La tormenta se volvió mas violenta a media noche, el frio era intenso, las hermanas Campoverde tenían una tormenta aun mas intensa en su interior, la conversación con la prima de sus novios había tomado un rumbo bastante desconcertante, por sus mentes en algún momento había pasado la idea de que los gemelos cambiaran de roles, pero la habían desechado rápidamente, pero ahora, que Paola traía a colación nuevamente el tema se habían quedado bastante inquietas, aunque no quisieron trasmitirles a los chicos esas preocupaciones; por su lado los gemelos también luchaban con sus demonios, Alejandro con ganas de ahorcar a su prima por entrometida, sabía que ella tendría su jugada, pero no pensó que fuera tan pronto de frente, y Leonardo, su vida podía complicarse altamente si la verdad saliera a flore, comparada la tormenta que en ese momento caía, con sus pensamientos, la exterior sería una simple llovizna.
La mañana llego con un sol resplandeciente, pero las mentes de los cuatro jóvenes seguían altamente nubladas, Sara se había ido a dar un paseo para aclarar su mente, su relación con Leonardo se había vuelto monótona, ellos eran muy jóvenes y tenían toda una vida y un mundo por delante, habían hecho planes para después de haber terminado la escuela y poder estar juntos, pero últimamente todos esos planes sonaban tan distantes, tan ajeno a ellos.
Lo que había dicho Paola no era nada nuevo, siempre se lo habían insinuado pero la forma en que ella lo había dicho, la mirada que los gemelos habían intercambiado no entendía por qué, pero sentía que algo estaba pasando, se podía llamar intuición, sexto sentido, malicia indígena, algo le decía que los gemelos estaban ocultando algo, no quería pensar mal ni juzgarlos sin tener pruebas y solo por un pensamiento, pero no podía sacarse la idea de su cabeza.
Metida en sus pensamientos la encontró Leonardo, se quedo un momento contemplándola, se veía tan hermosa en contraste con el paisaje que tenia al fondo, su cabellera algo alborotada por la suave brisa le daba un efecto algo étero a todo el cuadro, se sentía como un imbécil por haber caído en el tonto juego de su hermano, si, el era muy joven para pensar en eso, pero sentía en el fondo de su corazón que Sara era la mujer de su vida, y ahora la había engañado, la había traicionado y se sentía fatal, una parte le decía que debía decirle la verdad, pero la otra parte igualmente le decía que era una muy mala idea, ella nunca le perdonaría semejante estupidez; apretó los puños impotente, lo mejor era callar, no podía perderla
Ambos regresaron con los demás tomados de la mano, pero con la sensación de estar como en un sueño, como si en esa conversación hubieran sido dos actores interpretando su papel.
Los alumnos desaparecidos regresaron, el alboroto fue alucinante, el autobús por fin apareció y pudieron regresar; Sofia y Leonardo por su parte no tuvieron el valor para tomar el tema, Sofia por miedo a que una de sus mas terribles pesadillas se cumpliera, era algo que siempre había temido en su interior, pero que nunca se había atrevido a exteriorizarlo ni siquiera con su hermana, y Leonardo por su lado temiendo no poder seguir con la farsa delante de Sofia, sentía que si ella le preguntaba el no podría seguirle mintiendo mirándola a los ojos.
Al llegar a la ciudad las hermanas se cambiaron y pasaron por el hospital a ver como seguía la profesora, de camino al centro medico Sofia estaba que explotaba y decidió desahogarse con la única persona que pensó, la podía comprender