Capitulo 2
Paola había quedado muy sorprendida con la confesión de su primo, pero también se sintió alagada, lo que Alejandro había hecho para estar con ella le impulsaba mas a su objetivo, ella era la sobrina de la mama de los gemelos, era hija de una de sus hermanas, una que no había tenido la dicha de pescar un hombre rico y poderoso como lo había hecho su tía, su vida no había pasado de la mejor manera, no es que hubiera pasado necesidades, pero no tenia todos los lujos que ella se merecía, desde muy joven había obtenido el favor de muchos hombres mayores valiéndose de su belleza, pero su madre le había pillado y le pidió el favor a su hermana para que la alejara de ese mundo donde iba a perderse, lo que su madre nunca sospecho era que eso era exactamente lo que Paola quería, podía atrapar a uno de los tontos de sus primos o a algún viejo verde amigo de su tío, esos políticos mañosos siempre les gustaba rodearse de jovencitas; el plan había funcionado sin que ella tuviera que mover un dedo, solo les había coqueteado un poco a los gemelos y uno de ellos había caído redondito, y no era que no les gustara sus primos, los dos eran muy atractivos, bien, eran iguales, pero eran unos niños, la única forma que uno de ellos se atara de por vida a ella era casándolos y eso no estaba en sus planes, sacudió la cabeza alejando el rumbo que estaban tomando sus pensamientos, tenia que concentrarse en enredar a Alejandro y sacar el mayor provecho de esa relación, ingreso al salón de clases y se encontró con una de sus compañeras, ya sabia exactamente quien era, nada mas y nada menos que la hija de la directora, ya se sabía el historial de todos sus compañeros y sabia con quién debía relacionarse y a quien debía evitar; la chica estaba sacando algo de un morral y lo estaba metiendo… ¿el bolso de su prima?
- No te cae nada bien tu prima ¿verdad? – Karla la miro sorprendida
- ¿Qué haces aquí?
- Te recuerdo que también estudio aquí, pero eso no importa, la pregunta es ¿Qué buscas tu en el puesto de tu prima?
- No es de tu incumbencia
- ¿A no?
- No
- Pues te equivocas queridita – se acercó a ella - Tengo que darte algunas lecciones
- ¿Qué quieres decir?
- Quiero decir que debo enseñarte a no ser tan descuidada, no te fijaste que yo estaba en la puerta mirando todo lo que hacías – la chica se asusto
- ¿Todo?
- Todo
- No puede ser, yo mire bien y no venía nadie
- El chiste es que vi lo que hiciste, y te cuento que si es de mi incumbencia porque en este salón también hay gente que no me agrada, si quieres, podemos unir fuerzas y ayudarnos mutuamente, podemos crear un pequeño infierno en grado once ¿Qué dices? – Karla la miro desconfiada
- ¿Por qué?
- Ya te dije que hay algunas personas en este salón que no me caen bien
- Como por ejemplo
- Las novias de mis primos – Karla sonrió
- Eres de las mías, esas niñas son insoportables
- ¿Ves que estamos de acuerdo en algunas cosas? ¿Qué me contestas?
- Esta bien, pero te advierto que no soporto las traiciones
- Yo tampoco Karla, yo tampoco
- ¿De que hablan estas dos bellezas? – las dos se sobresaltaron al escuchar la voz de Mauricio el novio de Karla
- Nada importante, le preguntaba a Paola que tal le ha parecido el colegio – contesto Karla con toda naturalidad
- De verdad ¿Cómo te has sentido? – pregunto Mauricio
- Excelente, lo único que me ha puesto los pelos de punta es que me quede sin sencillo y me estoy muriendo de sed
- No te preocupes, creo que tengo algunas monedas en mi cartera – contesto Mauricio haciendo gala de su caballerosidad
- Ay no, me da mucha pena
- Tranquila, deja hacerte una atención como bienvenida a tu nueva escuela – Mauricio se dirigió a su morral, Paola miro sonriente a Karla, los demás compañeros fueron ingresando, Mauricio alzo la voz - Se perdió mi billetera
- No puede ser, ¿ya buscaste bien? – le dijo Karla acercándose, fingiendo interés
- Si, no está en mi morral, ahí la deje
- Hay que buscar en todos los bolsos, no se puede perder la billetera de Mauricio – sentencio Paola
- Por supuesto que no, yo misma buscare – se ofreció Karla
- Tranquila Karla – la detuvo Paola - déjame a mi – Paola se dispuso a buscar en todos y cada uno de los morrales, cuando llego al puesto de la prima de Karla saco la billetera del morral de la pobre chica, donde Karla la había puesto minutos antes - Ana Milena, ¿esto es tuyo?
El caos se desato, Karla y Paola acusaron a Ana Milena de ladrona, el novio de Karla, quien estaba enamorado de la prima, la defendía, en fin, la locura completa, Paola estaba feliz, ya tenia aliados en el colegio y la verdad todo pintaba de maravillas, tanto así que Sofia se fue a los golpes con Karla y ambas quedaron castigadas para satisfacción de Paola.
Sofia estaba que hervía de la rabia, se había dejado llevar por sus impulsos y le había dado una sonora bofetada a Karla, cosa que a Karla no le gusto y le había respondido con el mismo ímpetu, resultado: ambas castigadas después de terminar las clases.