Suspiro y sin apartar la mirada de esos ojos que me transmiten tanto cariño levanto el pie y lo apoyo en el primer escalón.
Sin lugar a dudas el primer paso es el más difícil, aunque éste sólo me lleva al frente de la iglesia, aun así, temo que por poner un pie dentro del terreno ya sea más que suficiente para morir.
Por suerte no es suficiente, los siguientes pasos los doy tranquilamente, un poco más confiada.
Es así al menos hasta que llegamos a las escaleras, allí me entra el pánico nuevamente, afortunadamente Ema tira de mí al subir, por lo que esta vez no tengo tiempo para dudar.
Por fortuna nuevamente tampoco pasa nada, debo admitir que se me escapa un muy suave gemido al pisar el primer escalón.
Ahora sólo queda entrar, atravesar las puertas de madera que tienen una cruz muy bonita y ganar la apuesta.
Me repito una y otra vez que no disfruté matando a la bruja, que no debo preocuparme, no lo hice con maldad... ¿O sí?
No tengo mucho tiempo para pensar en si hice bien o no, simplemente Ema sigue arrastrándome al interior, por lo que de repente me encuentro allí, así, sin más ni más, vivita y coleando.
—¿Por qué lloras muñeca de porcelana? ¿Tienes miedo?
Otra vez la rabia me invade, no me di cuenta en qué momento empecé a llorar, tal vez cuando comencé a subir los escalones, que fue el instante en que más angustiada me sentí, la verdad no lo sé, lo que sí sé, es que ahora tengo que improvisar.
—Ya entré —Le miro dejando que el enojo haga de mí una furia—, así que ahora debes tratarme bien—Miro a Ema aún enojada—. Y tú, hablaremos muy seriamente de esto después ¿Entendido? —Mi novio me ve sorprendido, aunque sabe que no debe contradecirme en este estado, por lo que se queda en silencio y simplemente afirma— Me voy a casa de mi tía, desde aquí saben llegar a su destino ¿Verdad?
Ema vuelve a afirmar y recién en ese momento me doy cuenta que Matías no está, lo busco con la mirada y lo veo corriendo, al menos dentro de sus posibilidades, hacia nosotros.
Es un poco chistoso cómo cojea... bueno, porque es él y es odioso, de lo contrario no lo sería.
—Espera, espera, dije que dejaría de molestarte cuando salgamos de aquí los tres vivos, aún falta la prueba de oro.
De pronto saca un frasco de su espalda.
Maldita sea, es agua bendita.
Por suerte esta vez los reflejos me funcionan bien y consigo esquivar el agua. Por desgracia generalmente después de una buena noticia viene una mala, en este caso viene la noticia de que comienzo a perder el control de mis poderes, otra vez en menos de una hora.
Lo peor de todo, sin lugar a dudas, más allá de la humillación por la que Matías intenta hacerme pasar, es que deseo desde lo más profundo de mi corazón electrocutar al chico.
En mi mente puedo ver claramente cómo su cuerpo tiembla al recibir la súbita descarga, incluso cómo luego de unos segundos sus ojos pierden la poca vida que tienen y su cuerpo cae inerte, incluso puedo ver su cabeza rebotando al golpear contra el suelo.
No sé en qué momento mi mente se nubla y se centra únicamente en ese pensamiento, sólo sé que cuando regreso a la realidad Ema está con el puño alzado y su cuerpo inmovilizando a su primo, quien está intentando cubrirse el rostro y liberarse al mismo tiempo, de cualquier modo, parece más preocupado por taparse que por conseguir liberarse.
Creo que lo que me regresa es el fuerte ruido que viene del exterior, acompañado del temblor del piso y la segadora luz que entra por las pequeñas ventanas.
Tampoco es que consiga despabilarme totalmente como le pasa a Ema.
En momentos así es cuando más siento no ser cazadora, mientras me quedo paralizada por la sorpresa, mi novio deja de golpear a su primo, llega hasta mí y me saca a rastras de la iglesia, incluso pone su mano sobre mi cabeza, como si así pudiera protegerme de cualquier cosa que intente lastimarme.
En la entrada no hay nadie, todo parece estar en calma, en la calle puedo ver algunos peatones perturbados, aunque sólo son algunos, en su mayoría el mundo sigue con normalidad. Como si no acabara de pasar algo rarísimo y lo peor es que no veo nada que pueda indicar qué sucedió.
Un terremoto seguro que no es, porque Uruguay no está en zona de movimiento tectónico y además no explicaría la luz. Una bomba tendría que haber hecho más daño o mínimo dejar una señal de dónde fue detonada, por eso no se me ocurre qué puede haber causado esto.
Bueno, sí se me ocurre, una bruja, pero si así fuera deberíamos poder verla, no creo que ataquen iglesias sólo porque están aburridas y luego se vayan, sin ver lo que han logrado.
—¿Fue un rayo?
Me giro para decirle a Ema que es una locura, está soleado o al menos lo estaba cuando entramos, ahora, que estoy de frente a la iglesia, puedo ver una muy solitaria nube, la cual está exactamente sobre la iglesia y sólo sobre ésta.