Amor, somos tóxicos

Capítulo 17: El camino a casa

Observo de reojo a Javier, su mirada esta pegada al frente; completamente pérdida, lleva de una manera ágil su motocicleta a la par mientras sostiene un cigarro en su mano derecha, dándole una calada de vez en cuando.
Siento mi brazo temblar levemente debido al peso de la maleta que su madre le ha tirado, ofreci a llevarla para que él no tenga que cargar la moto junto a la maleta. Mi brazo comienza a doler; pero no digo nada. Realmente esta pesada.

La fresca brisa de la noche choca contra mi cuerpo, obligándo a que mi piel se erice. Siento el frío comenzar a calar mis huesos y comienzo a titubear inconscientemente. Sigo sin poder dejar de mirar a Javier.

Una vez que su madre me advirtió que era un inútil se metió rápidamente dentro de la casa sin ni siquiera darle tiempo al pelinegro de poder desarrollar una respuesta. Lo mire con cierta tristeza en mi mirada, pero, en cambio, sus ojos sólo irradiaban odio. Comenzamos a caminar sin decir palabra alguna, sin saber muy bien donde nos dirigimos. El silencio se estaba tornado algo incómodo y comencé a sentirme estúpida sin saber muy bien que decir. Miles de preguntas rondan mi cabeza y las ganas de empezar a dispararlas contra él me consumen, pero me contengo.

¿Por qué su madre me había dicho eso? ¿Por qué pensaba así de su hijo? ¿Por qué lo ha corrido de la casa? Y sobre todo ¿Quien es Mery y por qué, supuestamente Mora, Javier le ha arruinado la vida?

Quería lanzarlas y recibir todas las respuestas; pero algo en mi me decía que el pelinegro no iba a responder ninguna.

---¿Estas bien? ---me animo a preguntar, mi voz sale tímida y no muy convencida. Javier gira su cabeza hacia mi y me mira sin expresión alguna, pero al paso de un segundo una sonrisa ilumina su rostro.

Una sonrisa vacía.

---Claro que si ---responde sin titubear y no puedo evitar sorprenderme al respecto. Si a mi me hubiesen corrido de esa manera de mi casa ahora mismo hubiese inundando toda la ciudad con mis lágrimas---. No es la primera vez que me corre, luego vuelve corriendo a buscarme ---sigue hablando y se encoge de hombros, despreocupado. Asiento lentamente con mi cabeza algo confundida

---¿Y por que te ha corrido? ---la pregunta se dispara automáticamente y siento mis mejillas ruborizarme ante mi sorprendente descaro. A Javier no parece molestarle la pregunta y siento un alivio recorrer mi cuerpo.

---Está loca ---dice sin mas. Vuelvo a asentir con la cabeza pero no muy convencida. Si lo ha corrido es porque algo ha hecho; pero ya no me atrevo a preguntar.
Siento mis mejillas arder al sentir la penetrante mirada de Javier sobre mi y miro al suelo sin saber muy bien que hacer o decir.

---Ya basta ---digo en un susurro, refiriéndome a que por favor deje de mirarme así y de reojo puedo divisar como una de sus tantas sonrisas burlonas sale a flote.

---¿Tu puedes mirarme descaradamente y yo no? ---dice divertido y siento mi cara arder una vez más.

---Yo no te estaba mirando ---menti descaradamente y una risa escapa de sus labios.

---¿Tienes frío? ---preguntó cambiándome de tema, lo cual agradezco enormemente, y solo me atrevo a asentir con la cabeza---, ya deja de asentir ¿No sabes hablar o que? ---siguió burlándose de mi y de nuevo quise abofetearme por ser tan estúpida. Observo como detiene su motocicleta y se quita su chaqueta, para luego pasarla por mis hombros y apretarlos levemente. Quedó sin aliento y ni una palabra sale de mi boca---. De nada.

---Gracias ---hable en un hilo de voz, y cierro mis ojos por un segundo al sentir la colonia de Javier atravesar mis fosas nasales. Él vuelve a tomar su motocicleta y retoma el paso
---¿Adonde te quedarás? ---pregunté curiosa. De nuevo se volteo a mirarme y sentí mi estómago revolverse al ver su mirada pícara; una sonrisa grande da paso en sus labios, mientras sus ojos brillan con diversión.

---Contigo ---dice divertido, y no puedo evitar atragantarme con mi propia saliva.

---¿Qué? ---pregunto sin creer lo que ha dicho. No puede quedarse en mi casa. No creo que haya olvidado que mi pequeña familia lo detesta y ni siquiera tengo permitido estar con él en este momento---. No te quedaras en mi casa.

---¿Me dejarás en la calle? ---una desilusión fingida da paso en su cara mientras toma su pecho fingiendo dolor. No puedo evitar voltear los ojos.

---¿Por qué no te quedas con tu hermano? ---propongo y ahora es él quien voltea sus ojos. Detiene su motocicleta y toma mi brazo, provocando que mi cuerpo choque contra su fuerte pecho. Mis piernas fallan y sus manos viajan a mi cintura, sintiéndose cómodas ahí.

---Mi hermano salió y no vuelve hasta mañana ---susurró cerca de mi rostro, bajando sus manos apenas un poco mas--- ¿Por qué no quieres que me quede contigo? Sólo será una noche.

---Javier, sabes que...

---¿O tienes miedo de dejarme hacerte algo que deseas y no admites? ---habló en mi oído, trague saliva nerviosa y sentí mi rostro arder ante sus palabras. Sus manos comenzaron a bajar un poco mas, hasta llegar a mis muslos y pose las mías arriba de las de él, para detenerlo. Mire a mi alrededor observando cómo algunas personas se nos quedan mirando.

---Javier, basta ---susurre casi inaudible, sin poder contener mi acelerado corazón, el cuál por alguna razón se descontrola cada vez que él estaba cerca de mi. Sentí sus labios húmedos tocar mi cuello y una sonrisa rozar mi piel---. Esta bien, solo será esta noche.

---Sólo esta noche ---su sonrisa apareció en mi campo de visión una vez que se despegó de mi cuello--- Por ahora ---agregó y capturó mis labios con los suyos, sin darme tiempo a responder. Por instinto lleve mis manos hacia atrás de su cuello intensificando el beso mientras el me apreta aún más hacia su cuerpo. Sus labios me hacen sentir como si nada a mi alrededor existiese, como si una nueva Nina intentara salir desde el fondo de mi ser; buscando la libertad que por algún motivo, el pelinegro me incitaba a encontrar.



#42291 en Novela romántica

En el texto hay: sexo, obsesion, amor

Editado: 23.07.2019

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