Más si hubiere muerte, entonces pagarás vida por vida...
Éxodo 21:23.
Vivimos en una sociedad que ha cambiado el concepto de negación. La negación va acompañada por la suposición de que es solo una mentira de convivencia para ser adaptada en un momento posterior, cuando se ha negociado una verdad aceptable.
John Katzenchatch.
La libertad no consiste en tener un buen amo, sino en no tenerlo.
Cicerón.
Un esclavo fue liberado de sus ataduras, pero las marcas no se fueron. Odio, dolor, rabia, miseria, humillación, no solo amargaron su pan de cada día, sino que le mostraron el verdadero valor de las cosas. Aprendió bien la lección: "No puedes confiar en nadie, ni siquiera en tu instinto." Instinto que pide sobrevivir a cualquier costo, pero no a vivir. Y entonces el concepto de vida se vuelve más complejo. ¿Vivir o sobrevivir? ¿Ser libre o aparentar serlo mientras se agoniza en la fantasía del consumismo? Para alguien completamente muerto, no hay alternativas. Se vive para sobrevivir. Se sobrevive para tener sentido. Para darle sentido al mismo sentido.
¡Venganza! Palabra pobre y carente de realidad para aquel pobre hombre sumergido en la penumbra de su propia impotencia. Deseaba asesinar, sin importar que perdiera la vida en el intento. Una vida le fue prohibida, entonces perdió las esperanzas. Un amor le fue arrebatado, entonces se perdió en su ira. Deseaba morir, pero también vivir para ver a sus verdugos ahogarse en su propia sangre. Un sueño imposible para un hombre carente de recursos, poder y dinero.
La falta de recursos le quitó credibilidad y apariencia para encajar en un mundo donde el corrupto rebosa de todo tipo de lujos. Lujos que no son más que una mentira, un alucinógeno para saciar corazones vacíos.
La falta de poder lo condenó a ser pisoteado sin posibilidad alguna de defenderse. Fue superado de manera abrumadora por el látigo del mezquino cazador.
La falta de dinero lo marcó como un perdedor incapaz de comportarse a la altura de los conquistadores. Incapaz de poder comprar el antifaz de la felicidad, fue hundido por completo y condenado a la soledad.
Pero entonces, un arma le fue otorgada con una difícil decisión en frene.
— ¡Muere o vive! —Le dijo aquel ser que no se llamaba a si mismo hombre, pero tampoco se proclamaba como dios— Si decides vivir, una vez en la boca del lobo, usa esa arma para sobrevivir. Sobrevive para que tengas sentido. Para que le des sentido al mismo sentido.
Editado: 24.06.2019