mi ---sus palabras se instalan en mi mente, de repente quita toda cercanía de nuestros cuerpos y se aleja de mi para luego caminar hasta su motocicleta, subirse a ella y perderse rápidamente entre la calle oscura y vacía.
Todo el aire que estaba reteniendo salió mientras quedo como idiota mirando la calle por la cual Javier se fue hace unos instantes.
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Dos semanas han pasado desde la ultima vez que lo vi y por mas que me exija a mi misma olvidarlo no puedo hacerlo. Su presencia ronda por mi cabeza cada día.
"No te vas a librar tan rápido de mi"
Repito sus palabras por mi mente una y otra vez intentando buscar algo en ellas. Por algún motivo recordarlas despierta un poco de esperanza dentro de mi, esperanza de volver a verlo; por mas irónico que suene.
No puedo culparlo si no me busca, yo misma le dije que no nos podemos seguir viendo, y por mas que me arrepiento una parte de mi también cree que fue lo correcto. Suspiro al notar que estoy contradiciéndome como lo he hecho toda la semana, confundiendome a mi misma.
Mi aburrida vida esta mas presente que nunca, no puedo negar que Javier me sacaba de la rutina que esta consumiéndome desde que volví y por mas que lo oculte, eso me gustaba.
Últimamente mi vida se ha resumida en cuatro simples cosas:
Ir a la universidad, pasar tiempo con mi hermano, estudiar y pensar en Javier.
Una presencia abriendo la puerta de mi habitación me saca de lo sumergida que me encontraba en mis pensamientos. Mi padre me mira con cautela, se acerca a mi y deposita un suave beso en mi cabeza. No puedo evitar sorprende ante su cariñoso acto.
---Se que no hablamos mucho ---habló, su voz suena fuerte y fría---. Solo quería saber como te sientes, se que todo es muy difícil para ti ¿Te estas adaptando bien? ---lo observe con el ceño fruncido, aun mas confundida por su repentino interés en mi estado de ánimo desde que volví del hospital. Tal vez no ha encontrado el momento adecuado para preguntarme como me siento.
---Si, papá ---le brinde una pequeña sonrisa---. Estoy feliz de haber vuelto. Me estoy adaptando bien ---No sabia con exactitud si estaba mintiendole o no. Lo único que sé es que por mas que sienta miedo, volver me ha hecho saber que he superado los traumas que se apoderaron de mi ese día, ese día que mi vida cambió por completo.
---¿Y con respecto a ese muchacho...? ---Comenzó a preguntar, se perfectamente que se refiere a Javier.
---No he vuelto a hablar con él ---dije rápido, lo mire asentir lentamente con la cabeza mientras lleva su mano a mi hombro, apretándolo levemente.
---Me alegra oírlo, enserio no me agrada ni un poco ---Me limite a callarme, las ganas de preguntarle por qué no le cae bien y que sabe de él me carcomen, pero no me puedo arriesgar a que sepa que me interesa. Suficiente lío fue cuando nos vio besarnos y lo único que quiero es que no recuerde eso y se enoje conmigo---. Estoy muy cansado, voy a dormir y quiero que hagas lo mismo. Si escuchas la puerta de madrugada no te asustes porque es tu hermano, me aviso que volvería tarde ---Siguió hablando, depósito otro beso en mi cabeza y desapareció por la puerta.
Sentí celos de Marco. La libertad que mi padre le da a mi hermano no es ni parecida a la que me da a mi. Siempre me pareció injusto que por el simple hecho de ser mujer mi padre me prohíba cosas que a Marco le deja hacer sin rechistar; como venir a la hora que se le antoje, por ejemplo.
Di un brinco al escuchar mi celular sonar, no estoy acostumbrada a recibir llamadas siempre, ni mucho menos de noche.
Busque el celular por el desorden de hojas que reposa en mi escritorio guiandome por el insoportable ruido que proviene de él, una vez que lo encontré observe la pantalla pensando que podría ser Marco, pero me di cuenta que me equivoque al leer la palabra que se encuentra en la llamada: