—07—
…s…
Por un momento pude ver los ojos de Caelum ensombrecerse con miedo. “A la Orden no le gustan los instigadores.” Carajo.
—Puede ser, aunque no podemos asegurarlo.
Enzo dijo con seriedad.
—¿Qué haremos? —pregunté con un toque de temor.
Sabíamos que les sucedía a los rebeldes.
—No acobardarnos, obviamente. —Enzo determinó poniéndose de píe.
Levanté la vista hacia él.
—¿Cierto? —insistió con los ojos en su primo.
—Es demasiado arriesgado, Enzo. Debemos hablar con los demás y avisarle a Hannes. Tal vez él sepa algo.
—No, creo que es mejor que se quede entre nosotros por ahora ¿Qué tal si solo sospechan de nosotros? Tal vez no tiene nada que ver con el libro, tal vez solo querían dar un escarmiento. No debemos involucrar a Hannes, es peligroso. Recuerda que no solo somos nosotros, hay un grupo de Orionis detrás.
—Creo que Caelum tiene razón —declaré con una mueca—. No podemos seguir a sabiendas que es posible que la Orden este investigándonos.
—No lo sabemos. Podemos ser más discretos —insistió.
—Lo hemos sido.
—Difiero de eso. —Caelum dijo mirando la puerta del baño—. Esta más involucrada de lo debido.
—Eso es porque ustedes se empeñaron en obtener el libro por medio de ella.
Hablé a la defensiva. No trates de culparme a mí, Caelum Hannover.
—Tu debías alejarte de ella, sin embargo, tienes razón. Enzo y yo fuimos descuidados.
—¿Alejarme de mi mejor amiga?
—Es una humana, Sienna —espetó con seriedad—. Ella no tiene cabida en tu vida, no sin que tengas que mentir todo el tiempo. Sin olvidar que siempre existirá el riesgo de poner en evidencia nuestro mundo, el anatema no es un juego.
Mis ojos se pusieron vidriosos, pero no intenté responder. Tiene razón. Las mentiras y los paralelos me habían ayudado con ella sin romper el anatema, sin arriesgarlo todo. Pero no se cuanto más podía vivir así ¿Toda la vida? Ahora entiendo porque no conviven más de lo debido con los humanos.
Becca golpeó la puerta del baño.
—¿Qué le diremos? —cuestioné afectada por la verdad de sus palabras.
—Podemos decir que fue un intento de asalto, sigue siendo una posibilidad.
Caelum propone acercándose a la puerta del baño.
—¿Cómo explica el que estemos escondidos aquí? —pregunté negativa.
Nos miramos en silencio una vez más.
—Yo me encargo —Enzo dijo con una sonrisa reconfortante.
Mi corazón se ablandó por su apoyo. Caelum abrió la puerta dejando salir a mi mejor amiga.
—¿Entonces? —El tono de su voz era exigente.
Enzo tomó un respiro antes de hablar. Más mentiras. Sintiendo la vergüenza inundarme, me alejé un poco para no mirarla.
—Le debo dinero a alguien, como podrás imaginar no se trata de alguien amable. No he podido saldar la deuda y ahora quieren acorralarme.
Caelum tenía su mirada fija en mi rostro.
—¿Le debes a algún tipo de mafia?
Becca preguntó con incertidumbre.
—Se podría decir.
—¿Qué clase de deuda?
—No necesitas saber eso.
—Claro que si —rechistó mi amiga—. Para mi mala suerte estuve ahí cuando sucedió, así que al menos merezco saber que me puso en peligro.
Enzo le dedicó una mirada impasible antes de abrir la puerta del balcón y salir encendiendo un cigarrillo.
—Que cabrón —gruñó Becca —¿Tú también debes dinero?
—No —se limitó a decir y salió junto a su primo.
Suspiré con pesadez preparándome para enfrentarme a ella. Querrá saber más y yo solo tenía más mentiras para decirle.
Cuando la miré estaba sentada sobre el mueble de la televisión con sus ojos en mí.
—¿Sabías algo? Me refiero a antes de que hablaran los tres.
Negué con la cabeza.
—Es mi culpa, lo siento mucho Becca.
—No es tu culpa. El idiota está metido en problemas no tú, ni siquiera tu chico.
Becca se encogió de hombros.
—No lo llames mi chico —resoplé con diversión.
—¿Qué no se supone que son privilegiados? —cuestionó—. ¿Por qué tuvo que recurrir a eso?
—No lo sé —dije con honestidad. Porque es mentira.
—Solo ten cuidado, es peligroso para ti. Siempre andas con ellos. Es lo único que me importa.
Mi amiga se sentó a mi lado envolviéndome en un abrazo. Sentí mis ojos arder con furia y tristeza. Soy la peor mejor amiga del mundo.
—Pasaremos la noche aquí. —Caelum entró seguido de Enzo.
—¿Es necesario?