"Ellos no sobrevivieron"
Dylan
Los últimos días han sido muy duros para mi familia, ahorita venimos de enterrar a mis tíos en el cementerio de Brompton, solo asistimos nosotros tres, ya que aquí no tenemos más familia, vamos directo al hospital para ver si Vidal ya despertó.
A el doctor López ya le preocupo que no despierte porque si no puede entrar en coma. Llegamos al hospital y fuimos directo al tercer piso.
—Doctor buenos días —saludo mi padre acercándose al él.
—Buenos días —hablo revisando unos papeles que tenía en la mano.
—¿Queríamos saber si mi sobrino ya despertó o si hay alguna novedad?
—Por el momento no ha despertado pero sus signos y todo están normales por el momento.
—¿Eso quiere decir que despertará pronto? —preguntó mi madre.
—Es probable —contestó. Todos sonreímos al unísono. El doctor López se fue.
—¿Quieren que vayamos a comer algo? —preguntó mi padre.
—Si muero de hambre —conteste rápido.
Salimos del hospital y fuimos al restaurante más cercano, para comer algo rápido.
—Papá... —susurré.
—¿Qué pasa?
—¿Qué pasará con Vidal cuando despierte? —pregunté.
—Se irá a vivir con nosotros, no tiene a donde ir y un internado no es una opción si nos tiene a nosotros —contestó rápidamente —Somos su familia y lo vamos a apoyar en todo lo que él necesite.
—Sí me parece perfecto —dijo mi madre —Para nosotros es como un hijo, para ti un hermano y lo vamos a cuidar.
—¿Te parece la idea? —dijo mi padre metiéndose un bocado de comida a la boca.
—Pero claro que sí, es lo mejor, ahora nos necesita más que nunca —ya habíamos terminado de comer. En eso el teléfono de mi padre empezó a sonar.
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—¿Sí? —preguntó.
—¿Enserio? —dijo alegre.
—Vamos para allá —finalizó la llamada.
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—¿Quién era? —hablo mi madre.
—Eran del hospital y me dijeron que Vidal acaba de despertar —mi corazón por fin pudo sentir algo de paz y alegría —Pero al parecer hay algo que no pudieron ver en los exámenes que le hicieron y quieren que vayamos de inmediato —se levantó de la mesa y nosotros lo seguimos.
Cuando llegamos al hospital el doctor López nos esperaba afuera de la habitación de Vidal.
—Doctor ya estamos aquí —enunció mi madre y el doctor levantó el rostro para vernos —¿Cómo está mi sobrino? —mi padre hablo feliz.
—Despertó —todos sonreímos —Él está bien, los golpes de su cuerpo están bastante recuperados.
—Gracias a Dios —dijo mi madre mirando al cielo.
—Pero hubo algo que no se vio en los exámenes —dijo el doctor.
—¿Qué cosa doctor? —pregunté.
—El joven quedó ciego por el golpe que se dio en el accidente —mi sonrisa se desvaneció.
—¿Pero es temporal? ¿Recuperará la vista? —hable acelerado.
—Aún no sabemos, tenemos que hacer los exámenes para estar seguros.
—¿Lo puedo pasar a ver? —pregunté.
—Si claro pasa —me informo el doctor.
Me dirigí a la habitación de Vidal y entre, ya no tenía muchos aparatos conectados, estaba acostado y con su cabeza viendo para arriba, pero con sus ojos cerrados. Sentí una punzada en mi corazón, ya nada será igual y lo peor no sé cómo decirle lo de mis tíos.
—¿Vidal? —susurré para saber si estaba despierto.
—Hum... —balbuceo.
—Vine a ver cómo estás —le dije.
—¿Te parece que estoy bien? —dijo con voz suave —¡No puedo ver! me entiendes ¡No puedo ver!, quedé ciego para toda la vida —gritó fuerte.
—Tienes que calmarte, el doctor dijo que tiene que hacer más exámenes para ver que se puede hacer —él solo bufo.
—¿Mis tíos vinieron? —preguntó.
—Sí, están hablando con el doctor, ¿Les quieres hablar?
—Sí, llámalos —salí de la habitación.
—Mamá, papá, Vidal quiere hablar con ustedes —ellos me voltearon a ver y entraron conmigo a la habitación.
—Vidal, aquí estamos —dijo mi padre acercándose a él y acariciando su mano.
—Gracias tío, ¿Cuánto tiempo llevo inconsciente? —hablo con la voz suave de nuevo.
—Tres días hijo —respondió mi madre.
—¿Mis papás ya despertaron o todavía están inconscientes? —los tres nos quedamos viendo. Ninguno contestó, yo no sabía cómo decir algo así.
—¿Me escucharon? —reclamó.
—Vidal... —hable yo.
—Hijo... Tus papás no sobrevivieron al accidente —dijo mi padre con la voz quebrada y con lágrimas en el rostro.
—¡¿Que?! —abrió los ojos cuando escucho eso y los ojos se le llenaron de lágrimas —No... ¡Tío dime que ellos están bien por Dios!
—Lo siento Vidal —él lloraba con más fuerza, se notaba por la vena que se le resaltaba en el cuello.
—No esto no puede estar pasando —agarró su cabeza muy frustrado —Me están diciendo que ¿Ya nunca podré ver a mis padres? —hablo en un hilo de voz —Ni siquiera podré ver sus tumbas porque estoy ¡Ciego! —gritó.
—Hijo cálmate —se acercó mi padre para agarrarle la mano, pero él la retiro.
—¡No me toquen! —dijo enojado —Yo también debí morir, no sé qué hago aquí, ya no tengo a nadie.
—Te equivocas —le dije rápido —Nos tienes a nosotros, somos tu familia y te daremos todo nuestro apoyo.
—Mis padres ya no están... —susurró con los ojos rojos —Ya no están... —sus lágrimas salían y en su rostro no tenía ninguna expresión —¿Qué haré ahora?
—Te irás con nosotros a Denver —le contestó mi madre —Vivirás allá y no te preocupes por ahora, toda ira tomando su curso.
—De acuerdo —dijo con su mirada triste —¿Cuándo saldré de aquí?
—Iré a llamar al doctor —mi madre fue a buscarlo. Al minuto regreso.
—¿Doctor cuando nos podremos llevar a Vidal? —preguntó mi padre.
—Los exámenes dicen que todo está bien, con los medicamentos prácticamente estará como nuevo.
Editado: 27.02.2024