Aluminio
No podía disimular en todas esas semanas del trabajo del Quizz en las que no paraba de pensar en él o en las ligeras mariposas que sentía revolotear en mi estómago cuando estaba cerca. Nos hicimos amigos a las 2 semanas, pero para mí fue como si lo conociera desde siempre.
Conocí cada detalle de él de a poco, descubriendo qué cursos le gustaban y cuáles no. También conocí sus experiencias, sus risas y sus penas. Un simple día hasta salimos juntos al recreo, pero todo fue diferente. No me trataba igual que a todos sus amigos.
Puede que sea porque no teníamos tanto tiempo juntos, pero no lo sentía así. Era como si hubiera encontrado una pieza que faltaba en mi vida, como si lo conociera de toda la vida, aunque solo fuera un par de años desde que nos cruzamos por primera vez.
Nos gustaban las mismas materias, y descubrimos que teníamos gustos similares en casi todo. Le encantaba ponerles apodos a sus amigos y solía dormir en las tardes después de clases.
Empecé a conocerlo de una manera que nunca imaginé. También supe que solía tener novias virtuales, pero algo en mí me decía que había más detrás de esas historias.
A veces me encontraba pensando en él de manera inesperada, como en aquel momento donde en mi cabeza me surgió una pregunta sin previo aviso:
"¿Oye, Argón, te gustan los chicos?"
Quería saberlo, pero al mismo tiempo temía su respuesta. ¿Y si lo aceptaba? ¿Y si no? Era como estar en un limbo de emociones encontradas, sintiendo algo diferente por él, algo que no había sentido por nadie más.
Creo que siempre supe que era diferente con él que con el resto. De alguna manera, entendía que era diferente, que significaba algo más. Me gustaba Argón, más de lo que quería admitir, y cada día que pasaba me costaba más ocultarlo. Pero no estaba seguro de cómo abordar esos sentimientos, ni siquiera sabía si él los compartía.
Me gustaba Argón, aunque no quisiera admitirlo del todo