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Argón

Aluminio se había vuelto mi amigo, uno muy cercano para ser sinceros. Estaba pensando que podríamos ver películas en mi casa junto a mis otros amigos, después de todo, teníamos gustos parecidos, no habría problemas al momento de elegir la película, al contrario de como sucedía con las otras. Un día normal, acabando con el Quizz, fue cuando lo invité.

—Oye, mis padres van a salir de viaje, ¿Quieres ver películas en mi casa? —le propuse.

—Claro, ¿Quiénes más van a ir? —preguntó Aluminio con interés.

—Sólo iremos los 2 —le dije de broma, tratando de romper el hielo.

Aluminio se rió y entonces le confirmé que vendrían mis otros amigos. No me sentía listo para que estuviéramos solos aún. En la tarde preparé mi casa para los invitados y esperé. Llegaron todos y, eventualmente, llegó Aluminio. Lo recibí y se sentó en uno de los muebles, comenzando a ver la película.

Me estaba aburriendo con la película, llegando hasta un punto donde no sé cómo, simplemente me di cuenta de que mi atención se centraba en él. Aluminio parecía estar disfrutando de la película, aunque en realidad no sabía si le gustaba de verdad o simplemente estaba tratando de ser amable conmigo y mis amigos.

Sus ojos estaban fijos en la pantalla, pero de vez en cuando notaba cómo desviaba la mirada hacia mí, como si quisiera saber si también estaba disfrutando. Su presencia en la sala cambiaba por completo el ambiente, llenándolo de una energía que me resultaba difícil de ignorar.

A pesar de estar rodeados de mis amigos, parecía que solo estábamos él y yo en ese momento. Su sonrisa ocasional cuando se reía de alguna escena de la película me hacía querer saber más sobre lo que pensaba, sobre lo que sentía.

¿Estaba nervioso como yo? ¿O realmente estaba disfrutando de esta velada tanto como aparentaba? La incertidumbre me mantenía alerta, haciéndome prestar más atención a cada gesto, cada palabra que salía de su boca.

Quizás era solo mi imaginación, pero parecía que entre nosotros había algo más que solo una noche de películas con amigos. ¿Qué era? Esa pregunta rondaba en mi mente mientras trataba de mantener la calma y seguir viendo la película. Pero, sinceramente, en ese momento, lo único que quería era descubrirlo.

Aluminio

Después de un rato viendo la película, Argón mencionó que iba a buscar agua a la cocina. Acepté de inmediato, no quería quedarme solo con sus amigos, me sentiría incómodo por obvias razones. Nos dirigimos a la cocina y mientras él se servía agua, comenzamos a hablar sobre la trama de la película. Fue un momento casual y agradable, disfrutando de la compañía del otro.

Argón

Por lo visto, le estaba gustando la película, pero noté que no se llevaba tan bien con mis amigos. Era comprensible, después de todo, ellos solían burlarse de él cuando lo molestaba en el pasado. Decidí hacer un comentario para romper un poco la tensión.

—Mi error —dije, riendo—. Para la próxima, no los invito.

—No tienes que hacer eso —respondió Aluminio—, solo avísame qué amigos van a venir.

—No creo que te agraden muchos de ellos —le advertí, recordando algunas interacciones anteriores.

—Entonces mejor, solos —enfatizó, con una sonrisa.

A estas alturas estábamos muy cerca uno del otro, podía sentir su respiración, su mirada, comencé a ponerme nervioso. Decidí cambiar el tema y propuse volver a la sala para seguir viendo la película. Aluminio asintió y nos dirigimos de regreso.

De regreso en la sala, nos sentamos en el sofá, un poco más cerca de lo habitual. La tensión entre nosotros era palpable, como si ambos estuviéramos esperando que algo sucediera. Traté de concentrarme en la película, pero no podía evitar sentir la mirada de Aluminio sobre mí.

No hubo una sola palabra más