Anastasia y el mundo de él

Capítulo 11

    Al llegar a la casa Elissa me está esperando en la puerta, con los brazos cruzados.

    —¿Qué estaban haciendo? ¿Por qué tardaste tanto?

    —Sólo nos despedíamos, como tú dijiste —Me río suave, si hubiéramos podido nos habríamos quedado un rato más.

     —Ok, me debes una torta por esperarte —Se ríe y me abraza, entramos juntas a la casa.

    —Podrías haber entrado, nadie hubiera notado mi ausencia.

    —Anastasia, que bueno que viniste —Miro sorprendida a Mónica, normalmente ella siempre abraza a Elissa y luego si le sobra tiempo me da un beso—. Necesito que hagas un mandadito —Ahora todo es normal—. Vamos, muévete que el super cierra en un rato.

    ¿Un mandadito? ¡JA! Me da una lista de cosas, normalmente puedo recordar las cosas que hay que traer, pero siempre es Tere la que me pide que traiga cosas, así que me pide tres o cuatro, sólo lo que hace falta en ese momento. Sin embargo, Mónica quiere que le traiga el super entero.

    —Me cambio y voy, así vestida no puedo traer tantas cosas.

    —Apúrate, no quiero que cierre el super.

    Suspiro, una persona normal no querría que una joven de catorce años ande tan tarde en la noche sola por las calles, aunque a ella le preocupa que cierre el super.

    Me saco mi linda ropa y me pongo el deportivo que uso para entrenar el cual ya tiene las rodillas gastadas, necesito ahorrar para otro, o terminaré con las rodillas llenas de raspones.

    —Vuelvo en seguida —suspiro al ver que nadie responde ¿Tengo que sorprenderme? Nunca nadie me quiere acompañar a hacer mandados, aun así me vengaré, me compraré un tarro de helado y lo esconderé en lo más profundo del refrigerador para que nadie más lo coma.

    Al cerrar la puerta me conecto los auriculares y voy escuchando música, de vez en cuando bailo, según si me gusta mucho la canción o no, incluso si me emociono demasiado la canto, aunque en seguida me da pena y me callo. Algunas personas me miran raro ¿Qué esperan? ¿Qué vaya amargada a traer más que mi propio peso en bolsas de super? No gracias, prefiero ir feliz, con música, cantando o recordando el lindo día que tuve, con mis primos, mis tías y mi novio.

    Cuando entro el del super me ve con mala cara y peor cuando tomo un carrito, faltan quince minutos para que cierre, no quiere que lo retrase. Así que tomo rápidamente las cosas, no quiero provocar que trabaje más tiempo del que le pagaran.

    Las cosas pesan más de lo que esperaba y para colmo no había helado del que me gusta.

    Por suerte cuando voy de regreso a casa no hay nadie, las calles están totalmente desiertas, así que puedo cantar libremente, sin sentirme cohibida, simplemente tratando de no enojarme y que el día siga siendo perfecto.

    A dos cuadras de distancia las bolsas empiezan a moverse, me golpean, sorprendiéndome, grito y las suelto aterrada, aun así no caen al suelo, siguen pegadas a mis manos.

    Intento tirarlas lejos, zafarme de ellas, cosa que no lo logro, siento como el asa me aprieta las manos, los dedos se me comienzan a dormir.

    Algunas latas salen de las bolsas y vuelan a mí alrededor, junto con las manzanas y algunas mandarinas. Las sigo con la mirada al principio, sin embargo, cuando comienzan a pegarme me cubro con las manos intentando protegerme. Corro para alejarme, de todos modos me siguen y logran golpearme igual.

    Tal vez al llegar a casa logre esconderme de los alimentos que me persiguen. Corro más rápido, hasta que tropiezo y caigo, me abrazo a mis rodillas y escondo la cara allí, ahora hay menos espacio para golpear.

    Intento pedir ayuda, grito, con todas las fuerzas de mis pulmones, aunque no hay nadie cerca, intento sacar mi celular para pedir ayuda, al sacarlo el cable de los auriculares se enredan en mi cuello, no puedo respirar, me ahogo. Las cosas siguen golpeándome, seguro me dejarán moretones.

    Cada vez me hace falta más aire, llevo las manos al cable, intento arrancarlo, logrando que se cierre más, no puedo respirar, se me nubla la vista, el piso se mueve y pierdo el conocimiento.

    Un rato después siento sonar el rington de mi celular, reacciono, contesto, intento hablar, pero me siento perdida y mareada, tengo la boca seca y no me salen las palabras por la garganta.

    —¡Por dios! ¿Donde estás? ¿Por qué tardas tanto? Ya hace más de media hora que cerró el super —¿Tanto? pero si acabo de salir... espera ¿Dónde estoy?

    —Ya voy —Trato de sonar calmada, de todos modos sé que no me sale ni parecido. Corto antes de que Elissa se ponga más histérica.

    Me levanto como puedo, todo está en las bolsas, miro mis manos y no tienen marcas de que las hubieran intentado estrangularlas, tanteo mi cuello y parece normal.

    Qué horror, estoy segura de que algo sucedió, es la segunda vez que me veo morir y esta vez no es culpa del cansancio ni de nada ¿Me estoy volviendo loca? ¿Tengo fiebre? No, es algo más, siento que mi cuerpo está bien, aunque no logro saber qué me pasa.




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