Anatema

Por un libre año nuevo.

—14—

…s…

Mentiría si dijera que no me importaba, que no me dolía que el prefiriera guiarse por los prejuicios que ahora más que nunca sabemos que en realidad no importan. También estaría mintiendo si dijera que no me incomodaba la presencia de su madre o la forma en la que parecía observar cada uno de mis movimientos. No es que oculte su desagrado hacia mí.

Cuando estaba en la sala con Enzo y vi entrar a su madre junto a la de Caelum, la manera en que la señora Aquila me miró ya no trataba de aparentar educación, pude sentir que ella sabía lo de su hijo y yo. Pero la gota que derramó el vaso fue la vergüenza que me hizo sentir saber que Caelum prefería recurrir a la mentira en vez de afrontar a su madre.

Debería detestarlo, eso y todo lo demás que me había hecho debería ser suficiente para que el amor irracional que sentía por él desapareciera de una maldita vez. Pero no era así y ahora comenzaba a dudar si algún día llegaría a hacerlo; a pesar de que intenté recordar que la investigación sobre el mundo Orioni era la principal causa por la que tenía un conflicto familiar, yo y creo que cualquiera que me conociera, sabía que Caelum Hannover era el verdadero motivo.

—Aun no entiendo. —Becca siguió farfullando—. Pensé que el haría algo diferente.

Acabábamos de regresar a nuestra habitación para descansar un rato.

—Y olvida lo que te dije sobre destellos de la realidad, la realidad de ese imbécil es una mierda.

Una sonrisa triste se dibuja en mis labios. Mi mejor amiga no se había dejado apantallar por la personalidad de Caelum. Ellos comenzaban a llevarse bien, incluso diría que a Becca le agradaba bastante. Pero los acontecimientos recientes fueron suficientes para que mi mejor amiga lo pusiera en su lista negra. Me atrevía a decir que estaba debajo de ese niño que había hecho que se quebrara una pierna y no pudiera ir a un concierto cuando tenía diez años.

—Si lo es —suspiré.

—Deberías dejar la dichosa sociedad y alejarte de todos ellos.

Recordé a Caelum temblando en mis brazos, gritando de dolor. “No te vayas”

—No todos son como él, Becca.

—Eso espero, solo he conocido a fondo a un par de idiotas —masculló recostándose a mi lado.

—Enzo es diferente a Caelum —aseguré—. Se que no se llevan bien, pero tú sabes que a él no le importa la procedencia de las personas.

Becca permaneció en silencio, considerando.

—Su mamá es agradable, tal vez lo saco de ella. Caelum dijo que a ella no le importa tanto la clase social de las personas ¿No? ¿Por qué a los padres de Caelum sí?

“Mi casa esta embrujada, Sienna”

—Becca —murmuré agobiada—. Si te cuento algo ¿Prometes no mencionarlo jamás? Incluso si estas furiosa.

Mi amiga se recargó en la cabecera mirándome preocupada.

—Lo prometo.

—Se que has estado algo frustrada respecto a mi situación con Caelum

—Bueno, no estas actuando como la Sienna que conozco. No entiendo porque te dejas pisotear por él.

Crucé las piernas sobre la cama haciendo una mueca. Ella tiene razón.

—Antes solo se trataba de mis sentimientos por él, todo era diferente y complicado. Pero poco a poco fui descubriendo cosas de él que me hacían ignorar actitudes o situaciones en las que me lastimaba, no las supe por él, sino por sus primos o sus amigos.

Becca mantenía sus ojos atentos en mí.

—Cuando recién lo conocí, hubo veces en que lo encontré en una clase de trance y al salir de estos él parecía vulnerable, incluso compartía cosas que nunca haría comúnmente —hablé con calma—. Empecé a notar que hablar de sus padres era una línea que no debía cruzar y ciertos comentarios de Enzo y Helena solo alimentaban mi curiosidad.

Tomé un respiro, dudando si debería compartirlo con ella.

—Pero hubo una vez en la que me confeso algo y entre eso dijo que odiaba a sus padres —omití la parte en que yo estaba en un subespacio—. Luego de eso yo até cabos, pero hace un par de noches él se abrió respecto a eso.

Recordar la manera en que el lloraba y gritaba dentro de sus recuerdos hacía que me doliera el corazón.

—No lo dijo tal cual —dije con tristeza—. Pero estoy segura de que ha sido abusado toda su vida.

Las lágrimas comenzaron a acumularse en mis ojos.

—Dijo que su padre es un monstruo. Cada vez que yo lo he mencionado o cuestionado respecto a él, veía como su semblante se endurecía y su actitud se tornaba fría. Ahora sé que se trata de miedo y sus episodios son el producto de lo que le ha hecho.

Becca tenía sus ojos bien abiertos.

—Oh, Becca —gimoteé—. Si hubieras visto el estado en que lo encontré hace unos días, como parecía estarlo viviendo de nuevo. Cuando Caelum me dijo al inicio de nuestra relación que su padre lo mataría si se enterara, lo tome como un comentario exagerado.

Aparté las lágrimas de mi rostro, queriendo ir a buscarlo y protegerlo de todo.

—Ahora puedes suponer que no es un decir. —Becca dijo con voz apagada.




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