Amores Que Matan (#1 Secretos)

#14

SAMARA  FINNEGAN.
 


 

La odio.
 

La odio tanto.
 

Todas la aman como si fuera perfecta.
 

No lo es, ella jamás sería perfecta.
 

Tiene todo lo que quiere, el amor de nuestros Padres el de Blas.
 

Mis amigas la prefieren a ella, aún cuando es una antisocial que no quiere a nadie cerca aún así todos la prefieren a ella.
 

Qué tiene ella que yo no.
 

¡¿Qué tiene?!
 

Estoy con Aspen en mi habitación está llorando.
 

Cómo disfruto estos pocos momento en los que es ella la que sufre y no yo.
 

Se acaba de pelear con Harry.

 

El que fue mi novio primero.

 

Salíamos en secreto pero luego conocía a Rylee en un concierto empezaron a verse, hasta que él se enamoro de ella y me dejó.

 

Me prohibió que se lo dijeron.

 

Jamás se lo dije pero por Harry no por ella.

 

Jamás haría algo por ella.

 

No lo merece.

 

— No llores Aspen, de las dos vos siempre sos la mas fuerte. 
 

Si, para todos siempre Aspen es más que yo.
 

Y eso me tiene harta.
 

Si fuera tan fuerte como dicen no estaría llorando por algo tan estúpido como una simple pelea de novios.
 

Ella no merece el amor de mis Padre.
 

Yo si.
 

¡No ella!
 

— ¿En serio lo crees?
 

¡Cómo la odio!
 

— Todos lo creen.
 

Y a mi me hicieron creerlo también.
 

Y la odio por eso.
 

La odio con cada fibra de mi cuerpo.
 

Jamás odie a nadie como a ella.
 

Ella siempre era Aspen Finnegan la hija perfecta.
 

Y yo.
 

Samara Finnegan la sombra de Aspen.
 

La hija del medio que es invisible.
 
















































































 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 

 

 

(...)
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 

 
















































































 

— ¡Ya me tiene harta la odio Rylee la odio!
 

— ¿Qué te hizo ella Sam? ¿Por qué la odias tanto?
 

Estoy en la casa de Rylee mi novio.
 

— Existir eso hizo, todo sería mejor sin ella en el mundo.
 

— Calmate.
 

— No me pedís que me calme, vive robándome todo, primero mi familia luego mi novio, lo bueno es que vos jamás me dejarías por ella ¿o no?
 

Quedé a unos centímetros de su rostro.
 

— No jamás. —Me pareció que lo dudo.
 

Pero no, debe ser mi imaginación.
 

Si eso.
 

Mi imaginación.
 

Lo bese.
 

Trate de sacarle la remera pero me detuvo.
 

— ¿Qué pasa?
 

— No estoy listo aún.
 

Siempre lo mismo.
 

¿Cuando va a estar listo?
 

— Está bien no pasa nada.
 

No importa.
 

Voy a esperarlo.
 

Todo lo que haga falta.
 

Por qué lo amo.
 
















































































 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 

 

 

(...)
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 

 
















































































 

— Tengo algo que decirte.
 

Me encuentro con Rylee en la plaza de la vuelta de mi casa.
 

Me llamo hace unos minutos y me dijo que tenía algo urgente para decirme.
 

— Claro decime. Te escucho.
 

Me miró directo a los ojos.
 

— No puedo más con esto, creo que lo mejor va a ser terminar.
 




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