¿Cuál es la diferencia de apostar la vida a cambio de los deseos, a vivir cada día esperando esos mismos deseos sin la certeza de que llegarán? ¿Vale la pena irse de paso sin arriesgarlo todo por las ambiciones? ¿Es mejor vivir de manera normal y convencional a morir en el intento pos de los sueños? Esas incógnitas resonaban en mi cabeza, pero, ¿acaso yo encajaba con esos perfiles?
La respuesta era no.
Yo no poseía una vida normal, o mejor dicho, ni siquiera tenía una. Estaba decidido y ardía en llamas por comenzar de nuevo.
— ¿Y bien? —Preguntó Hawkins luego de observarme un tiempo absorto en mis pensamientos— ¿Quieres hacerlo ahora?
Suspiré sentado allí en mi asiento. Hawkins y Will no dejaban de mirarme atentos mientras me decidía por hacer o decir algo.
— Antes de hacerlo, quiero pedirte algo. —Le dije a Hawkins y lo tomé un poco de sorpresa— Anteriormente me pediste que matara a un hombre sin siquiera conocerlo y estar involucrado con él. El que lo haya hecho, dejando atrás que era un cerdo que odié desde el vamos, en parte fue porque confíe en ti.
Ahora quiero que me devuelvas el favor antes de ser tu socio.
— No abuses de tu suerte, Johnson. —Espetó Will, pues no le gusto mi actitud.
Hawkins hizo un ademan con la mano en señal de alto.
— Interesante. —Sonrió Hawkins como el gato de Cheshire— A pasado tiempo desde que alguien me ve como un igual… y eso me gusta. Mucha gente me teme, y está bien, no hay que fiarse demasiado en alguien que aguarda demasiado misterio. Otros me respetan más de lo debido, y también está bien, me hacen sentirme alguien muy importante. Pero tú me has llamado socio, y veo en tus ojos la ambición encarnada. Veo que no le temes a la incertidumbre del mañana. Espero que conserves esa chispa después, mucho después de nuestro negocio... —Guardó silencio un segundo y ladeo ligeramente su cabeza—...socio. Dime, ¿que deseas?
Sonreí por lo que acababa de escuchar, sé que fue sincero en sus palabras.
Will solo suspiro descontento y sacó un puro de una caja; tal vez ya estaba harto de mí. No lo culpo. Yo también estaba harto de él.
Por otro lado yo siempre fui ambicioso, aunque desafortunado. La vida me jugó muchas malas pasadas, pero esta vez quería hacerlo bien. Esta vez quería pasarle por encima a aquellos que me pisotearon cuando apenas era un polluelo indefenso que quería volar.
Me sentí como un visionario que miraba el mundo comprimido en sus manos con inmensas ganas de aplastarlo, o moldearlo y manipularlo a su gusto. Me sentía capaz de todo y estaba dispuesto a pagar el precio. Hablé enseguida sin quitar una sonrisa retorcida de mi rostro.
— Muchos me llamaron loco por defender lo indefendible. Me decían: "huye lejos y olvídate de todo". Aun así, a pesar de los consejos y las circunstancias en mi contra, me aferré a mis ideales. En el acto, mi gente me abandonó. Y ahí, en aquella fría jaula, me di cuenta que la lealtad está infra y sobre valorada. Me quedé solo, pero sirvió para alimentar mi ira. Esa misma ira fue cobijada con miedo, y el miedo se convirtió en cobardía y miseria. Pero eso se acabó. El momento llegó y ahora solo pido un deseo antes de comenzar. —Me puse de pie y miré las luces de la ciudad a través de la opacidad del ventanal, y con una chispa de confianza en mi mirada, continué— Te pido solo una razón para desafiar cualesquier hombre, situación y circunstancia por el bien de mis ambiciones. Dame una razón para creer que los confines de la tierra pueden ser míos, y así, no temerle ni a los límites de la muerte y lo que hay más allá de lo inconmensurablemente visible. Dame eso y más, y no solo creeré en ti. También verás a un hombre voraz, implacable y poderoso conquistar todo lo indomable. Verás que la inmortalidad y toda la capacidad para ser algo más que anormal, se pueden quedar cortas ante un hombre sediento de aquello que tanto desea. Aquello que alguna vez tuvo y se lo arrebataron.
Dame todo eso y algo más, y yo seré lo que tu esperas... y algo más.
Hawkins me miraba con atención y sorprendido, tal vez.
Yo, por mi parte, no creía lo que acaba de decir, pero era verdad. Estaba dispuesto a sobrepasar cualquier límite por mis deseos. Después de treinta y ocho años, estaba listo para afrontar todo y a todos en pos de mis ambiciones y deseos. No tenía nada que perder, y ahora que si creía que tantas cosas eran posibles, no iba a detenerme.
Hawkins comenzó a aplaudir levemente mientras Will solo me miraba con recelo.
Volví a tomar asiento, asentí y acerqué el contrato.
— Puedo darte lo que deseas, confía en mí. —Dijo Hawkins y acercó un tintero y la pluma al alcance de mis manos— Pero insisto. Será difícil.
Editado: 24.06.2019