Anastasia y el mundo de él

Capítulo 44

   Consigo relajarme un poco el resto del tiempo que estamos juntos allí, tratando todo el rato de no pensar en la nueva vida que me espera, probablemente una de mentiras y... ¡Basta!

    A última hora de la tarde gruño mirándome al espejo, suspiro y me dejo caer sobra la cama, conseguí deshacerme de mi guapo novio por un rato, con la excusa de cambiarme de ropa para la fiesta que inicia a cualquier momento.

    Hace como cinco minutos que estoy vestida y con el cabello atado en un moño, dejando algunos rulos sueltos, por gusto claro está.

    —Permiso —Cara entra y se deja caer junto a mí en la cama—, nadie sabe lo que eres con sólo mirarte.

    Agradezco que entienda mis dudas y se haya pasado para aplacarlas.

    —¿Tú y Keith son brujos verdad? —Ella afirma— ¿Santi lo sabe? —Vuelve a afirmar y eso hace que sienta esperanza, tal vez Ema y yo sí tengamos un futuro sin mentiras.

    —No te ilusiones hermosa, él no lo aceptó —De acuerdo... esto no pinta bien, se me ocurre una pregunta, no sé si quiero saberle la respuesta, aún así se repite en mi mente una y otra vez ¿Lo hechizó?—, al menos no al principio, estuvimos un año entero separados, al final —¡Uf! Qué bueno, ya me había asustado— y luchando contra todos sus principios terminó aceptándome, aun hoy, después de años, le cuesta, especialmente porque su familia no sabe nada.

    A mi mente viene el recuerdo de los álbumes familiares donde Cara aparece poco después de la muerte de Yves y en algún punto desaparece por un año, ahora esa ausencia tiene todo el sentido del mundo. De todos modos no puedo evitar preguntarme qué le habrá dicho el chico a sus padres, yo habría creído que les dijo la verdad, pero de haber sido así ella no podría haber vuelto porque eso implicaría que los Misiajalaná saben la verdad y no es el caso. Seguro que si saben la verdad y ella vuelve de Santi, ahora ella estaría muerta... Que es probablemente lo que me pase a mi porque cuando Ema se enoja no razona... tampoco lo hace mucho estando tranquilo, pero no es el caso.

    ¿Por qué habrá guardado el secreto? ¿Tanto la amaba que a pesar de sentirse traicionado le cubrió la espalda? Seguramente es eso, porque de lo contrario no creo que la hubiera perdonado, además el amor que se tienen es palpable, no sólo cuando hacen demostraciones públicas de cariño, incluso se nota cuando hablan el uno del otro, o cuando se miran sin que el otro se de cuenta.

    —Además nuestra relación era mucho más sólida cuando lo supo, íbamos a mudarnos juntos y todo, por eso creí que ya no podía ocultárselo más, ya eran muchas mentiras, las cuales me mataban día a día un poco más. Dicen que con el tiempo te acostumbras a mentir, eso no es cierto, no si le mientes a quienes realmente amas.

    Afirmo decepcionada, no sé si Ema pueda aceptarlo y con el paso del tiempo menos, mientras más tiempo suele tener para pensar en las cosas que le molestan más se molesta y con una traición debe ser peor.

    —Tienes que saber que esto es peligroso Nasty, no sólo los Misiajalaná creen que todas las brujas son malas, la mayoría de los cazadores creen eso, tarde o temprano lo descubrirán e irán a por ti, tienes que tener siempre un respaldo, por eso nosotros escapamos aquella noche, supimos a tiempo que me descubrieron.

    » Tuve que abandonarlo todo, nunca podré volver a Italia, a mi hogar y Santi tampoco por haberme seguido, debes ser muy cuidadosa, en especial si sigues cazando. Keith te explicará todo mejor luego, aun así tienes que cuidarte siempre, no sé qué provoca tu mechón si lo ve un cazador, así que en principio no tendrás problema, sin embargo, nunca ningún cazador debe verte usar magia, ni siquiera por error.

     Afirmo, genial ¿Qué más tengo que tener en la mente? ¿Hay algo más de lo que debo cuidarme?

     —Tranquila, con el tiempo aprendes qué decir y qué no, también debes saber que tienes todo mi apoyo, especialmente ahora que viviremos aquí en Montevideo.

    —Lamento que hayan perdido su hogar.

    —Lo lamento por Keith, por mí no, mientras esté con Santi, cualquier lugar será mi hogar —Sonríe, hay tanto amor en sus ojos, me alegro de que Santi la aceptara, no me gustaría que todo ese amor se transforme en dolor, ella es una buena persona—. Además Santi ya no era feliz allá, él quería volver, estar con su familia, pero no me lo decía porque eso implicaría que tengo que elegir entre su felicidad cerca de su familia o la mía cerca de mis seres amados —Ríe, no porque le parezca gracioso, sino porque le parece tan tierno que le da gracia—. La diferencia es que mi única familia es Ricardo y ustedes y resulta que todos están aquí, no tengo a nadie para extrañar, o no demasiado al menos.

    Quiero responder, mas no sé qué decir, ella parece feliz, aunque tal vez no deba, o sí, no lo sé.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.