Un mundo cruel, injusto e inseguro… no importa quien seas, no importa si tienes valor alguno, todos desde el momento en que nacemos, vivimos para sufrir, es algo… que tenemos todos en común.
El reloj avanza…
Se escucha el tic tac de las manecillas…
El calor aumenta…
Cae la noche…
Y el tiempo… no perdona. Llega a ser cruel.
Ahora mismo me encontraba en la enfermería del colegio, observando a Damián, no tenía heridas en su rostro, pero si tenia varios huesos rotos debido a los escombros que cayeron sobre él cuando la sala de espera cayó en pedazos, ahora mismo se encuentra con la pierna izquierda y los dos brazos con yeso. Luna estaba muy preocupada por su salud, pero debido a que sus padres llegaron al colegio para llevársela a casa, no pudo quedarse conmigo. Yo no tengo a nadie que espere por mi… en todo caso, la única persona que deseaba ver con locura cada que llegaba… era a mi maestra, a mi madre, sin embargo, ahora mismo… ella está en coma y no se me permite verla debido a que según me dicen, está en un estado crítico.
El 97% de alumnos concursantes resultaron gravemente heridos, incluida Anoha, la chica que combatió conmigo, pero a diferencia de mi maestra, ella está estable y quizás recupere el conocimiento pronto.
—Todo es un caos…— Dije con una mirada sombría.
Luego de lo ocurrido en el patio del colegio donde asesiné con mi habilidad al enemigo, los 5 miembros del gobierno se dieron cuenta de que mi habilidad es algo más que solo paralizar, tenían la sospecha de que mi habilidad era la habilidad perdida que estaban buscando, querían llevarme a la fuerza para interrogarme, sin embargo, el director me defendió diciendo que estaba ahora mismo en su colegio y que como su estudiante… estoy bajo su responsabilidad.
Esto enojó a los miembros del gobierno, pero como las políticas del colegio estaban respaldados por el mismo gobierno en sí, debían seguir el reglamento, sin embargo, ahí mismo dieron a entender que existe una regla que menciona que si mediante una investigación, se determina que el colegio está encubriendo a una posible amenaza para la sociedad, el colegio recibiría una multa, seria degradado de rango y por último, aquella amenaza seria puesta bajo custodia, no obstante, como ahora mismo no tenían prueba alguna de ello, me dejaron estar aquí y se marcharon, pero me dieron también a entender, que me estarán investigando para determinar la verdadera naturaleza de mi habilidad y mi nivel de peligrosidad ante la sociedad, en pocas palabras, estaba jodida.
—Pensar que llegaría a usar mi habilidad…— Me quedé observando mis manos —¿Fue lo correcto? — Observaba mis manos con desprecio —Odio… sentirme así, odio esta habilidad, pero…— Apreté e hice puño —Es la única habilidad que realmente me da poder… ¿Debería… aceptarla?
En medio de mis preguntas llenas de confusión, se me vino a la mente aquella noche donde terminé con las manos manchadas de sangre.
—No…— Giré mi cabeza rápidamente —No debería pensar en eso… no soy una asesina, no lo soy.
Mi cabeza daba vueltas, mi visión divagaba, no sabía dónde observar o que observar, simplemente estaba perdida en mí.
—……— Observe a Damián —Mejor me centraré en cuidarlo…— Sonreí —Que cómodo te ves ahí eh… pinche desgraciado, fíjate que dejarte controlar así por esa gente cuando tu habilidad te permite controlar las acciones de los demás… tienes que estar bien pendejo eh.
Continué observándolo hasta que sentí la necesidad de acercarme más, no podía dejar de observarlo, quería verlo más de cerca, así que me acosté a la par de él
—No creo que le importe que me acueste a su lado… ¿Verdad? — Me pregunté a mí misma —……— Le observé fijamente —……— Sonreí —Me alegra que estes vivo…— Cerré los ojos momentáneamente manteniendo mi sonrisa temblorosa.
De a poco me iba relajando, estar cerca de él me hacia sentir mejor, me calmaba, me hacía también pensar en todo el tiempo pasado donde siempre resultó ser un dolor de cabeza para mí, sin embargo, desde ese día en la que por fin me aceptó como su amiga, su mera presencia… me hace sentir tranquilidad y hace que mi corazón rebose de felicidad.
—¿Por qué será? — Me reí ligeramente —Quizás soy muy sencilla ¿No? — Me pregunté a mi misma manteniendo mi mirada fija en él —Quizás… sea egoísta, pero… esta felicidad, espero que nunca se acabe— Me acerqué más a él con cuidado —No vuelvas… a ponerte en peligro…— Observé con impotencia —No quiero sentir que te puedo perder— Susurré —Quiero… que estes conmigo… siempre.
Hablé mucho pese a que no me estaba escuchando, pero está bien así, son cosas que solo las puedo decir de esta manera, después de todo, me daría mucha vergüenza si las escucha teniendo estos sentimientos tan confusos.
Así está bien.
Los minutos pasaban, el aire acondicionado de la habitación me hacía tener frio, así que me arropé estando a la par de él.
—Si Luna estuviera aquí me mataría…— Dije observando el techo —Bueno, tampoco estoy haciendo nada malo… creo.
Dejé que el tiempo pasara y de apoco mis ojos se iban cerrando hasta que, sin darme cuenta, me había quedado profundamente dormida.
Todo era oscuro, ni la luz de las brillantes estrellas podían iluminar esta eterna oscuridad, pero de un momento a otro, la Luna y el sol se hicieron presentes ante mí. La noche existía, el día también, el viento golpeaba mi rostro, observaba el cielo… era azul claro, todo esto es muy confuso, pero al regresar la mirada a tierra, sentía que estaba en un lugar muy familiar.
—Anahí…
De pronto observé a Damián, parecía tener 13 años, está sentado junto a una chica, acaso… ¿Soy yo?
—Te diré algo… pero no se lo digas a nadie.
—¿Uh?, ¿Qué es?